EL ALBOR DE LA
PROFECÍA
Todas las citas bíblicas se encierran
entre comillas dobles
("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles
(""), se indican otras versiones, tales como:
JND = Una traducción literal del Antiguo Testamento (1890) y del
Nuevo Testamento (1884) por John Nelson Darby (1800-82), traducido del Inglés
al Español por: B.R.C.O.
KJV1769 = King James 1769 Version of the Holy Bible (conocida también
como la "Authorized Version").
LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by
The Lockman Foundation, Usada con permiso.
RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por
Editorial Mundo Hispano)
VM = Versión Moderna, traducción
de 1893 de H. B. Pratt, Revisión
1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).
Contribuciones
Originales
T.S."
— Bible Treasury, 2nd Edition, Volume 1, June 1856.
(1st.
Edition, June 1856 [01:012])
"El
testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía."
Apocalipsis 19:10.
(1) [Vol. 01, 1856, p. 014]
El primer rayo de
esperanza, para el hombre caído, brilla de manera radiante, y no obstante de
manera extraña y misteriosa, desde la maldición pronunciada sobre el seductor
del hombre, Satanás. "Jehová Dios dijo a la serpiente: . . . pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te
herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar." (Génesis 3: 14, 15).
No hay promesa alguna hecha de manera directa a
la pareja caída. No hay gracia positiva alguna o rescate positivo alguno para
ellos, o siquiera ensombrecidos. Una imposición punitiva es pronunciada sobre
Satanás — que presagia incluso su destrucción; y la "simiente" de la
mujer, una cierta persona sencillamente designada así, ejecutaría la
retribución predicha. El daño que va a ser hecho al seductor sobrepasa aquel
que él había hecho, y serviría, para el hombre, en cuanto a que incluso una cabeza
herida trasciende a un calcañar (talón) herido. No obstante,
esto fue retribución solamente, y retribución sobre Satanás, no liberación para
el hombre, excepto en lo que se refiere a Satanás. La bienaventuranza
(bendición) positiva para la raza miserable de hombres no fue revelada aún. No
obstante, hubo un rayo de esperanza presentado, con independencia de cuán
misteriosa e indirectamente.
2. Pero la
promesa
positiva es concedida muy poco tiempo después; aunque el misterio cubrió aún la
revelación. "Pero
Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa
de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que
te maldijeren maldeciré; y serán benditas
en ti todas las familias de la tierra." (Génesis 12: 1-3). En este hombre,
el hijo de Taré, de Ur de los
Caldeos, habrá de alguna manera, en algún período, la concesión de
'bienaventuranza (bendición)', es decir, felicidad,
bienestar, sobre todas las familias del hombre. La naturaleza de la felicidad
predicha y prometida no es revelada. Nada es dado a conocer en cuanto a su
grado o su duración. El modo en que
se cumplirá no es explicado. Ello será 'en Abram.' ¿De qué manera en él? Nada
adicional es revelado. No
obstante, hay un fundamento positivo aquí tanto para la fe como para la
esperanza. Dios ha hablado, y Él ciertamente lo realizará. Un día el hombre
será nuevamente feliz. Esto será llevado a cabo de algún modo, a través de un
cierto Hebreo, Abram (no aún Abraham),
el hijo de Taré.
3. Pero no a través de él directamente.
El consumador directo de esta bienaventuranza maravillosa sería uno de la
simiente de Abraham. Esta afirmación adicional sale a relucir en relación con
el misterioso registro de una transacción que tiene referencia al sacrificio,
en el cual al hijo único de Abraham,
por mandato de Dios, se le había dado muerte y había sido ofrecido de manera
virtual. "Por mí
mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has
rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te
bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como
la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de
sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz."
(Génesis 22: 16-18). La bienaventuranza para las naciones emanará
a través de Uno de su simiente; no a través de sus simientes, "como si hablase de muchos",
en plural (Gálatas 3:16), sino a través de este grano de simiente, en singular.
Pero, ¿a través de cuál de entre toda
esta multitud prometida, innumerable como las estrellas, o las arenas del
océano? La promesa no especifica esto, y la fe debe esperar, y la esperanza
debe edificar sobre la certeza realmente proclamada. La felicidad universal es
predicha una vez más. Tal como había sido declarado anteriormente que "la
simiente" de la mujer infligiría venganza sobre Satanás; así se predice
adicionalmente que "la simiente" de Abraham introducirá la
bienaventuranza positiva. Así comienza a amanecer la luz en aumento de la profecía
— misteriosa y extremadamente indefinida hasta aquí; pero no obstante segura, y
plena de animadora importancia.
Hubo
también ritos y sacrificios místicos. Estos habían predominado, de
algún modo, casi universalmente entre los hijos de los hombres. Dichos ritos y
sacrificios parecerían denotar ciertamente algo que tenía referencia a librar
del pecado, y de sus consecuencias. Pero de estos tipos nosotros no hablamos;
siendo la palabra profética nuestro tema actual.
"Entonces
pronunció su profecía y dijo: "Dice Balaam hijo de Beor, dice el hombre
cuyo ojo es perfecto; dice el que escucha los dichos de
Dios, el que tiene el conocimiento del Altísimo; el que ve visión del
Todopoderoso, caído, pero con los ojos abiertos: "Yo lo veré, pero no ahora; lo contemplaré, pero no de cerca: Una
estrella saldrá de Jacob, se levantará un cetro de Israel. Aplastará las sienes
de Moab y los cráneos de todos los hijos de Set. También Edom será conquistada; Seír será conquistada por sus enemigos. Pero Israel
hará proezas; uno de Jacob dominará y destruirá a los
sobrevivientes de la ciudad." Al ver a
Amalec, pronunció su profecía y dijo: "Amalec fue la primera de las
naciones, pero su final será destrucción." Al ver a los queneos, pronunció su profecía y dijo: "Firme es tu habitación, y pones en la peña tu nido. Pero los queneos serán destruidos.
¿Para
cuándo Asiria te tomará cautivo?" Luego pronunció su profecía y dijo: "¡Ay! ¿Quién vivirá cuando
Dios haga esto?" (Números 24:
15 a 23 – RVA).
¡Cuán
brillantemente, en medio de todo su misterio, la luz resplandece
desde esta temprana profecía misma! Vendría Uno, a quien Balaam vería; "no
ahora", no obstante, sino en el futuro. El propio profeta contemplaría su
Anunciado de manera majestuosa; pero "no de cerca", no, para el ojo
del hombre, con acceso cercano. Aquel Misterioso, introducido así, sería como
una "Estrella", y Él asiría un "cetro". Él surgiría de
Israel. Él 'tendrá dominio'; pero, aparentemente, juicios universales deberían
introducirlo. Moab y Set, Edom y Seir, Amalec y los queneos — en las personas
de sus descendientes, en algún innombrado período futuro (un período remoto
según las afirmaciones anteriores del profeta), caerían bajo el poder vengador
del soberano predicho. Y la solemne conclusión extraída de los labios del
aterrado vidente, proyecta luz adicional sobre todo el anuncio. "¡Ay!
¿Quién vivirá cuando Dios haga esto?" (Números 24:23 – RVA). Llegará un
día, relacionado con la introducción del cetro y el dominio del soberano
predicho — un día tan grande y terrible como para poner en evidente peligro las
vidas de los hijos de los hombres. "¿Quién
vivirá cuando Dios haga esto?" El diluvio había pasado por la tierra.
Una promesa, con una séptuple perfección de repetición, había sido hecha *,
acerca de que nunca más toda carne perecería por un inundación de aguas. Pero
aquí está predicho, aparentemente, otro juicio universal — o casi universal.
"¿Quién vivirá cuando Dios haga esto?" El soberano de Dios debe
asumir Su poder en un modo tal, en una crisis tan terrible.
{*
Véase Génesis 9: 9, 11, 12, 13, 15 a 17.}
Tres
grandiosos acontecimientos alborean ya en la página profética. La
cabeza de Satanás será herida, las familias de toda la tierra serán hechas
felices un día, pero debe intervenir allí un día tan terrible como para extraer
de labios controlados, no obstante involuntariamente, la portentosa
exclamación, "¿Quién vivirá cuando Dios haga esto?" Uno, de la
simiente de la mujer — un cierto "Él" — infligiría la sentencia sobre
el seductor. Una cierta Simiente, no señalada más a fondo aún de entre la
incontable hueste que descendería de los lomos de Abraham, cumpliría la
bienaventuranza prometida. Una cierta "Estrella" y un cierto
"Cetro" de la progenie de Israel ejecutaría el juicio aparentemente
universal — asumiría el dominio aparentemente universal.
5.
Job, aunque reprobado por Dios, por haber oscurecido "el consejo
sin entendimiento", y teniendo que confesar con vergüenza y dolor al
final,
"Por
tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo
no comprendía" (Job 42:3), proporciona, sin embargo, un resplandeciente rayo profético —
más que
un rayo. Aventurando hablar con referencia a una resurrección futura, y
expresando una noción de que no habría resurrección alguna hasta el fin de
todas las cosas — "Hasta que no haya cielo" (Job 14: 10-12),
aventurando hablar así, él fue reconvenido por ello por Aquel único que podía
declarar la verdad con certeza. Job dijo, "Mas el hombre morirá, y será
cortado; Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Como las aguas se van del mar,
Y el río se agota y se seca, Así el
hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán,
Ni se levantarán de su sueño." (Job 14: 10-12).
Estas
palabras no pasaron desapercibidas al salir de labios del
venerable, y no obstante atribulado y confundido, sufridor. Con otras
desaconsejadas aseveraciones, ellas fueron tomadas en cuenta claramente cuando,
al final, Dios mismo se dirigió a Job.
"Entonces
respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:
¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?
-
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
¿Dónde
estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
¿Has entrado tú hasta las fuentes
del mar,
Y has andado escudriñando el abismo?
¿Te han sido descubiertas las
puertas de la muerte,
Y has visto las puertas de la
sombra de muerte?
(Job
38: 1, 2, 4, 16 y 17).
¿Cómo
podría él aventurar, entonces, la aseveración de que:
"Como
las aguas se van del mar, Y el río se agota y se seca, Así el
hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo"?
El
orden de la resurrección no había sido revelado aún. Solamente que
Job no debía aseverar lo que contradecirían directamente revelaciones completas
que serían hechas después. No obstante, Job pudo decir:
"¡Quién diera
que fuesen ahora escritas mis palabras! ¡quién diera que se escribieran en un
libro; que
con cincel de hierro y con
plomo fuesen para siempre grabadas en una peña! Pues yo sé que mi Redentor vive, y que en lo venidero ha de levantarse
sobre la tierra; y después que los gusanos
hayan despedazado esta mi piel, aun desde mi carne he de ver a Dios;
a quien yo tengo de ver por mí mismo, y mis
ojos le mirarán; y ya no como a un extraño. ¡Desfallece mi alma dentro
de mí con ardiente anhelo!" (Job 19: 23-27 – VM).
Sus maravillosas palabras fueron "escritas" — sí, escritas
"en un libro", con independencia de cuál fue el significado de las
palabras mismas de Job, traducidas así. Y verdaderamente en este caso, las
palabras de Job fueron palabras de conocimiento — conocimiento divinamente
impartido. En la luz posterior nosotros discernimos esta luz. Un
"Redentor" se levantaría sobre la tierra un día: Job supo esto: y
que, aunque su cuerpo llegaría ser la comida de gusanos, no obstante en su
carne él vería a Dios. Él sabía que moriría, y resucitaría. Sí, con la mujer
sabia de Tecoa, él pudo decir con certeza, "irremisiblemente hemos de
morir" (2º. Samuel 14: 2, 14 – VM).); o con el aún más sabio escritor del
libro de Eclesiastés, " los
que viven saben que han de morir" (Eclesiastés 9:5). Los hombres de
aquella época generalmente podían aseverar eso con certeza. La revelación
posterior para los cristianos, cuando
el Cristo resucitado se había marchado, para regresar en breve, — la revelación
posterior para los cristianos, del misterio de que 'no todos ellos dormirán'
(1ª. Corintios 15:51), no afectó la cuestión en cuanto a estos hijos de una
dispensación anterior. Ellos debían morir. No obstante, los que tenían
sabiduría sabían que se levantarían nuevamente. Job, a lo menos, estuvo bien
seguro de esto. Y estas palabras memorables, escritas en el LIBRO DE LIBROS
para siempre, proporcionan, por tanto, la primera declaración clara de una vida
más allá de la muerte que el pecado del hombre había introducido.
6.
La luz irrumpe sobre nosotros como las aguas de un diluvio, cuando
nos acercamos a los días y al ministerio profético de David.
"Dice
David hijo de Isaí, y dice el varón levantado en alto, el ungido del Dios de
Jacob, el dulce salmista de Israel: El Espíritu
de Jehová habló por mí, y su palabra estuvo en mi lengua. Dijo el Dios de Israel, me habló la Roca de
Israel" (2º. Samuel 23: 1-3 –
VM).
Esta es la enfática afirmación de su
inspiración. Este es el reluciente lenguaje en el cual él nos dice de qué
manera él fue 'motivado por el Espíritu Santo'.
Cuando su corazón rebosó "un tema
excelente", y su lengua fue " pluma de escribiente muy ligero" (Salmo
45:1 – VM), él divulgó predicciones de
un futuro glorioso a ser introducido por la autoridad y el poder de Uno que, en
algún período futuro, se levantaría para gobernar la tierra (Salmo 45). Cuando
los supremos deseos de su corazón se agotaron — cuando "terminan las
oraciones de David, hijo de Isaí", él había rendido adoración por el mismo
motivo.
"Será
su nombre para
siempre,
se perpetuará su nombre mientras
dure el sol.
Benditas serán en
él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado.
Bendito Jehová
Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas.
Bendito su nombre
glorioso para siempre,
Y toda la tierra
sea llena de su gloria. Amén y Amén.
Aquí terminan las
oraciones de David, hijo de Isaí." (Salmo 72:
17-20)
Y cuando le llegó la hora de morir, sus últimas
palabras fueron empleadas en la más bella expresión de profecía en cuanto a
la misma persona gloriosa y su día de equidad y misericordia — un día, no
obstante, en cada caso, anunciado como siendo introducido por juicios solemnes
y exterminadores sobre los malos. Hay mucho misterio aún, no obstante, la luz
irrumpe deprisa. Nosotros añadimos solamente, por ahora, esas "postreras
palabras de David": —
"ESTAS
son las
postreras palabras de David:
Dice David hijo de
Isaí, y dice el varón levantado en alto,
el ungido del Dios
de Jacob, el dulce salmista de Israel:
El Espíritu de
Jehová habló por mí, y su palabra estuvo en mi lengua.
Dijo el Dios de
Israel, me habló la Roca de Israel, diciendo:
El que gobierna
entre los hombres debe ser justo, gobernando en el temor de Dios.
Así será como la
luz de la mañana cuando se levanta el sol; de una mañana sin nubes,
cuando por el
brillo tras la lluvia, crece la hierba de la tierra.
Es verdad que no así
ha
cumplido mi casa para con Dios:
él empero ha hecho
conmigo un pacto eterno, bien arreglado en todo y seguro;
el cual es toda mi
salvación y todo mi placer: ¿pues no lo hará florecer?
Pero en cuanto a
los impíos, todos ellos serán desechados como espinos, los cuales no podrán
tomarse con la mano" (2º Samuel 23: 1-6 – VM).
La luz proyectada sobre el futuro por las
sucesivas revelaciones del libro de los Salmos bien puede proporcionar el tema
para una meditación posterior. Un millar de ellos no lograría mostrarlo
adecuadamente para verlo.
(2) 2nd
Edition, Volume 1, July 1856.
(1st. Edition, July [Vol. 01, 1856, p. 028])
[Vol. 01, 1856. p. 031]
El libro de los Salmos comienza con una
descripción del verdadero hombre bienaventurado de la dispensación Judía — una
persona justa; un Judío obediente, y tan bendecido, o feliz en la bendición de
Jehová sobre sus asuntos terrenales. Descrito negativamente, él
"no anda en el consejo de los inicuos, ni se
detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en el banco de los
escarnecedores" (Salmo 1:1 – VM).
De manera positiva,
"en
la ley de Jehová
está su deleite, y en su ley medita de día y de noche." (Salmo 1:2 –
VM).
Se dice que un tal
"será
como un árbol
plantado junto a las corrientes de las aguas,
que da su fruto en
su tiempo;
su hoja también no
se marchita; y cuanto él hiciere prosperará."
(Salmo 1:3 – VM).
Hay una profunda lección para el día actual
en todo esto. La fuente de toda prosperidad verdadera, de toda prosperidad espiritual,
está revelada aquí:
"en la ley de Jehová está su deleite, y
en su ley medita de día y de noche."
Este es el verdadero lugar de fructificación
y prosperidad indefectibles. Esta es, en realidad, la fuente segura de
bienaventuranza. Que nosotros podamos discernir esta fuente y continuar siempre
así.
El testimonio profético sigue inmediatamente
a continuación de este Salmo introductorio:
"Yo publicaré el
decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
y como posesión tuya los confines de la
tierra.
Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los
desmenuzarás." (Salmo 2: 7-9).
Este es el anuncio que nos introduce al gran
campo profético del libro de los Salmos.
En la parte previa de este Salmo, los
soberanos de la tierra se asocian en rebelión contra Jehová.
"Se levantarán los reyes de la tierra, y
príncipes consultarán unidos
Contra Jehová y contra su ungido (o, Su
Cristo) diciendo:
Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros
sus cuerdas." (Salmo 2: 2 y 3).
Pero,
"El que mora en los cielos se
reirá"
Y,
"Luego hablará a ellos en su furor, y
los turbará con su ira." (Salmo 2: 4 y 5).
Pero, ¿cuándo
sucederá esto? El anuncio profético ya citado nos informa.
Jehová 'ha puesto Su rey sobre Sion, Su santo
monte': en cuanto a finalidad, esto está hecho ya. "Pero yo he puesto mi rey sobre
Sion, mi santo monte." (Salmo
2:6); a pesar de toda la ira pagana, y las vanas imaginaciones de estos
confederados:
"Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi
santo monte."
Yo Lo he exaltado al trono de Israel
infaliblemente. Un cierto "ungido" debe reinar en Sion. Pero, ¿quién
es él? Escuchad y prestad atención al rey de Jehová.
"Yo publicaré el decreto; Jehová me ha
dicho:
Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy."
(Salmo 2:7).
¡Maravilloso progreso del albor! Este Cristo — este
"ungido" — de
Jehová, es también HIJO DE JEHOVÁ. Y aquí está el fundamento de Su soberanía.
Él es el heredero de Jehová. ¡Quién
pondrá en duda, entonces, Su reivindicación del dominio de la tierra! Los
soberanos de la tierra promulgan sus proclamas y manifiestos; esta es la
declaración soberana del Hijo y Rey de Jehová:-
"Yo publicaré el decreto; Jehová me ha
dicho:
Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
y como posesión tuya los confines de la
tierra." (Salmo 2: 7 y 8).
Pero, ¿cómo la posesión real de este dominio
prometido sobre los vastos reinos de la tierra ha de ser obtenido? Los reyes y
príncipes mismos se opondrán a esta transferencia del poder de ellos. ¿Cómo
será llevado a cabo? Oiga la respuesta proporcionada en esta Escritura, usted
que habla y piensa solamente en el pacífico y calmo progreso de la verdad:
"Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los
desmenuzarás." (Salmo 2:9).
Se trata de juicio — una crisis de juicio
súbito, destructivo, el cual debe introducir el reinado del Hijo y Rey de
Jehová. Habrá conversión también,
ciertamente; y la habrá por medio del evangelio. Esto lo veremos, incluso en el
libro que está ante nosotros. Pero esta crisis terrible debe venir y pasar ciertamente,
antes de que "los confines de la tierra" lleguen a ser la posesión
del Mesías.
De qué manera la luz de la profecía, incluso
como la senda del justo, 'resplandece más y más.' La "simiente" de la
mujer infligirá severo castigo sobre la serpiente. La "simiente" de
Abraham restaurará la felicidad al hombre caído. De Jacob saldrá una
"estrella" y un "cetro", que tendrá dominio — Uno que
ejecutará un juicio tal como para provocar la exclamación, "¿Quién vivirá
cuando Dios haga esto?" (Números 24:23 – RVA). Un profeta, como Moisés,
surgirá y todos le oirán. Un Redentor posará Su pie sobre la tierra, el día
final; y en resurrección Job Le verá. (Job 19: 25-27). ¿Quién es el Admirable,
en quien todas estas profecías estarán concentradas? Ciertamente el Salmo al
cual hemos dado una mirada ahora parece proporcionar una respuesta:— en el
Ungido de Jehová, en el Hijo de Jehová. No obstante, qué cantidad de misterio
permaneció aún.
El Libro de los Salmos está permeado de
expresiones proféticas tales como la precedente. El Salmo 2 puede servir como
la llave para mucho más que sigue a continuación en el libro.
En efecto. En este maravilloso libro se ha
vertido los profundos ejercicios del corazón, tanto de David como de los santos
de su dispensación. Sus sonoros aleluyas ascienden también a su Jehová. Aunque,
en estricto acuerdo con el principio de la justicia
— justicia implementada, "ojo por ojo, diente por diente", que
caracterizó su administración, o economía, y su época, a ellos se les oye
invocar, de vez en cuando, una santa venganza sobre aquellos que eran sus
enemigos.
Hay también pasajes en muchos de estos
Salmos, presagiando de manera misteriosa alguna profunda y terrible tragedia—
extrañamente relacionada con la Persona del futuro Soberano predicho. Pero,
¿quién, sólo con la luz que esos Salmos proporcionan, podría entender la
importancia de ellos, en cuanto a todo esto? Escasamente pudieron esos santos
hombres de antaño, mediante los cuales el Espíritu hablo estas misteriosas
alusiones, actuar de otro modo distinto que escudriñar "qué persona y qué
tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos" (1ª. Pedro
1:11). Pero "no para sí mismos," ellos "ministraban estas
cosas" (1ª. Pedro 1:12 – VM). Un entendimiento más completo es
proporcionado en la época actual. No obstante, cuánto de lo que era misterioso
permaneció para ellos.
Hubo algunos rasgos sublimes, no obstante,
que aun entonces fueron revelados con mucha claridad. Continuemos, entonces, siguiendo
el rastro del albor de la profecía.
En el bien conocido Salmo 8 se habla de Uno —
un hijo del hombre, el cual es coronado por Jehová "de gloria y de honra,
y hecho "señorear sobre las obras de "Sus manos." (Salmo 8: 5,
6). Este es Uno al que se le encarga "hacer callar al enemigo y al
vengativo" (Salmo 8:2); y Uno que ocasiona que el nombre de Jehová sea
"admirable . . . en toda la tierra" (Salmo 8:1 – VM). Todas las cosas
son puestas "debajo de sus pies" (Salmo 8:6 – VM). Esta primacía debe
ser una primacía futura. El primer hombre no es aquel al que se alude aquí.
Nosotros no vemos aún todas las cosas
puestas así bajo alguien. El Salmo siguiente (Salmo 9) habla de manera
similar. Cuánto del libro de los Salmos está ocupado con un lenguaje como este.
¿Quién, que los ha aplicado al pasado,
no ha sentido la desagradable impresión que ocasiona la exageración y la
hipérbole, al leer tales anuncios magníficos? Pero, ¡no! ellos son las palabras
verdaderas de Dios. El día futuro las cumplirá en realidad y plenitud.
Hay un rasgo adicional revelado en este Salmo
majestuoso, un rasgo de gracia:
"En ti confiarán los que conocen tu
nombre." (Salmo 9:10).
No se dice mucho, pero un rayo luminoso
alumbra. El nombre de Jehová será, en aquel día futuro, dado a conocer así, como
el que será el objeto de confianza, y el
lugar de refugio del necesitado. ¡Perspectiva bienaventurada! Distante aún, y
sólo débilmente vista; pero segura y infalible, porque la boca del Dios de
Israel lo ha dicho.
El Salmo 10 presenta también su contribución
del testimonio:
"Jehová es Rey eternamente y para
siempre; De su tierra han perecido las naciones." (Salmo 10:16).
Llegará aquel día glorioso, entonces, cuando
"no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra." (Salmo
10:18). ¡Cuán bienaventurado será el día del futuro Rey!
¿Qué se dirá del curso misterioso de
actividad del Salmo 22? Hay Uno que ha sido entregado a Él desde Su nacimiento,
y a quien se Le hizo confiar en Él aun desde el vientre de su madre. ("A
ti fui entregado desde mi nacimiento; desde el vientre de mi madre tú eres mi
Dios. " Salmo 22:10 – LBLA). Él ha sido justo a lo largo de todo su curso.
No obstante, a este Uno se le oye
exclamar, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Salmo
22:1). Dolores e infortunios Le rodean; ellos han horadado Sus manos y Sus
pies: Él es puesto en el polvo de la muerte. (Salmo 22: 16, 15). Ellos reparten
entre sí Sus vestidos y echan suertes sobre Su ropa (Salmo 22:18). Con todo, Él
es finalmente 'oído', y 'socorrido', 'salvado', y 'librado', y de manera
triunfante, Él llega a ser después el jefe de la congregación de Jehová.
"Anunciaré tu nombre, etc." (Salmo 22:22). El resultado es bendición
universal. ¡Qué cantidad de misterio fue dejado allí asentado en todo esto; y
aun así, qué cantidad para que la fe repose, y para que la esperanza se aferre!
Pero "no para sí mismos, sino para nosotros, ministraban estas cosas"
(1ª. Pedro 1:12 - VM).). ¡Cuán bienaventurados son nuestros oídos!
Pero el misterio es profundizado mediante la
revelación misma del Salmo 45. El corazón del escritor está enardecido, y su
lengua es pluma de escribiente muy ligero. Él declama una entonación de elogio aleccionado,
adorador. 'Él dirige al REY su canto.' (Salmo 45: 2-7). ¡Qué maravilloso
discurso es este! El futuro rey, de
quien tantas cosas maravillosas han sido ya predichas, es tratado aquí como
siendo DIOS. Y eso es hecho en ese estilo como en otra parte se dijo a algunos.
"Vosotros sois dioses, Y todos vosotros
hijos del Altísimo; Pero como hombres moriréis." (Salmo 82: 6, 7).
El tono es aquí rotundo, total, y absoluto:
"Tu trono, oh Dios, es eterno y
para siempre." (Salmo 45:6). Esto es dicho al Rey. No obstante, se añade inmediatamente,
"te ungió Dios,
el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros" (Salmo 45:7).
¿Quién puede explicar este misterio? La fe debía esperar. "No para sí
mismos, sino para nosotros, ministraban estas cosas" (1ª. Pedro 1:12 –
VM). Pero pondere usted bien la gloria con la que este Salmo está lleno.
Incluso más, hay una esposa presentada a este soberano, en este Salmo:
"Oye, hija, etc." (Salmo 45:10 y ss.) . Esta debe ser la hija de Sion (Mateo 21:5;
Juan
12:15). Ella no está compuesta tanto de Judíos como de Gentiles, tal como la iglesia
lo está. Ella tiene un solo
pueblo y un solo parentesco de manera
natural. El Gentil " estará allí con su presente" (Salmo 45:12
– VM); pero no forma parte de la esposa. Si bien es una escena tan gloriosa, se
trata de una escena terrenal. El Salmista finaliza así:
"Haré perpetua la memoria de tu nombre
en todas las generaciones,
Por lo cual te alabarán los pueblos
eternamente y para siempre. (Salmo 45:17).
El Salmo que sigue a continuación (Salmo 46)
es sumamente majestuoso. El mismo esplendor del indicio profético de un futuro
glorioso, prevalece también aquí. Pero hay un rasgo adicional en este Salmo.
"La ciudad de Dios", "el santo lugar de las moradas del
Altísimo" (Salmo 46:4 – VM), lleno con Su gloria, es Su morada especial.
Esta es, de manera evidente, la propia ciudad de David, Jerusalén. No obstante,
esta escena de bienaventuranza va a ser realizada cuando, en algún período
futuro, Jehová habrá "hecho cesar las guerras hasta los fines de la
tierra" (Salmo 46:9), y de este modo será "exaltado entre las
naciones" o entre los Gentiles (Salmo 46:10), así como en Su propia ciudad
escogida. No hay aquí indicio alguno de una Jerusalén
celestial. Eso debía ser el tema de alguna revelación futura. Aprendamos
cuidadosamente que es lo que el Espíritu revela realmente en cada pasaje
sucesivo.
El Salmo 67 señala hacia un día cuando el
camino de Dios será conocido en toda la tierra, y entre todas las naciones Su
salvación. (Salmo 67:2). Se añade:
"La tierra ya da su fruto; y Dios,
nuestro Dios, nos bendecirá.
¡Dios nos bendecirá, y todos los términos de
la tierra le temerán!" (Salmo 67: 6, 7 -VM).
El Dios propio de Israel los bendecirá; pero
todos los términos de la tierra conocerán también Su salvación.
El Salmo 72, entra, como es bien conocido,
extensamente en el mismo tema maravilloso. Se levantará un rey, cuyo dominio
será de mar a mar, desde el río hasta los confines de la tierra; ante él se
postrarán los moradores del desierto, y sus enemigos lamerán el polvo. Sí, todos
los reyes se postrarán delante de
él, todas las naciones le servirán. Él será temido mientras duren el sol y la
luna, de generación en generación. Su apacible dominio será como la lluvia
sobre el césped cortado, como los aguaceros que riegan abundantemente la
tierra. En aquel día, el afligido, el
menesteroso, el angustiado, y aquel que no tenía socorro alguno previamente,
serán asistidos, rescatados, aliviados, y bendecidos. Sí, todos los hombres
serán bendecidos en Él, todas las naciones le llamarán bienaventurado. Toda la
tierra será llena de Su gloria. Jehová Elohim (Jehová Dios), el Elohim (Dios)
de Israel, realizará esta maravillosa revolución. El corazón de David estaba
lleno; sus máximos deseos satisfechos. Sí, ello fue más allá de lo que él pudo
pedir o pensar. Su repetido "Amén" finaliza esta entonación; y
nosotros somos meramente informados, en el verso final, de que, "Aquí
terminan las oraciones de David, hijo de Isaí." (Salmo 72:20). El corazón
completo de David estaba aliviado; su lúcida expresión registrada; su supremo
deseo expresado. El propio David no tuvo nada más para decir además de esto.
El Salmo 96 concluye su elevado curso de
adoración y predicción en la siguiente entonación: "Alégrense los cielos,
etc." El Salmo 98 finaliza casi precisamente en las mismas palabras.
Jehová vendrá a gobernar la tierra:
Él "vino", Él "vino". Hay indicio del nuevo modo de
manifestación de Su presencia. Él estará presente como no lo estuvo
previamente. Esto es lo más que es predicho claramente. La fe debe esperar aún,
y la esperanza mantenerse en vilo.
El Salmo 102 proporciona alguna luz
adicional, "Te levantarás", etc. Ese es el tema del Salmo. Pero se
añade,
"Cuando Jehová edificará Sion, — Él
aparecerá en gloria" (Salmo 102:16 – JND).
De lo que se habla aquí es de la Sion
(Jerusalén) terrenal, ciertamente — la metrópolis de Israel, verdadera,
literal. Ninguna Sion (Jerusalén) celestial fue revelada a los santos de esa
época. La iglesia celestial era un
misterio no revelado en aquel entonces, Efesios 3: 1-10. Que esto sea bien
ponderado. La Sion (Jerusalén) celestial
habrá sido edificada hasta estar completa antes
de que el Señor aparezca en gloria. Pero hay aquí una Sion que será levantada
de su estado de piedras arruinadas y polvo, cuando
el Señor aparecerá en Su gloria. Este será el tiempo, asimismo, cuando las
naciones paganas o Gentiles aprenderán también a temer el nombre de Jehová.
Habrá una 'visión en gloria' cuando Jerusalén será reedificada para el Señor, y
los Gentiles se convertirán a Él (Salmo 102: 15, 16). Una revelación adicional,
no obstante, debe declarar qué puede significar esta 'visión en gloria'.
Citaremos otro Salmo solamente (Salmo 110).
"Jehová dijo a mi Señor, etc." El futuro rey debe ser exaltado en
primer lugar a la diestra de Jehová. ¿Será desde allí que Él vendrá cuando
aparecerá en gloria? Sin ninguna revelación adicional el pensamiento ya es
considerado probable. Pero, ¡qué maravillas en aumento se apilan sobre
nosotros! ¿Cuál, o qué clase de tiempo, puede este espíritu misterioso de
predicción dar a entender? ¡Cuán fervientemente es de desear luz adicional!
¡Qué acontecimientos inimaginables le esperan al día futuro! Un indicio
adicional es, también, por vez primera, proporcionado en este Salmo. El futuro
rey será un Sacerdote; "Tú eres sacerdote
para siempre según el orden de
Melquisedec." (Salmo 110:4). ¡Un tema adicional de admiración se presenta
ahora a sí mismo! Luz clarea sobre otro tópico más para la sincera
contemplación. ¡Bendito rayo de pacífica esperanza! El sacerdocio es aquí también
un sacerdocio eterno. Un sacerdote es uno que ha sido ordenado para ofrecer
sacrificios por el culpable. Las instituciones de la administración de Israel
ya habían puesto esto fuera de toda duda. ¡Y qué sacerdote! El futuro gran
soberano ejercerá el cargo mediador. ¡Bendita puerta de esperanza! Pero, ¿para
quién actuará Él? ¿Qué víctima Él inmolará? ¿Con qué éxito? ¿Cuál, o que clase
de época, este espíritu de predicción da a entender? Cuán fervientemente más
luz ha de ser deseada. ¡De qué manera la conciencia agobiada, aterrada, de un
condenado por la ley anhela certeza! Esos "toros y machos cabríos" —
¿pueden quitar de aquí mi pesada carga? (Hebreos 10:4) Dichos animales
ensombrecían algo correctivo. ¿Qué puede ser ese algo? El misterio envuelve
aún; la fe debe esperar aún. "No para sí mismos," esos profetas
"ministraban estas cosas" (1ª. Pedro 1:12 – VM).
Pero hubo abundante contenido para la
triunfante adoración. ¡"Aleluya"! ¡"Aleluya!" Tal es el
solemne estribillo de la porción final de este libro de Salmos. El espíritu de
acción de gracias predomina cada vez más, a medida que el libro se acerca a su
final. Los Salmos finales no son sino un vasto, majestuoso coro de Aleluyas. No
obstante, el carácter de justicia es mantenido aún; y el día futuro de equidad
es expuesto.
Salmo 149. Sólo Aleluyas siguen a
continuación.
Ese es el testimonio profético del libro de
los Salmos. La revelación más completa y aún más específica presentada por Isaías
puede atraer nuestra atención de
manera adecuada en nuestro siguiente comentario.
(3). 2nd Edition,
Volume 1, August 1856.
(1st. Edition,
August 1856 [Vol. 01, 1856, p. 045])
[Vol.
01, 1856, p. 043]
1. La condición
de
Judá e Israel en la época de Isaías,
era realmente baja y entristecedora. La 'cabeza estaba enferma y el corazón
doliente' (Isaías 1:5). El pueblo estaba "cargado de maldad"; ellos
habían dejado a Jehová, y habían provocado a ira al Santo de Israel (Isaías
1:4). Y la primera misión profética de Isaías parece haber sido una denunciando
un largo período de los más gravosos infortunios contra la nación.
"Oí también la voz del Señor que
decía: ¿A quién enviaré? ¿y quién irá por nosotros? Y respondí: ¡Aquí estoy yo;
envíame a mí! Dijo pues: Anda, y di a este
pueblo: Oyendo oiréis, mas no entenderéis, y viendo veréis, mas no percibiréis. Embota el corazón de este pueblo, y haz que
sean pesados sus oídos, y cierra sus ojos; para que no vea con sus ojos, ni
oiga con sus oídos, y con su corazón no entienda, ni se convierta, ni sea
sanado. Entonces yo dije: ¿Hasta cuándo,
Señor? y respondió: Hasta que las ciudades queden desoladas, por falta de
habitantes; y las casas, por no haber hombre en ellas; y la tierra venga
a ser una desolación completa; y Jehová haya
alejado los hombres; y los lugares abandonados sean muchos en medio de la
tierra." (Isaías 6: 8-12 -
VM).
Tenemos
aquí, entonces, una clara revelación de la ceguera judicial, y
la prolongada dispersión de la nación. Pero tenemos, también, un rayo de
esperanza, incluso aquí. "Como el roble y la encina, que al ser cortados,
aun queda vitalidad en ellos, así la
santa semilla [simiente] será la vitalidad de ella." (Isaías 6:13 –
VM). La destrucción no será una destrucción total. El linaje de la nación será
preservado para brotar nuevamente cuando
todos los juicios hayan pasado. Esa es una de las primeras revelaciones de
Isaías.
2.
En Isaías 2 (que parecería que fue de una fecha posterior a la visión
del capítulo 6), nosotros tenemos el día futuro de bienaventuranza, con el día grande
y terrible que lo introducirá, descritos en lenguaje muy explícito y claro.
Presentamos unos pocos versículos de este bien conocido capítulo.
"Acontecerá
en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el
monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los
collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y
dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos
enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la
ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y
reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus
lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más
para la guerra." (Isaías 2: 2-4).
El
hecho de que "la palabra de Jehová" proceda de Jerusalén
constituirá, en los últimos días, al monte Sion como el más honrado y exaltado
de los lugares de las ciudades. La religión del Dios de Israel se extenderá
desde allí por todas las naciones. No obstante, juicio y reprensión deben ser
infligidos. Entonces las naciones no aprenderán más el arte de la guerra. El
carácter del juicio predicho es revelado más claramente de este modo:—
"Métete
en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible
de Jehová, y del resplandor de su majestad. La altivez de los ojos del hombre
será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será
exaltado en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo
soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido."
-
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"Y quitará
totalmente los ídolos. Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las
aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor
de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra. Aquel día
arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos
de oro, que le hicieron para que adorase, y se meterá en las hendiduras de las
rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y
por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la
tierra." (Isaías 2: 10-12; Isaías 2: 18-21).
Tal es la introducción
de la 'buena época' del futuro. Nosotros suponemos que ninguno aseverará algún
cumplimiento previo de profecías tales como esta. "El día grande y
espantoso de Jehová", entonces, ya ha sido colocado en la prominencia más
plena entre nosotros y el reinado del Mesías. No se trata de un progreso
tranquilo del hecho de reunir de las
naciones una manada pequeña, la cual, aunque pequeña, será tomada al cielo,
como un todo. No se trata de una 'ekklesía' (Gr.) — una iglesia llamada — de entre las naciones. Se trata de una subyugación de las
naciones mismas. Cuando las naciones
sean sometidas, no se necesitará 'ekklesia'
alguna, ningún llamamiento de los
santos. La 'ekklesia' habrá sido
glorificada y transferida al cielo al comienzo de este período. Las revelaciones
del Nuevo Testamento nos permiten decir esto. Pero la predicción que está ante
nosotros no es una predicción de llamamiento,
sino de subyugación universal. Las
dos cosas son distintas. La una no puede coincidir en el tiempo con la otra.
Discernamos las cosas que se diferencian, y procuremos dar a cada Escritura que
consideremos su interpretación genuina.
3. presentamos
ahora la resplandeciente luz de la revelación de ISAÍAS 9.
"Porque un
niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de
Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de
David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia
desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto."
(Isaías 9: 6, 7).
La luz clarea
aprisa. Nosotros tememos debilitar, mediante cualquier comentario acerca de
este pasaje, la impresión del todo.
Nosotros
comentamos, sin embargo, la perpetuidad del "trono de David." Habrá
Uno que lo ocupará "desde ahora y para siempre." No se trata de una
supremacía de la iglesia, en la cual
no hay "ni Griego ni Judío" (Colosenses 3:11). Tal lugar nunca fue
ocupado por David. David fue el soberano de la
nación Judía. Gobernar sobre esa
nación es sentarse en el trono de David. Contender con respecto a cualquier
trono material no es más que tratar a
la ligera y degradar este tema. Incluso el lugar de la presencia del soberano
es esencial en el asunto. Otras revelaciones pueden determinar eso; pero el
pensamiento expresado aquí es que la misma
soberanía que David ejerció — la soberanía sobre esa nación misma que tenía
a David como su rey, vendrá a estar, a perpetuidad, en manos del Mesías. En esta predicción
no se pone en duda
dónde estará su residencia real. El solemne pensamiento es que el Admirable,
cuyos nombres de majestad y gloria son presentados aquí, ejercerá la soberanía
misma que David tuvo hace tanto tiempo. Esto no puede suceder hasta que la
nación sea reconstituida, mediante la
restauración de sus miembros dispersos. El "trono de David" no será
ocupado, tal como esta profecía revela, hasta que la nación, como una nación,
se haya sometido al
dominio del verdadero Mesías. El nacimiento
del Soberano no es necesariamente Su ascensión al trono. La asunción real de
las riendas del poder — el ejercicio
real de tal poder — no es necesariamente contemporáneo con aquello que
constituye heredad y derecho a tal
poder. Con independencia
de lo que Cristo puede o no puede ser ahora para la iglesia; Él ciertamente no
está sentado ahora en "el trono de David" — Él no ejerce soberanía
ahora sobre la nación de Judíos. La nación no está sometida aún a Él.
4. El capítulo 11
de esta profecía es conocido por todos. "La tierra será llena del
conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar." (Isaías 11:9). El
lobo habitará con el cordero, y el leopardo sesteará con el cabrito. No habrá
daño ni destrucción en todo el monte santo de Jehová. Pero hay dos porciones de
este capítulo que son en gran medida ignorados por muchos. Nosotros debemos
presentar estos, no obstante, tan brevemente como sea posible. El primero es
como sigue a continuación:—
"Sino que
juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la
tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus
labios matará al impío." (Isaías 11:4).
Aquí está, una vez
más, la ejecución de un juicio introductorio. Él, con el cual 'una palabra es
una obra', pronunciará una sentencia para herir la tierra, y la tierra será
herida. Sí; Él matará a uno — una cierta persona— llamada aquí enfáticamente el
"impío" (estando aquí el adjetivo "impío" en modo singular).
Un elemento de luz adicional es proyectado aquí sobre el futuro. La destrucción
de un oponente impresionante, especial, señalará la instauración del reinado
del Mesías. Esta profecía no revela más acerca de quién demostrará ser este
"impío."
La segunda porción
es como sigue a continuación:—
"Asimismo
acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el
remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam,
Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y
juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los
cuatro confines de la tierra." (Isaías 11: 11, 12).
Hay aquí, entonces,
una futura liberación de toda la nación, que será tan completa y prodigiosa
como el éxodo desde Egipto. El regreso de unos pocos a Chipre desde Babilonia —
unos pocos de una sola de las dos grandes divisiones de la nación — no pudo
haber sido el cumplimiento de esta majestuosa predicción. Que lo que queda del
capítulo sea leído. El regreso anunciado aquí va a ocurrir en el día de la
destrucción del futuro "impío." Va a ocurrir cuando toda la ferocidad
de la tierra será llevada a un final. Una restauración aún futura es anunciada
aquí.
Y qué conmovedor
es
el cántico de triunfo que será entonado en aquel entonces. "En aquel día
dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste, etc." (Isaías
12:1). Que en este cántico sea vista con detenimiento, en vista de esto, su
válida relación. Lea Isaías 12 como relacionado con lo que inmediatamente lo
precede.
5. Tenemos, en el
siguiente lugar, la "Profecía sobre Babilonia" (Isaías 13), seguida
por una vasta serie de tales 'profecías', y acabado por una representación muy
solemne de un juicio universal.
Pero una dificultad
se presenta aquí de inmediato. La ruina de Babilonia es anunciada en términos que
abarcan toda la tierra,
y que, aunque el imperio formal de Babilonia, así como su ciudad capital, han
pasado desde hace mucho tiempo, apenas puede ser considerada, sobre cualquier
sano principio de interpretación, como habiéndose cumplido.
"He aquí el
día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir
la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas
de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y
la luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los
impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y
abatiré la altivez de los fuertes." (Isaías 13: 9-11).
¿Se cumplió esto
en
la toma de Babilonia por el ejército de los Medos? Ciertamente no se cumplió.
Entonces, aún hay misterio aquí. Se requiere más luz. ¿Ha sido concedida una
luz tal posteriormente?
Nosotros pensamos
que una solución ha sido proporcionada en las revelaciones dadas a Daniel. Babilonia
está allí como la cabeza del poder Gentil — del poder que
durante "los tiempos de los Gentiles" (Lucas 21:24) hollará la nación
de Israel. Este poder es mostrado como un todo unido, aunque en otro aspecto
comprendiendo cuatro imperios. La imagen completa de Daniel 2 es representada
como pereciendo al mismo tiempo. "Entonces fueron desmenuzados juntamente el hierro,
el barro, el bronce, la plata, y
el oro" (Daniel 2:35 – VM). De esta forma, aunque las riendas del poder
imperial pudieron pasar de manos Caldeas, y la ciudad capital ser totalmente
destruida, Babilonia existiría aún.
Los que constituyen su imperio — los integrantes de la soberanía Gentil —
integrantes que son, tanto moral como esencialmente, una sola cosa con el
dominio una vez ejercido desde la ciudad que llevó el nombre — estos existen
aún. Babilonia permanece aún: ella dejará de existir solamente en el período
cuando los tiempos de los Gentiles se habrán cumplido. Que esto sea tenido en
cuenta, y mucha luz se obtendrá en cuanto a las "profecías" de
Isaías. Ellas comprenden tanto el pasado como el futuro. Ciertos anuncios en
ellas se cumplieron en épocas pasadas, otras señalan hacia el futuro. Entonces,
en Daniel 2 leemos, en cuanto "a las demás bestias, se les quitó el
dominio, pero les fue concedida una prolongación de la vida por un tiempo
determinado." (Daniel 7:12 – LBLA). La pérdida del "dominio"
está aquí expresamente diferenciada de la terminación de la existencia.
El anuncio del
juicio universal es hecho formalmente, y con claridad muy solemne, en Isaías
34. En Isaías 24 nosotros tenemos el siguiente lenguaje.
"Terror, foso
y red sobre ti, oh morador de la tierra. Y acontecerá que el que huyere de la
voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será
preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los
cimientos de la tierra. Será quebrantada del todo la tierra, enteramente
desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará
la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella
su pecado, y caerá, y nunca más se levantará." (Isaías 24: 17-20).
La conquista sobre
Satanás y sus huestes es insinuada a continuación: "Acontecerá en aquel
día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes
de la tierra sobre la tierra." (Isaías 24:21). Véase Apocalipsis 12: 7-12.
Entonces será la subyugación de los poderes de la tierra, (como en Apocalipsis
19: 19-21) y de "los reyes de la tierra sobre la tierra. Lea los
versículos 21 y 22 de Isaías 24. La gloria de la ciudad terrenal es presentada
a continuación; mientras que en Apocalipsis 21 la ciudad celestial es vista. Después,
el "banquete de manjares
suculentos" es anunciado, tal como lo es el reinado en Apocalipsis 20:4.
La eliminación del
engaño de las naciones es vista también en ambos lugares: compárese Isaías
25:7, e Isaías 27:1, con Apocalipsis 20: 1-3. La primera resurrección está
también en cada uno: compárese Isaías 25:8, "Él absorberá la muerte en
victoria" (Isaías 25:8 – JND, KJV1769) (cuando es entendido como es explicado
en 1ª. Corintios 15:54), con Apocalipsis 20: 4-6). Estas coincidencias son
verdaderamente maravillosas. Y es en conexión con todas estas que nosotros
tenemos una declaración solemne y decisiva, "cuando tus juicios están en
la tierra, los habitantes del mundo aprenden justicia." (Isaías 26:9 –
VM). Que esta declaración sirva para el final del conflicto. Esa es la
instrumentalidad que someterá la tierra al evangelio. Cuando estas desolaciones
universales estén por todas partes, entonces, y lamentablemente no hasta
entonces, los habitantes del mundo aprenderán
justicia.
Nosotros
presentamos solamente, concluyendo nuestro presente escrito, dos o tres
profecías de estos juicios y sus resultados. La primera tiene referencia
especialmente a la ciudad terrenal misma de Israel.
"Ahora me
levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido.
Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os
consumirá. Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán
quemados con fuego. Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los
que estáis cerca, conoced mi poder. Los pecadores se asombraron en Sion,
espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego
consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?" ((Isaías
33: 10-14).
Los resultados de
esta terrible intervención de Jehová son descritos a continuación.
"Mira a Sion,
ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de
quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni
ninguna de sus cuerdas será rota."
-
- - - -
- - -
- - -
"No dirá el
morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad."
(Isaías 33: 20, 24).
El segundo pasaje
habla de todo el mundo. La siguiente advertencia sigue a continuación de la
cita presentada recién.
"Acercaos,
naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y
cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. Porque Jehová está airado
contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las
destruirá y las entregará al matadero." (Isaías 34: 1, 2).
Que la porción
subsiguiente sea leída, y se encontrará que los hermosos pasajes que siguen forman
su final.
"Y habrá allí
calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él,
sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe
que sea, no se extraviará. No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí
se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán,
y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán
gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido." (Isaías 35: 8-10).
Tal es el albor
de
la profecía, tales son los rayos luminosos que resplandecen más allá de las terribles
y oscuras nubes del juicio inminente. Después de la bien conocida porción
histórica, la cual, en este libro profético, sigue a continuación de las
revelaciones que hemos repasado ahora, nosotros tenemos, en Isaías 40 a Isaías
66, una profecía adicional de amplio alcance e importancia. Pero la forma en
que la luz profética es proporcionada gradualmente, es el punto que busca ser ejemplificado
en estos apresurados bocetos. Nos proponemos, por tanto, aportar solamente
algunos pocos ejemplos de predicciones en los profetas subsiguientes, los
cuales proporcionan detalles de especial interés, en uno o dos escritos
adicionales que concluirán esta serie acerca del 'albor de la profecía'. El
esplendor del mediodía de la revelación se abre sobre nosotros en el Nuevo
Testamento, y de su resplandor nosotros somos reacios a detener la atención por
cualquier cantidad de tiempo.
(4). 2nd
Edition, Volume 1, November 1856.
(1st. Edition, November 1856 [Vol. 01, 1856,
p. 094])
[Vol. 01 1856, p. 088]
Hay
varias porciones especiales del gran curso de la profecía que
constan en los capítulos 40 al 66 de Isaías que, aunque no podamos citarlos,
nosotros debemos, a lo menos, prestarles nuestra atención en una mirada, no
obstante breve, a la luz del albor de la profecía.
La
maravillosa ternura, y la gracia soberana y preservadora, por la cual
Israel aún se convertirá y será recuperado para Jehová — endurecidos, fríos, e
insensatos como los Judíos han llegado a ser tristemente, durante tantos
tristes años de dispersión e incredulidad — son rasgos de este amplio curso de
trato profético, el cual no debe ser ignorado. ¡De qué manera Jehová, en estos
capítulos, procura ganar el oído, suavizar el corazón, consolar el espíritu,
ganar la confianza de este pueblo despreciado y abatido! Que los capítulos 40,
44, 45, 48, 49, 54, y 55 de Isaías, sean leídos teniendo en cuenta este
pensamiento. La idea principal es esta:—
"Por
un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes
misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero
con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor. Porque
esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de
Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te
reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se
apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo
Jehová, el que tiene misericordia de ti." (Isaías 54: 7 a 10).
Bueno,
lector Gentil, este Jehová de los Judíos tendrá misericordia de
los Gentiles también. En la luz plena de posteriores revelaciones, hay
esperanza, en efecto, plena certeza tanto de fe, esperanza, como de
comprensión, incluso para el perrillo
Gentil (véase Mateo 15: 21 a 28) que se acerca a Jehová en la forma de su
propia disposición.
Vea
de qué manera esa forma es
presentada incluso en esta profecía de Isaías. Hay más que meramente albor en
ella, ofrecida en el bien
conocido capítulo 53. Estás la declaración plena, clara, expresa, de la
expiación vicaria. Se trata de la primera revelación formal del prodigioso
hecho, de que uno de entre los hijos de los hombres — un hombre sin pecado—habría
de ser la víctima de la expiación entre Jehová y Su pueblo. Quién habría de ser
este hombre sin pecado no es revelado; pero el hecho de que un tal padecería es
anunciado con la claridad máxima. ¡Ojalá nosotros pudiésemos citar el capítulo
como un todo! Pero, ¿quién no lo conoce? ¡Quién que ha conocido alguna vez la
pecaminosidad del pecado no ha acudido esperanzado y con consuelo a esta
profecía maravillosa!
Basados
en este anuncio de expiación y justificación, por medio de los
padecimientos de uno por todos, nosotros tenemos en el capítulo 55 de Isaías,
una invitación llena de luz evangélica y gracia. Hay aguas vivas, vino y leche,
ofrecidos sin dinero y sin precio. El día futuro de juicio no es el único
asunto que está relacionado con la introducción de la época mejor. Dicho juicio
es, ¡lamentablemente! prominente de manera solemne; pero la gracia, y el
arrepentimiento, y la conversión han de ser todos concedidos. Un "pacto
eterno" ha de ser hecho con el pueblo de Jehová, "as misericordias
firmes a David." Los términos de ese pacto son, "Inclinad vuestro
oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma." (Isaías 55:3). Hay más
que el mero amanecer de la luz
profética aquí también.
Tenemos
ya ante nosotros, en realidad, casi todo elemento de la luz
profética, concerniente al Mesías en Su futura relación terrenal. Las cosas
celestiales permanecieron un misterio aún; pero una muy completa revelación
es proporcionada en los restantes libros proféticos del Antiguo Testamento en
cuanto a las cosas terrenales del
futuro reino.
JEREMÍAS
presenta formalmente la realización de un nuevo pacto con la casa de Judá e Israel,
en conexión con completos
y solemnes anuncios de la mayoría de los espléndidos acontecimientos vistos ya
en previas Escrituras. Vea por ejemplo los capítulos 30 y 31.
EZEQUIEL
expone la salida de la gloria de su habitación terrenal, y
después su futuro regreso; mostrando las actuaciones de una imponente
confederación, principalmente de naciones orientales,
contra la tierra y los pueblos de Israel, en el período cuando el pueblo habrá
regresado y se habrá establecido en la tierra. Esta confederación es muy
distinta de la confederación occidental,
la cual, bajo el Anticristo, estará en alianza con Jerusalén, y engañará por un
tiempo a los Judíos. Esta confederación de Gog y Magog, ocurrirá algo más tarde
de la del Anticristo. Compuesta de Ros, Mesec y Tubal (Ezequiel 38:3 – VM), y
aparentemente del remanente de las naciones que están fuera de la bestia y el
Anticristo, esta confederación asalta la tierra, después que una temporada de
tranquilo reposo en la tierra ha sido disfrutado por el pueblo de Dios. Parece
ser
que una agresión Rusa es predicha
aquí. Ello es juzgado por Dios, y entonces toda la tierra está en calma, y
todas las conmociones finalizan. En cuanto a la gloria, véase Ezequiel 11:23, y
Ezequiel 43: 1-7; y con referencia a la confederación, véase Ezequiel 37 a
Ezequiel 39.
Daniel revela los grandes
hechos de los tiempos de
los Gentiles. Cuatro imperios gobernarían de manera sucesiva sobre la nación
rebelde y oprimida de los Judíos. No obstante, una idea única es vista a lo largo
de todos estos imperios. Se trata de la unidad del poder del hombre, surgiendo
desde Babilonia, en oposición a la unidad de Dios, la cual debe tener su sede
en Jerusalén. De este modo, toda la unidad Gentil, sea ella secular o eclesiástica,
es Babilonia. Y tanto la Babilonia literal y secular, como la
Babilonia mística y eclesiástica, perecerán bajo la manifestación del poder del
Mesías, en el día futuro. La piedra
pulverizará la imagen; no la convertirá.
El juicio se celebrará, y la bestia, con su cuerno soberano, serán echados en
el lago de fuego. Los cielos gobernarán. El reino, es decir, el reinado o dominio,
de los cielos, será
establecido. Véase Daniel capítulos, 2, 7, 8, 9, 11, 12.
En
Oseas, está la Escritura a
la cual el Señor se refiere, aparentemente, en las palabras que fueron tan
sorprendentes para los discípulos: "El Hijo del Hombre se va, según está
escrito de El." (Mateo 26:24 – LBLA). Así, en Oseas 5:15, nosotros tenemos
la enfática declaración, "Me iré y volveré a mi lugar hasta que reconozcan
su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán con diligencia."
(Oseas 5:15 – LBLA). De qué manera esto se cumplió, después que el Señor hubo
expresado su solemne resolución: "He aquí vuestra casa os es dejada
desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis:
Bendito el que viene en el nombre del Señor." (Mateo 23:38, 39).
Joel presenta, entre muchas
otras cosas importantes,
el día grande y terrible de Jehová: "Y Jehová dará su orden delante de su
ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su
orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá
soportarlo?" (Joel 2:11). Ello acontecerá "en aquellos días, y en
aquel tiempo" cuando Jehová hará "volver la cautividad de Judá y de
Jerusalén." (Joel 3:1). Preste usted atención a esto. Entonces el lagar será pisado,
y entonces también
la mies será segada (Joel 3:13). Esto
ayuda a una decisión correcta en cuanto al mismo acontecimiento en Mateo 13,
así como también en Apocalipsis 14. La siega de la mies no es el fin del globo
terráqueo, sino meramente una época particular que es finalizada mediante dicha
siega. Véase Joel 3.
Sofonías proporciona una
respuesta completa a cualquier
pregunta con respecto al tipo de circunstancias que serán introductorias del
reinado del Mesías. Preste atención a las palabras "en aquel tiempo"
en su relación, en el pasaje siguiente:
"Por
tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante
para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los
reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el
fuego de mi celo será consumida toda la tierra. En aquel tiempo devolveré yo a
los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para
que le sirvan de común consentimiento." (Sofonías 3: 8, 9).
No
hay ambigüedad alguna aquí en cuanto a cómo será introducido el último día. Será
"en aquel
tiempo" — en relación con la terrible crisis predicha: "En aquel
tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el
nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento."
Zacarías, en el uso del
tipo de Josué, sumo sacerdote
hijo de Josadac, parece presentar a Uno mucho mayor que él.
"Así
dice Jehová de los Ejércitos: ¡Mirad al hombre cuyo nombre es
EL VÁSTAGO! y él de su propio tronco brotará; y edificará el Templo de Jehová. Sí,
edificará el Templo de Jehová, y llevará sobre sí la gloria; y se sentará y
reinará sobre su trono, siendo Sacerdote sobre su trono; y el consejo de la paz
estará entre los dos." (Zacarías 6: 12, 13 - VM).
Qué claras y hermosas son las verdades enunciadas aquí. Este soberano
será también un sacerdote, " Sacerdote
sobre su trono." "Y el consejo
de la paz estará entre los dos." El REY podrá entrar en un consejo de
paz, incluso con los rebeldes judíos, por medio de su propio sacerdocio. Para
ejercer misericordia, debe haber
sacerdocio. No obstante, el soberano podría haber reinado sin mostrar misericordia;
y así, por consiguiente, sin mediación alguna. La posición de mediador
no fue esencial para la soberanía del
Hijo del Hombre. Para el ejercicio de la gracia,
ello fue necesario; pero no para ejercer una soberanía justa. ¿De dónde,
entonces, la noción de un 'reinado
mediador'? Hay un sacerdocio mediador,
y hay soberanía en gracia como
resultado. Pero los dos, aunque unidos en una sola Persona, son pensamientos
diferentes que pertenecen a cargos perfectamente distintos en naturaleza. Uno
puede existir, no, uno existe, sin el
otro. El sacerdocio es ejercido ahora, no la soberanía. El rey, de hecho, ha
nacido, y Su derecho al trono asignado a Sus manos; pero Él no ha ascendido aún
a Su trono; no ha tomado para Sí el ejercicio verdadero del poder real. La
expresión 'reinado mediador' es, entonces, sencillamente confusión. No existe reinado
mediador alguno. Hay un
sacerdocio mediador o intercesor, y ha de haber soberanía delegada; soberanía
asignada por Dios a las manos del Hijo del Hombre, un dominio milenial. Pero un
'reinado mediador', lo repetimos, es sencillamente un despropósito. Un reinado de
gracia resultará de la mediación,
pero hay toda la diferencia de causa y efecto entre ellos.
En
ese libro profético nosotros tenemos, asimismo, una de las más
solemnes imágenes del gran día de la intervención de Jehová.
"He
aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos
tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra
Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las
mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no
será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová y peleará con aquellas
naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel
día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y
el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el
occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia
el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y huiréis al valle de los montes,
porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que
huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá
Jehová mi Dios, y con él todos los santos." (Zacarías 14: 1-5).
Nosotros
presentamos esto como una muestra, de una vez para siempre, de
la colosal crisis que debe acontecer alrededor
de Jerusalén. ¡En cuántas Escrituras esta 'reunión de naciones' está
predicha! Ello es, también, cuando la cautividad de los Judíos terminará; no a
su comienzo. Lo que está
descrito aquí no es una crisis pasada.
Ella es futura, ciertamente. Y es cuando "vendrá Jehová mi Dios, y con él
todos los santos." Nosotros sabemos, por revelaciones subsiguientes, que
habrá una venida de Jehová manifestado en
la carne. ¿Acaso no es la venida de la cual se habla aquí esa misma venida
personal? Esta profecía no revela el modo de la venida que es predicha.
Nosotros no podríamos determinarlo a partir de esta sola Escritura. Pero
ciertamente, en la luz de predicciones subsiguientes, nosotros podemos estar
seguros de que lo que está predicho aquí no es nada más ni nada menos que el
segundo regreso personal del Señor Jesús.
Malaquías proporciona
también el testimonio de los
grandes acontecimientos del futuro; nosotros podemos proporcionar solamente una
breve cita:
"Porque
he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los
soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los
abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas
a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas
traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis
a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el
día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos." (Malaquías 4:
1-3).
Tal
es el tenor de las predicciones del Antiguo Testamento. La
introducción, mediante una crisis de misericordia y juicios mezclados, del
reinado universal de un Rey designado por Jehová, es la solemne característica
de todas ellas. Pero hay aún un misterio detrás. Este Rey ha de tener una esposa celestial,
así como súbditos
terrenales. El Antiguo Testamento no revela esto. Para este pensamiento
maravilloso nosotros debemos ir al Nuevo Testamento, La iglesia — el cuerpo
de los santos del intervalo actual, entre la
partida y el regreso del Señor Jesús — no fue el tema de las predicciones del
Antiguo Testamento. Los santos de esa dispensación pasada se sentarán en los
lugares celestiales del futuro reino en la presencia del Rey como sus amigos,
los 'amigos' del esposo, y ellos se regocijarán al verle tomar Su esposa; pero
ellos no formarán parte de la esposa. El Rey reinará
sobre los santos del período
futuro, pero ellos no reinarán con
Él, tal como la esposa lo hará. Hay esferas de gloria; hay gradaciones en el
reino. Las "cosas celestiales" fueron una revelación posterior. Las
cosas terrenales serán la porción de Israel, y las naciones. Las cosas
celestiales, así como el hecho de reinar
sobre las cosas terrenales, son la porción del Esposo, de la esposa, y de
sus 'amigos'. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo se propuso en Sí
mismo "reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del
cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que
están en la tierra." (Efesios 1: 9, 10).
El
día sucede al amanecer. El albor ilumina hasta llegar a ser la luz
del mediodía. Nosotros dirigimos la atención hacia adelante, hacia ese
'cumplimiento' de la palabra de Dios que fue concedida a los apóstoles,
especialmente a Pablo. Y concluimos estos bocetos muy apresurados de unos pocos
rasgos principales solamente, de la revelación progresiva de Dios, en las
palabras de aquel apóstol muy favorecido:— "Leyendo lo cual podéis
entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en
otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora
es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles
son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de lapromesa en
Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el don
de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. A mí,
que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia
de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de
Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido
desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme
sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los
principados y potestades en los lugares celestiales." (Efesios 3: 4-10). "Y
a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de
lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea
gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de
los siglos. Amén." (Efesios 3: 20,21)
Traducido
del Inglés al Español por: B.R.C.O.- Mayo/Junio 2017.-