ANCLAJE DENTRO DEL VELO
Hebreos 6
Todas
las citas bíblicas se encierran entre
comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright
1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso
VM = Versión
Moderna, traducción de 1893 de
H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY,
Suiza).
De la revista "The
Christian's Friend" : 1876.-
Al concluir el capítulo
anterior, el apóstol había hablado de "los principios elementales de los
oráculos de Dios" (Hebreos 5:12 – LBLA),y nuevamente dice aquí en Hebreos
6, "dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección;
no
echando otra vez el fundamento del
arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de
bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del
juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite." (Hebreos 6:
1-3).
Nosotros debemos recordar a
quién estaba él escribiendo — a personas que, aunque profesaban ser ahora, y él
dice (versículo 9), realmente Cristianos, eran las personas que habían estado
familiarizadas con las doctrinas de la ley antes de ser ellos en realidad
Cristianos, que habían oído acerca del Mesías, habían esperado al Mesías (otra
palabra para Cristo), y por lo tanto, habían tenido sus pensamientos
relacionados con Cristo, antes que el Espíritu Santo fuese enviado del cielo.
Pero era una cosa muy diferente tener ciertos
elementos acerca de Cristo, y tener "el Espíritu Santo enviado del cielo
{*}, después que Jesús fue glorificado.
"El
Espíritu Santo enviado del cielo" no es "nacer de nuevo", aunque
nosotros nacemos de nuevo por el Espíritu Santo.
El apóstol alude aquí a cosas,
todas las cuales estaban relacionadas con los primeros principios de la
existencia de un Cristo. Un Fariseo los mantenía, si bien no era un creyente en
absoluto; él creía que habría una resurrección de los muertos, etc. La gran
mayoría de los Cristianos se detiene aquí. Pero el apóstol dice que es inútil
detenerse aquí: él los haría ir "adelante
a la perfección. Lo que él denomina "perfección" no está
relacionado con la práctica o la conducta (excepto, de hecho, a medida que la
verdad santifica), se trataba de ir adelante a una revelación plena de lo que
había en Cristo; ello se refiere enteramente a la doctrina.
A continuación, él presenta
una razón por la cual ellos debían ir adelante a la perfección. Si ellos
estaban firmes en estas verdades, era inútil comenzarlas de nuevo; si ellos las
habían abandonado, era "imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento."
(Hebreos 6:6 – VM).
Todo lo que pertenecía al
sistema Judío, pertenecía al "mundo antiguo";
cuando Cristo venga de nuevo será diferente (Hebreos 2:5). Es en este sentido
que él habla de "los poderes (en Griego es la misma palabra para
"milagros") del siglo venidero." El poder de Cristo liberará
enteramente del dominio de Satanás, y estos milagros eran ejemplo de eso. Un
Judío que había rechazado a Cristo en humillación, podía convertirse, y
reconocer a un Cristo glorificado (del cual estos poderes (milagros) del siglo
venidero dieron testimonio). Había un Jesús glorificado a ser presentado a los
que habían rechazado a Jesús estando Él aquí. "Porque" él dice,
"es imposible que los que una vez fueron iluminados, y gustaron del don
celestial, y fueron hechos participantes del Espíritu Santo, y gustaron la
buena palabra de Dios, y los poderes del siglo venidero, y después han caído en
la apostasía, — imposible es renovarlos otra vez para arrepentimiento; habiendo
ellos crucificado de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y habiéndole expuesto
a la ignominia pública" (Hebreos 6: 4-6
VM) — si ellos rechazan estos "poderes" del Espíritu Santo,
consecuente a la glorificación del Mesías — si ellos han visto y han sentido
"los poderes" del "Espíritu Santo enviado del cielo" de
Jesús glorificado, y luego se apartan, no hay ninguna otra doctrina para ser predicada,
no hay para ellos ninguna
restauración para arrepentimiento.
Él está considerando el caso
de Hebreos desistiendo de la profesión de Cristianismo y regresando al Judaísmo
— aquello para lo cual había (excepto para la fe) todo tipo de incentivo. Ellos
ya no tenían un Mesías visible, un templo, los sacrificios, un altar; ellos
habían renunciado a todas estas cosas, y (había gozo, sin duda, en creer) ellos
no tenían nada tangible en lugar de ellas. Estos poderes del "Espíritu
Santo enviado del cielo" estaban como ratificatorios del evangelio, pero
no había ningún Cristo, en una tercera condición, para ser aún presentado. Como
una nación, ellos Le habían crucificado una vez; ahora (él dice) que Él está
glorificado, y que estas pruebas han sido aportadas, ¿van ustedes a
crucificarle de nuevo?
No había ninguna tercera
condición. "Un terreno que ha embebido la lluvia que muchas veces viene
sobre él, y produce hierbas útiles para aquéllos a causa de quienes es labrado,
recibe bendición de Dios: mas si lleva espinos y abrojos, es rechazado, y cerca
está de maldición; cuyo fin es el de ser quemado" (Hebreos 6: 7, 8 – VM);
toda la lluvia que podía venir del cielo se perdía en este terreno, y se quedaba
tal cual estaba, producía espinos y abrojos.
Ser "partícipes del
Espíritu Santo, no es convertirse,
sino solo lo que Simón el Mago esperaba obtener (Hechos 8: 18, 19). Con él no
se trató de conversión; él quería
comprar este poder ejercido de manera sobrenatural. Saúl estuvo "entre los
profetas" (1º. Samuel 10: 10, 11). Él fue hecho partícipe (no en un
sentido correspondiente al Nuevo Testamento, sino en un sentido correspondiente
al Antiguo Testamento) del Espíritu Santo. También Balaam, un hombre completamente
impío. El Señor "vino al encuentro de Balaam", y " puso palabra"
en su boca. (Números 23).
Yo no puedo regresar a estos
elementos antiguos, dice el apóstol, Y deseo guiarlos hacia adelante; pero si
ustedes los han rechazado, "es imposible", etc.
Y luego él añade, a pesar de
haberles presentado este terrible cuadro, "Empero, amados míos, esperamos
con confianza mejores cosas de vuestra parte, y que acompañan a la salvación,
aunque hablamos de esta manera."
(Hebreos 6:9 – VM).
Hay una expresión (quizás la
más difícil de la totalidad) que sería bueno mencionar de paso, la de gustar "la
buena palabra de Dios." Parece ser algo real. Pero es justo lo que
nosotros tenemos en la parábola — un hombre "oye la palabra, y al momento
la recibe con gozo", pero no tiene" raíz en sí" (Mateo 13:
20,21). Los sentimientos de una persona pueden ser conmovidos, (al igual que
las mujeres que seguían a Cristo, haciendo lamentación y llorando, y a las
cuales Él dijo, "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras
mismas y por vuestros hijos" – Lucas 23: 27, 28), el corazón puede ser
influenciado por ciertas verdades tanto como la cabeza, y puede no haber
ninguna obra de Dios en la conciencia. Ni el corazón natural o la cabeza
natural tienen algo que ver con ello; puede haber tanto sentimiento como
conocimiento, y nada de Dios en absoluto.
Las cosas a las que el apóstol
se refiere, como se ve en estos creyentes, no eran "los poderes del siglo
venidero", sino el fruto verdadero, útil para Aquel por el cual la tierra
era labrada. "Dios no es injusto", él dice, "como para olvidarse
de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo
servido, y sirviendo aún, a los santos" (Hebreos 6:10 – LBLA); «yo espero
que ustedes no recaigan (o, no caigan
en la apostasía - VM)», "Y deseamos que cada uno de vosotros manifieste
hasta el fin la misma diligencia, para la plena seguridad de vuestra
esperanza." (Hebreos 6:11 – VM). Estaba allí la prueba de vida, y aquello
que Dios no desconocería (Él nunca reconoció meramente la cabeza y el corazón);
sería una especie de anomalía desesperada el hecho de decir «yo reconozco estos
frutos» y sin embargo desconocer a la persona que los llevara; y él desea además
que ellos muestren una confianza plena e indivisa en el Señor, y acerca de
ellos mismos.
Hay tres cosas de las que
se
habla en la Escritura — en primer lugar, "la plena certidumbre de fe" (Hebreos
10:22); en segundo lugar,
"la plena certeza de la esperanza"
(Hebreos 6:11); en tercer lugar, "una
plena seguridad de comprensión" (Colosenses 2:2 – LBLA). La "plena
certidumbre de fe" reposa sobre el
testimonio de Dios. Dios me dice que la sangre de Cristo limpia de todo
pecado, y yo descanso sobre ese testimonio. Hay más que esto en "la plena
certidumbre de fe"; mi alma cuenta
con una Persona que ha hecho una promesa (véase Hebreos 6: 12-20). Por eso
es que hay descanso en Dios (algo muy diferente de meramente creer un
testimonio), y, además, hay una mirada "dentro del velo." Esta plena
certidumbre de fe está fundamentada en lo que es perfectamente inmutable, no en
alguna cosa producida aquí, y que podría ser susceptible de cambio. Al entrar
en eso dentro del velo, el trono de Dios debe ser hecho vibrar ante mi
esperanza. La fe reposa sobre un testimonio que ha salido a la luz; pero ella
me lleva a lo alto, y la esperanza cuenta con Aquel que está allí. La "plena
seguridad de comprensión" va un paso más allá. No solamente yo tengo un
Objeto sobre el cual mi corazón y mi conciencia descansan, sino que ellos se ocupan
de los consejos de Dios; «entienden»;
yo puedo decir, «Es conforme a Dios hacer esto y hacer eso.»
Cuando hablamos de
"esperanza", nosotros debemos recordar que no se parece en nada a la
esperanza humana (como si la cosa fuese incierta). En lenguaje común yo podría
decir, «tengo la esperanza de que esa
persona venga mañana», cuando eso sería extremadamente incierto. No es así con
la "esperanza" en las cosas divinas. Todo lo que se quiere decir es
que lo que se espera no está presente: "Si esperamos lo que no vemos, con
paciencia lo aguardamos" (Romanos 8:25), porque ciertamente viene.
"No seáis
indolentes." (Hebreos 6:12 – VM). Hay una cierta diligencia (o, solicitud)
característica; de otro modo nosotros
iremos al mundo a cada paso. Nosotros tenemos que vérnosla con la carne y el
diablo (el cual anda alrededor buscando a quien devorar – 1ª. Pedro 5:8). Además,
tenemos que acudir a Dios. Sea que nosotros consideremos a Dios, a la carne, o
a Satanás, siempre es la diligencia (o,
solicitud) lo que caracteriza a la fe. El diablo será diligente si nosotros
no lo somos. "Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro
llamado y elección." (2ª.
Pedro 1:10 – LBLA). La vida es mostrada en acción. Yo no puedo decir de un
hombre que nunca se mueve, «Él está vivo.» Satanás está en la senda, y la cosa
que nos protege de Satanás es la diligencia (o, solicitud); sin ella, tropezaremos
y seremos derrotados. Satanás no puede tocar la nueva naturaleza (1ª. Juan
5:18); por eso, las tentaciones vienen a ser realmente cribas, y muestran si la
fe está en nosotros (Lucas 22: 31, 32). "No seáis indolentes, sino
imitadores de aquellos que, por medio de la fe
y la paciencia, heredan las promesas."
(Hebreos 6:12 – VM).
Nosotros tenemos necesidad de paciencia. Toda esta criba (este tamiz)
nos purificará. De lo contrario (allí donde no hay paciencia y fe), ello
demostrará que no hay un ancla verdadera dentro del velo, y la nave irá a la
deriva.
Luego él se ocupa en mostrarles (si bien habrá tentaciones, y por lo
tanto, la necesidad de fe y paciencia) cuán fuerte e infalible es el ancla.
"Dios hizo promesa a Abraham, puesto que no podía jurar por otro mayor,
juró por sí mismo, diciendo: Ciertamente bendiciendo te bendeciré, y
multiplicando te multiplicaré. Y así, después
de haber esperado Abraham con paciencia, obtuvo la promesa." (Hebreos
6: 13-15 – VM). Pero él no lo obtuvo toda de una vez; hubo un pequeño fracaso
(es decir, en cuanto a Ismael), justo cuando él había descendido a Egipto, al
principio, cuando hubo hambre en la tierra, y (mientras Sarai estaba en la casa
de Faraón – Génesis 12: 14-16), había adquirido ganado, y riquezas Egipcias en
abundancia. (Agar era una mujer Egipcia).
Un hombre puede obtener lo que satisface a la naturaleza, y puede parecer que
sigue adelante muy cómodamente, cuando está lejos de Dios. Pero él no tenía un
altar en Egipto. Cada camello y cada buey que recibía debiese haber quebrantado
su corazón, y ello le hecho sentir dónde estaban él y su mujer.
Nosotros leemos que Saúl, "esperó
siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a
Gilgal, y el pueblo se le desertaba… Y ofreció el holocausto. Y cuando él
acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía… Entonces Samuel
dijo:… no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado… Mas
ahora tu reino no será duradero." (1º. Samuel 13). Saúl no había tenido paciencia.
Una persona puede seguir fingiendo la fe,
y las obras de la fe, durante largo tiempo.
En Jacob hubo fe verdadera en
las promesas (aunque él no podía confiar en Dios acerca de ellas). Él usó
medios profanos para asegurarlas, así como uno podría usar medios profanos para
hacer la obra de Dios; pero Dios no le quitó la promesa, sino que lo ejercitó y
lo castigó; de modo que al final él tuvo que decir, "Los días de los años
de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de
los años de mi vida", etc. (Génesis 47:9). Es una escena atribulada y
angustiante de ejercicio y tristeza.
Nosotros tenemos necesidad de paciencia. La fe es mostrada en la senda,
y Dios la pondrá a prueba, mientras se cuenta con Él para el poder de cumplir
las promesas, así como para la fidelidad para asegurarlas. Y Jacob tuvo que
aprender esta lección. Al final, cuando José desea obtener la bendición de su
padre para Manasés en lugar de Efraín, el anciano cruza sus manos, y dice, «No así
hijo mío, no así.» Dios cumplirá Su propósito.
Y fíjense además de qué manera él sostiene nuestra fe (Hebreos 6:
16-20). Él pone a Abraham aún más a prueba diciéndole que ofrezca a Isaac en
holocausto, y luego Él lo confirmó mediante juramento. Dios ejercita nuestra
paciencia; pero mientras Él ejercita nuestra paciencia, Él da "un
fortísimo consuelo" a aquellos que son ejercitados. Antaño, el arca "del
Pacto de Jehová iba delante de ellos durante la jornada de tres días, para
buscarles lugar donde descansasen." (Números 10:33 – VM). Ellos no debían
descansar en el desierto; aun así había un pequeño respiro en el camino. Y hay
este refrigerio en el camino para fortalecer y alentar a los que están en el camino.
El gran Heredero ya ha sido coronado con gloria y honra (Hebreos 6: 19,
20). Tenemos así nuestra esperanza confirmada de una manera en la que Abraham,
Isaac, y Jacob no la tuvieron. Se trata de una esperanza celestial, porque "penetra
hasta dentro del velo"; y es
una esperanza segura y firme, porque
Jesús ya entró allí (como
nuestro precursor), y, además, por el Espíritu Santo que descendió. "Muchos
profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron", etc. (Mateo
13:17); pero nosotros tenemos incluso más que eso, tenemos "el Espíritu
Santo enviado del cielo" (1ª. Pedro 1:12), el testigo de la glorificación
de Jesús, y "las arras (la garantía) de nuestra herencia (Efesios 1: 13,
14). Nuestro consuelo es fuerte. Pero hallaremos que nosotros tenemos necesidad
de paciencia. (Hebreos 10:36).
Traducido
del
Inglés por: B.R.C.O. – Noviembre 2018.-