LA PRESENCIA DE CRISTO
Y LA
INTELIGENCIA ESPIRITUAL
Todas
las citas bíblicas se encierran entre
comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
RVR1865
=
Versión Reina-Valera Revisión 1865
(Publicada por: Local Church Bible Publishers, P.O. Box 26024, Lansing,
MI 48909 USA).
VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt,
Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).
J. N. Darby
{Notas de un mensaje}
{De la revista "Helps in
Things concerning Himself" Vol. 2, 1892, páginas 176-186.}
Hay dos asuntos en mi mente sobre
los que tengo la intención de decir unas palabras. En primer lugar, la manera
en que la propia presencia del Señor ordena la senda y da carácter al
testimonio. En segundo lugar, la manera en que el apego personal al Señor
Jesucristo da inteligencia en todo (capacidad de entender o comprender). La
manera de obtener inteligencia espiritual en cuanto a las cosas de Dios es
tener a Cristo como el todo en nuestro corazón.
Yo acudo al Antiguo Testamento
con respecto al primer punto, porque ustedes tienen allí una historia
sorprendente del total fracaso del hombre. Esteban alude a ello en Hechos 7,
demostrando que el hombre, tratado mediante la ley como responsable, fue un
completo fracaso, y en la cruz el hombre fue totalmente rechazado. El hombre está
perdido, pero el proceso por el
cual él pasa es descubrirlo. Para tener un entendimiento claro de las cosas
divinas, nosotros debemos ver que estamos perdidos, y si el caso es ese,
nosotros no estamos en un estado de prueba. Nosotros podemos obtener el
conocimiento del pecado por medio de la ley, pero la cosa a la que un hombre
debe ser llevado a conocer es que ¡él está
perdido! "Si uno murió por todos, luego todos estaban muertos." (2ª.
Corintios 5:14 - RVR1865). Esta es una posición muy solemne en la que
reconocernos, pero no es la primera cosa que aprendemos; primero aprendemos lo
que nosotros hemos hecho. Si ustedes
preguntan a las personas si ellos son pecadores, ellos dicen entonces, «Todos
somos pecadores»; pero si ustedes
dicen, «¿Han pecado ustedes lo suficiente como para estar perdidos?», ellos dicen,
«Vaya, no, espero que no.» En la muerte de
Cristo el hombre rechazó la gracia que había venido a él, y a Aquel que tenía
todas las promesas. Los Gentiles no tenían ley, y los Judíos quebrantaron la
ley; pero cuando Cristo vino, la misericordia fue despreciada.
La condición del hombre desde
Adán, era la de pecadores afuera del huerto. Cuando Dios hubo dado la ley, ella
fue quebrantada—y no hubo "justo, ni aun uno" (Romanos 3:10), Dios
viene al mundo en amor, y el hombre Lo expulsó, (aunque, obviamente, Él cumplió
Sus propósitos al mismo tiempo). Eso
fue más que pecar contra Él, fue un odio positivo. Primero ustedes tienen la
falta de ley, la concupiscencia, y la voluntad propia — después el
quebrantamiento de la ley — y luego el rechazo positivo de Dios venido en
gracia. Así se da por finalizada la historia del hombre, y Dios comienza en Su
propio fundamento. No se trata ahora de lo que ustedes han hecho, sino como se
dijo a Israel, "¡Lo que ha
hecho Dios! (Números 23:23). La única
relación posible con Dios depende ahora de lo que Dios ha hecho.
En primer lugar, el pueblo
hace un becerro de oro—abandonando a Dios: eso es siempre la primera cosa que
el hombre hace. Cuando Dios establece algo bueno, el hombre lo estropea. Tomen
a Adán en el huerto de Edén — tomen a Noé; tan pronto como él sale del arca, se
emborracha — luego la ley, es quebrantada apenas es dada. También Aarón, él
nunca se viste con las vestiduras para honra y hermosura después del día de la
consagración. Así con Salomón, tan pronto como él es establecido en el reino,
el introduce la idolatría — igual con respecto a Nabucodonosor, el primer gran
poder Gentil. Pero es algo distinto cuando Dios viene en gracia, porque los hombres
lo desprecian por completo. El gobierno comenzó de parte de Dios con Noé
(Génesis 9: 5, 6), y continuó hasta que vino Su Hijo — ellos Lo rechazaron, y
entonces todo terminó. Hubo un pequeño suplemento en el principio del Libro de
los Hechos; pero cuando Esteban, lleno del Espíritu Santo, testifica de un
Cristo glorificado, ellos rechazan a un Cristo glorificado, así como habían
rechazado a Cristo encarnado.
Pero ustedes tienen todo aquello
en lo que el hombre fracasó establecido nuevamente en Cristo — fracaso en el
primer hombre, y Dios glorificado en el segundo, donde Él había sido deshonrado
en el primero.
En la ocasión del becerro de
oro, la prueba del hombre había terminado realmente, "Antes bien
llevasteis el tabernáculo de Moloc" (Hechos 7:43), Esteban cita de Amós
(Amós 5:26). Esa fue la raíz que produjo tan terrible fruto después. Uno
encuentra en Moisés lo que la gracia hizo. Jehová dijo a Moisés, "Tú has hallado
gracia en mis ojos, y yo
te he conocido por nombre." (Éxodo 33:17 - VM). Y Moisés dice, "considera
que esta nación es pueblo tuyo" (Éxodo 33:13 – VM), él suplica por ellos.
Ustedes tienen ahí los frutos de la gracia, en contraste con los efectos del
pecado. Moisés es un hermoso retrato de la gracia, pero no como Cristo lo fue.
Dios dice a Moisés que Él destruirá al pueblo en un momento, y ellos debían
quitarse sus atavíos para saber Él qué hacer. Pero Moisés dice, "Si ahora,
Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros;
porque es un pueblo de dura cerviz."
(Éxodo 34:9). Eso es exactamente lo que nosotros tenemos que hacer. ¿Por qué
debo yo insistir en tener a Dios conmigo? Porque a menos que yo Lo tenga a Él
conmigo en Su gracia, yo jamás atravesaré el desierto, con esta carne terrible presente
en mí. Yo doy como una razón, «Porque yo
soy tan malo; y por medio de la gracia Él puede tenerme con Él, a pesar de
todas mis debilidades.» Yo digo, «En mi carne, no habita nada bueno; si Tu no
vas conmigo yo nunca atravesaré el desierto.»
Es en separación que Dios
trata en gracia con Moisés, en relación con su salida del campamento — el
campamento estaba desierto, pero Dios estaba afuera (Éxodo 33). El tabernáculo
no había sido levantado realmente en aquel entonces; así ahora, el edificio de
Dios no está terminado. No había nada establecido en la tierra cuando Él dijo,
"edificaré mi iglesia" (Mateo 16:18), pero Él sí estableció una iglesia en la
tierra, responsable en su lugar, la
cual ha fracasado por completo — por eso es que nosotros hablamos de ruina. El
Señor dice, " [Yo] edificaré mi
iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella", ellas nunca
lo harán contra lo que Él edifica. En
1ª. Corintios 3 Pablo coloca la iglesia bajo las responsabilidades de los
edificadores; pero el hombre fracasa en eso, tal como lo hace en todo. Pablo
dice a los ancianos en Éfeso, "después de mi partida…de vosotros mismos se
levantarán hombres que hablen cosas perversas." (Hechos 20). Él dice, «Tan
pronto me vaya ustedes verán cómo será todo»; y nosotros lo hemos visto. Ni una
piedra que Cristo no edifica estará segura en la gloria. La historia de la así
llamada iglesia es una historia de iniquidad — si ustedes leen la historia de
los paganos, ustedes no encontrarán una historia tal como la de la iglesia.
Lo que Moisés hace es tomar el
tabernáculo (la tienda) y situarlo fuera del campamento (Éxodo 33). ¿Cuál fue
el efecto de esto? Jehová estaba en
él; Él descendía a la puerta y hablaba con Moisés, como un hombre habla a su
amigo. Él desciende en la nube; nosotros
tenemos algo mejor, porque entramos en la nube. Dios se refiere al hecho de
este hablar cara a cara como un favor especial mostrado a Moisés. Cuando hubo
esta separación, Moisés obtuvo una comunión tal como jamás la había tenido en
el campamento. Cuando él estaba arriba en el monte, y Dios le dice que Israel
ha hecho un becerro de oro, y dice, Yo los consumiré a ellos; "y de ti yo
haré una nación grande", Moisés dice, No, Tu gloria está implicada en eso.
¿Por qué? Porque él identificó al pueblo de Dios con la gloria de Dios; y cuando
él desciende del monte, él identifica la gloria de Dios con el pueblo de Dios,
y dice, "matad cada uno a su hermano" (Éxodo 32) — en ambos casos
ustedes tienen exactamente el mismo principio. Si yo veo al pueblo de Dios en
el mal, yo digo, ustedes deben ser tratados con la vara. Moisés levanta el
tabernáculo fuera del campamento, y Dios lo reconoce. No había ningún Lugar
Santísimo en aquel entonces — se trataba de un lugar de reunión con Jehová.
"Y sucedía que todo aquel que tenía por qué acudir a Jehová, salía al
Tabernáculo de Reunión, que estaba fuera del campamento." (Éxodo 33:7 –
VM). Ellos acudían a Jehová, eso es
lo que gobernaba el todo. El becerro de oro estuvo en el campamento; Jehová estuvo
en el tabernáculo, el cual no había sido levantado en aquel entonces en su
integridad.
Ustedes verán que las
comunicaciones eran con Moisés en ese tiempo (Éxodo 33:13 - VM). "Ruégote
me hagas conocer tu camino, para que yo te conozca." Ustedes tienen allí
el conocimiento. Después, "A fin de que halle gracia en tus ojos" —
no es que él no haya encontrado gracia, sino que él quería conocerla a cada
instante. "Considera que esta nación es pueblo tuyo." Él nunca olvida
al pueblo de Dios, aunque Dios no los llamaría Su pueblo. La presencia de Dios
es lo que sigue. Moisés debía conocer los modos de obrar de Dios y tener Su
presencia (Éxodo 33:16). Ellos habían acudido a Jehová cuando el tabernáculo
fue levantado fuera del campamento, pero Moisés quiere ahora Su presencia
manifiesta. Yo encuentro aquí que la presencia de Dios era el centro que
gobernaba el todo, que imprimía el carácter de la cosa toda, y si ustedes no
tienen eso, ustedes nada tienen.
Moisés insiste en la presencia de
Jehová cuando el pecado fue manifiesto en el campamento. Era el modo de obrar
de Dios y la presencia de Dios lo que había de separarlos de todos los pueblos
de la tierra. Moisés se hace más audaz en la fe, "Te ruego que me muestres
tu gloria." Pero él no podía ver Su gloria, no había ninguna expiación en
aquel entonces — la nube no era Su gloria. Nosotros tenemos aquí dos principios
— uno, el total fracaso de lo que Dios había establecido, después tenemos la
presencia de Jehová y el reposo de Jehová.
Dos personajes son destacados
aquí, Moisés y Josué. Josué no se apartaba del tabernáculo, la diferencia entre
ellos está en eso. Josué es espiritualmente figura de Cristo a la cabeza de Su
Pueblo. Nosotros debemos estar tan cerca del Señor como Moisés estaba, y el
efecto de la cercanía a Cristo es amor para con todo el pueblo de Dios, aunque ellos
se equivoquen; pero, al mismo tiempo, si yo estoy cerca de Cristo yo no puedo andar
con cualquiera que esté andando en
error. Es solamente en la medida que nosotros sepamos cómo separarnos de lo
vil, que el Señor dice que nosotros seremos como Su boca, pero nosotros debemos
estar cerca de Cristo para poder hacerlo de acuerdo con Su pensamiento. Me estoy
refiriendo ahora a principios generales.
El primer asunto que yo deseaba
mostrarles era de qué manera la presencia de Jehová gobernaba todo; les
mostraré ahora algunos ejemplos de que el apego personal a Cristo es el origen
de la inteligencia (o entendimiento). Me impresionó mucho la historia de María
Magdalena en Juan 20. Los discípulos van a sus hogares, pero no había hogar
alguno para María sin su Señor, y ella estuvo allí llorando. Aunque ella se
vuelve y ve a Jesús, ella piensa al principio que Él es el hortelano. Su apego
a Él la deja completamente a solas con Él; ello llevará a la comunión con los demás,
pero allí debía estar el alma a solas
con el Señor. Las otras mujeres vinieron temprano por la mañana, pero ella vino
siendo aún oscuro. Los
discípulos habían ido a casa, pero eso no le bastaría a María; ella no había
conseguido a Cristo, y su corazón no podía conseguir nada si no Lo conseguía a Él,
y ella es la primera a quien Él mismo se revela, y Él la convierte en mensajera
de inteligencia (entendimiento), porque los discípulos todavía no entendían las
Escrituras. A ella Él dice, "No me toques." A Él no le importó que
las demás mujeres Lo tocaran (Mateo 28:9), pero Él dice a ella, «Eso no es aún
para ti», "mas vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre,
a mi Dios y a vuestro Dios." Esta es la primera vez que Él los llama hermanos.
María obtuvo la verdad de Él
mismo; Él lo dice a los discípulos, pero Él lo dice por medio de María. Yo obtengo
allí el secreto del conocimiento
divino, y ustedes siempre lo encontrarán así. Ella se equivocó en un sentido,
al buscar entre los muertos al que vive, pero había este profundo apego a
Cristo, y la consecuencia es que ella obtiene la primera revelación de Cristo.
Ella fue el recipiente del conocimiento porque
ella estaba apegada a Cristo.
Tomen ustedes la mujer que era
una pecadora en Lucas 7, hubo allí un profundo apego a Cristo, y. ¿cuál fue la
consecuencia del amor de esta pobre criatura miserable? Hubo luz, el
conocimiento de completa salvación, mientras el farisaico Simón, deleitándose
en su propio corazón, estaba en perfecta oscuridad — ¡no cree que el Hijo de
Dios sea ni siquiera un profeta! Pero la mujer amó mucho, y el Señor se vuelve
a ella y dice, "Tus pecados te son perdonados… Tu fe te ha salvado, vé en
paz." Uno ve perdón, salvación y paz, relacionados con el apego a Cristo
de esa pobre criatura. La confianza había ganado su corazón, y obtiene salvación
revelada.
Tomen ustedes otro ejemplo. Allí
estaba Marta y allí estaba María. Marta se preocupaba con muchos quehaceres,
pero María se sentaba a los pies de Jesús, oía Su palabra. (Lucas 10: 38 y
ss.); justo lo que Él quería. ¿Y cuál es la consecuencia de este aprendizaje?
Que María conocía Su pensamiento. Cuando Lázaro ha muerto (Juan 11), Marta sale
en las prisas de su temperamento a encontrar al Señor, pero pronto regresa a
llamar a María, diciendo, "El Maestro está aquí y te llama." Marta
era consciente de que ella no tenía la misma interacción con Cristo, de modo
que ella va y llama a su hermana. Con Marta no había entrada alguna al
pensamiento de Cristo, pero cuando Él ve que María llora, Él se conmueve
profundamente y se estremece en espíritu. Así que cuando Él va a Betania (Juan
12), fue la misma María la que derramó el perfume sobre Su cabeza — su corazón
lo hizo. Los discípulos piensan
que ello es un error, pero Él dice, "Déjala" — ella lo sabe todo. No
es que ella pudiese haber dicho de manera profética cuál era el significado de
lo que ella hacía, pero su corazón tuvo el instinto; ella Lo ungió para Su
sepultura.
Consideren ahora a los discípulos
en Juan 13. Pedro no pudo formular a
Cristo la pregunta acerca de Su traición. ¿Por qué? Porque no estaba recostado
sobre Su pecho {*}
{*}
"Estaba recostado sobre el pecho de Jesús uno de sus discípulos, a quien
Jesús amaba. Simón Pedro, pues, le hace una seña, para que preguntase de quién
hablaba, él entonces, dejándose caer hacia atrás, sobre el pecho de Jesús, le
dice: Señor, ¿quién es?" Juan 13: 23-25 – VM).
Juan no se recostó sobre el pecho
de Jesús para obtener conocimiento, pero al estar allí él lo obtuvo. Tal como
el apóstol Pablo lo expresa, "Nosotros tenemos la mente de Cristo."
(1ª. Corintios 2:16). Juan estaba en lugar donde él podía obtener la atención
de Cristo — Conocer los secretos de Cristo. Pero ahora toda la sabiduría y el
poder de Dios están en Cristo, y para poder entenderlos, nosotros tenemos que entender
a Cristo; nosotros entramos en
Sus secretos cuando para nuestros corazones Él es todo de manera práctica. Entonces
ustedes están en el lugar
correcto, y la cosa correcta es hecha como Él quiere que sea hecha. Yo nunca
entenderé "te ruego que me muestres ahora tu camino" a menos que yo
entienda a Cristo — a menos que Él sea todo
para mí. Nosotros debemos considerar si los hábitos a los que nos entregamos, o
las cosas en las cuales estamos andando, contristan a Cristo, o si son como
Cristo.; porque cuando nosotros lleguemos al final, no habrá vida alguna
excepto la que hemos vivido para Cristo. La vida que nosotros vivimos responde
al Cristo que encontramos cuando ella termina. No nos gustaría ser hallados no
haciendo nuestro deber, pero la fe hace presentes esas cosas invisibles, de
modo que vivimos de acuerdo con ellas, y nosotros vivimos a Cristo y podemos
decir, "Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia."
(Filipenses 1:21).
Que el Señor nos conceda
encontrar que Él es todo, amados amigos; Él está mucho más pleno de amor para
nosotros de lo que nosotros estamos para Él. Que Él conduzca nuestros corazones
más cerca de Él, para que podamos entender los secretos de Su gracia y su
sabiduría, y avancemos en el Espíritu para vivir una vida de santificación
práctica para Cristo, ¡sin olvidar el juicio de uno mismo!
J. N. Darby
Traducido
del
Inglés por: B.R.C.O. – Octubre 2018.-
Título original en inglés:THE
PRESENCE OF CHRIST AND SPIRITUAL INTELLIGENCE, by J. N. Darby
Traducido con permiso
ENGLISH VERSION |
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