LA AMBICIÓN
Todas las citas bíblicas se encierran
entre comillas
dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares
en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras
versiones, tales como:
BTX = Biblia Textual, © 1999 por Sociedad
Bíblica
Iberoamericana, Inc.
LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright
1986,
1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.
VM = Versión Moderna, traducción de
1893 de H. B.
Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).
La
ambición es,
especialmente, un pecado de los grandes, y los mayores de todos los males son
debido a ella. Satanás transgredió por causa de ella, y sus seguidores
prosiguen aún con afán el mismo curso, procurando la grandeza mediante el
seguimiento de los deseos de sus propios corazones.
Sin
embargo, existe
una cosa denominada 'loable ambición', ya que en tres lugares del Nuevo
Testamento la palabra Griega que significa "ser ambicioso" (aunque no
ha sido traducida así en ninguna de las versiones Inglesas que nos son
conocidas, excepto en la anotación al margen de la 'Revised Version') es usada
a modo de exhortación o como modelo. Nos proponemos, por tanto, investigar
brevemente en cuanto a los modos de obrar en que es correcto ser ambiciosos.
En
primer
lugar, en 1ª. Tesalonicenses 4: 11, 12, está escrito, "que procuréis
[lit., que ambicionéis] tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros
negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a
fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis
necesidad de nada [o, "de nadie" - NTPESH, NVI].
Qué hermosa ambición, y, además, al alcance de
la persona de la más baja condición social. No hay necesidad de ser reyes, o
pertenecer a los grandes de este mundo, para seguir esta prescripción; pero de
qué manera cambiaría el mundo Cristiano si los Cristianos sólo la obedecieran.
A David se lo fue a buscar mientras estaba
cuidando las ovejas de su padre, para ser ungido por Samuel. Amós era un
"boyero y cultivador de sicómoros", y Jehová le tomó "cuando
pastoreaba el rebaño" (Amós 7: 14, 15 – LBLA), y Jehová le dijo, "Vé,
profetiza contra mi pueblo Israel." (Amós 4:15 – BTX). A los pastores que
seguían a sus rebaños por la noche, la Palabra del Señor vino al nacer el
Salvador.
Qué hermoso es ver al pueblo de Dios seguir en
silencio y fielmente, independientemente del estado en que se puedan encontrar.
Estos creyentes no dan problemas en la Iglesia, no desean la grandeza humana,
están satisfechos con su porción, no interfieren con los demás, aunque están
siempre deseando mostrarles bondad, y están dispuestos a dar a aquel que
necesita. Por otra parte, qué problema espantoso ha sido causado por aquellos
que no interfieren con los asuntos de los demás, y sin embargo se entrometen en
aquello con lo cual no tienen nada que ver. La malicia, la envidia, el
denigrar, y el hablar mal acerca de los demás a sus espaldas entran aquí, y un
daño tremendo es producido.
"Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete
abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras
de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies
presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que
siembra discordia entre hermanos." (Proverbios 6: 16-19).
Aquel que es ambicioso según lo planteado por
el Apóstol al escribir a los conversos Tesalonicenses (1ª. Tesalonicenses 4:
11, 12), será guardado de estos siete pecados aborrecibles para el Señor.
¡Lamentablemente! debido a la falta de seguimiento de esta prescripción,
cuántos (sí, incluso reputados líderes religiosos) han caído en estas grandes
trampas, y se debe decir, "¡Cómo han caído los valientes!" (2º.
Samuel 1:27). ¡Oh Dios, da a todos Tus hijos esta hermosa ambición, que
caracteriza sólo a los débiles!
En segundo lugar, en 2ª. Corintios 5: 9, 10,
está escrito, "Por tanto procuramos [lit.,
"ambicionamos"] también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque
es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para
que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea
bueno o sea malo."
Esto es lo que Pablo y sus compañeros hacían. Y
está escrito que todos nosotros podemos tener la misma bienaventurada ambición,
porque todos debemos ser manifestados delante del tribunal de Cristo.
¿Qué puede ser más importante, más digno de
cada alma redimida, que andar siempre en la perspectiva del tribunal de Cristo
con un deseo apasionado de complacerle o agradarle a Él? Él es nuestro Señor
supremo. Todos los derechos eran Suyos porque Él es el Creador; pero por medio
de la redención, Él nos ha hecho libres para que podamos pertenecerle mediante
el más fuerte de todos los vínculos. Somos amados infinitamente, y hemos sido
comprados por sangre para que Él pudiese adquirir derechos especiales sobre
nosotros para bendecirnos más allá de toda medida.
Ay del alma que deja que algún hombre, o grupo
de hombres, interfiera entre el Señor y su conciencia; y un doble 'Ay' a aquel
que procura interponerse entre el Señor y cualquier otra alma. El Señor obrará
con prontitud sobre el tal.
Es cierto, obviamente, que debemos someternos a
la autoridad humana —a reyes y gobernantes, a los padres, maestros, guías
espirituales, ancianos, y a la Iglesia (véase
Mateo 18:17, etc.), pero nunca debemos hacer esto si este sometimiento
reemplaza la autoridad del Señor. Independientemente de lo que puedan decir los
hombres, y a pesar de lo engañoso que sean sus argumentos, si ellos nos piden
que hagamos lo que no es agradable al Señor (en la medida que lo sepamos, ya
que somos poca cosa), entonces sólo tenemos que responder, "Es necesario
obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29), y aceptar las
consecuencias.
En el Catolicismo Romano el sacerdote se
interpone entre el Señor y el creyente; pero, ¡por desgracia! el principio de
Roma se extiende mucho más allá del Catolicismo Romano. La excomunión, y el
boicot, y el temor, son ejercidos en la Inglaterra Cristiana para obligar a los
hombres a acallar sus conciencias, y para que se sometan a los hombres antes
que obedecer a Dios, y que no teman las consecuencias de hacerlo.
Amados hermanos Cristianos, que nuestra pasión
sea agradarle a Él, sin importar lo que ello conlleva. ¿Acaso no puede el Señor
consolar aun aquí en la tierra? ¿Acaso no hay cien veces más para aquel que
sufre pérdida por Cristo, incluso en esta época actual? ¿Acaso no vale la pena
todo para Cristo venir a esa alma y cenar con ella, y para que esa alma cene
también con Él?
Bueno es decirle al Señor, incluso con
lágrimas, «Señor, soy tan poca cosa, que yo no sea engañado, que no extravíe el
camino, que pueda oír Tu voz, que comprenda y conozca Tu voluntad. Haz que yo
esté dispuesto a sufrir cualquier cosa en lugar de apartarme de Ti, Señor.»
Pero no está bien, debido a que somos poca cosa, seguir a cualquier hombre, o a
algún grupo de hombres, por muy grande, sabios o inteligentes que ellos puedan
ser, diciendo, «¿Qué otra cosa podemos hacer?» No, siendo conscientes de
nuestra absoluta debilidad e insuficiencia, pongámonos en marcha libremente,
confiando en la plena suficiencia de Cristo, y rechazando al hombre y toda su
pretensión, si es que no podemos decir que el Señor así lo ha ordenado.
Pronto estaremos ante el tribunal de Cristo.
¿Qué nos importa, entonces, la censura de los hombres? Por lo tanto, sigamos
adelante confiando en el Señor, dejando que el viento se lleve todo lo demás,
para que podamos agradarle a Él. ¡Oh Dios, haz que ésta sea nuestra ambición!
La tercera ocasión en la que se usa la palabra
"ambición" es en Romanos 15: 20,21, "pero teniendo ambición de
predicar de este modo la buena nueva, no donde ha sido nombrado Cristo, para
que no edifique sobre cimiento de otro; sino antes, según está escrito: Verán
aquellos que no tuvieron noticia de él, y los que no han oído, entenderán."
(Romanos 15: 20, 21 – VM).
Esta ambición es mencionada como siendo personal
de Pablo, y en el sentido pleno en que es aplicable a él, no puede ser aplicada
a muchos de nosotros. Pero como toda la Escritura es aplicable a todos nosotros,
y nada se dice a modo de
curiosidad gratificante, por tanto, tiene que haber un sentido en el cual nos
beneficiemos mediante estos versículos.
Aun en la actualidad, existen muchos lugares
donde el evangelio no ha penetrado. Es cierto que ha habido una maravillosa
apertura del mundo al evangelio ahora último, y no hay ahora muchos países
donde nadie haya oído acerca de Cristo. Podemos decir que no somos llamados a
involucrarnos en semejante obra pionera. Bien, que así sea; pero ustedes pueden
sostener, con toda su afinidad de sentimientos, sus oraciones, y con todas sus
cosas materiales, a aquellos a quienes Dios ha llamado a estas arduas labores.
En cuántos casos se ha abierto un nuevo terreno por muchos que han entregado
sus vidas a la causa, por ejemplo, en al caso de la misión Congo-Balolo. [*]
[*] El
autor se refiere aquí a la Misión Congo-Balolo (CBM) que fue una sociedad
misionera Bautista que estuvo activa en lo que ahora se denomina República
Democrática del Congo y que comenzó sus actividades en 1889.
Muchos que generalmente no son llamados
mártires porque murieron más bien por enfermedad y no por espada, no son menos
mártires, y han puesto, literalmente, sus vidas para abrir un lugar u otro al
evangelio de Cristo. El Dr. David Livingstone fue verdaderamente uno de ellos,
y también el Honorable Keith Falconer, y muchos otros. Es probable que
conozcamos a algunos que están intentando semejante ardua labor, y están
afrontando los peligros inevitables. De no ser así, podemos descubrir
fácilmente a los tales. ¿Qué estamos haciendo para ayudarles?
Podemos tener así una pequeña parte en esta
hermosa ambición. Que Dios incline nuestros corazones a ello.
Aunque la obra arriba mencionada es muy
difícil, y está más allá del alcance de la mayoría de nosotros, excepto a modo
de comunión con los demás, existe un sentido menor en el que podemos tener una pequeña
parte en la misma ambición. No muchos pueden ir a países extraños, pero ante
nuestras puertas, y aun en la Inglaterra Cristiana, hay muchas almas tan
oscuras y tan ignorantes del evangelio como los paganos, entre los que han sido
educados y los ricos así como también entre los pobres. Pues bien, si usted va
a algunos de aquellos que están en tinieblas, y a los cuales jamás se les ha
hablado personalmente, de manera alguna, acerca de su alma, usted estará
haciendo, en su misma pequeña medida, lo que el apóstol hizo en su poderosa
medida. Dios, además, es el Dios de medida, y nos estima según lo que tenemos,
y no según lo que no tenemos. Que podamos ser fieles en lo poco, y Dios
bendecirá lo poco y nos dará más. Que sobre nosotros no sea pronunciada la
sentencia que se pronunció sobre el siervo que escondió su mina en un pañuelo.
(Lucas 19: 11-27).
Por tanto, a la vez que debemos procurar
fervientemente ser ambiciosos acerca de los dos planteamientos de los cuales
hablamos aquí, no descuidemos el último. Que Dios conceda que en aquel día
podamos dar cuenta con gozo y no con dolor.
S. L.
Jacob (1845-1911)
Traducido
del Inglés por: B.R.C.O. – Abril 2013.-