EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD

FUEGO EXTRAÑO Y EL FUEGO DEL CIELO (H. H. Snell)

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FUEGO EXTRAÑO Y EL FUEGO DEL CIELO

 

O, los Pensamientos del hombre y los Pensamientos de Dios acerca de Cristo.

 

2º. Crónicas 7: 1-10.

 

H. H. Snell

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:

 

LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.

RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano)

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).

 

 

 

Los pensamientos humanos concernientes a Cristo y a Su obra sacrificial son, en el mejor de los casos, deficientes. El hombre puede pensar en la crucifixión como un hecho histórico, y escribir y hablar de los clavos que traspasaron Sus manos y Sus pies, de la corona de espinas, y otras circunstancias externas relacionadas con Su muerte; y llegar también a su propia conclusión en cuanto al valor de aquel sacrificio. De hecho, la agigantada Cristiandad que Nos rodea está edificada principalmente sobre los miserables pensamientos del hombre acerca de Cristo, y de las cosas que a Él le conciernen. De la de la misma manera que Nadab y Abiú, ellos han mezclado fuego extraño con el incienso que Dios no les había ordenado; y al igual que ellos, el resultado debe ser juicio y muerte. Se nos dice que ellos "murieron delante de Jehová"; y así deben hacerlo todos aquellos que usan el nombre de Cristo y Su obra simplemente para ventaja actual y humana exaltación; haciendo así que las ordenanzas y las cosas religiosas sean su refugio, o confiando en el falso fundamento de asociar las opiniones del hombre y sus acciones con el nombre de Cristo, en vez de confiar solamente en el propio Cristo y Su obra infinitamente eficaz. Eso es el "fuego extraño"; no es según el pensamiento de Dios; no Le da la gloria. Ello es la religiosidad del hombre; y el fin de esas cosas es muerte. (Levítico 10: 1-3).

 

Sin embargo, ello no fue así en el día de Salomón, cuando él dedicó la casa de Jehová. (Véase 2º. Crónicas 7: 1-10). No encontramos "fuego extraño" ofrecido; sino que "el fuego descendió del cielo, y consumió el holocausto y los sacrificios." (2º. Crónicas 7:1 – VM). Nosotros vemos aquí a Dios, y Su actuar con relación al sacrificio. Esto es lo que la fe de un alma enseñada por el Espíritu, convencida de pecado, contempla especialmente en la cruz de Cristo. Estas almas no ignoran los hechos externos de la crucifixión; pero no es sino hasta que ellas no ven a Dios actuando en la escena, hasta que ellas ven a Dios tratando allí con Su propio Hijo como el portador del pecado, ellas no encuentran ningún terreno real de paz y descanso. En la cruz de Cristo la fe ve al Dios invisible escudriñando a la victima, probando y estimando su valor mediante el fuego de Su inflexible santidad, y condenando al pecado en la carne. La cruz del Calvario nos habla de Uno sin mancha, que era en Sí mismo infinitamente aceptable a Dios, el cual glorificó plenamente a Dios con respecto a nuestros pecados, y quitó de en medio el pecado por medio del sacrificio de Sí mismo (Hebreos 9:26). Es la estimación de Dios de la muerte de Cristo, y ninguna otra cosa, lo que establece nuestras almas en paz delante de Él. La resurrección, la ascensión, y la glorificación de Cristo, nos muestran la infinita aceptación, el aroma del reposo, de ese sacrificio a los ojos de Dios, y todo se combina para decirnos que nuestra seguridad está edificada sobre la justicia y la verdad Divinas.

 

Entonces, si queremos tener el gozo de esta seguridad inamovible delante de Dios, debemos tener los pensamientos de Dios acerca de "Jesucristo, y a éste crucificado" (1ª. Corintios 2:2), porque Dios de tal manera ha estimado el valor invaluable de esa obra consumada en la cruz, como para resucitarle a Él de los muertos, y darnos vida, justicia, y compleción en Él. Nosotros sabemos que Dios consideró a Aquel bendito el cual se humilló a Sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, digno de la más elevada exaltación posible. Es Dios quien nos dice que nosotros hemos sido "justificados por su sangre" (Romanos 5:9 – LBLA), y quien nos da la más plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo. (Hebreos 10:19).

 

Entonces, sólo cuando vemos los tratos de Dios con Jesús Su propio Hijo sobre el madero, y nos enteramos de Sus pensamientos al leer Su palabra y por medio de Su Espíritu — Su estimación de las perfecciones infinitas de ese único sacrificio que fue ofrecido una sola vez — nuestros corazones serán libertados, y establecidos en incuestionable seguridad delante de Dios. Dios nos ha reconciliado consigo mismo por medio de Jesucristo. (2ª. Corintios 5:18 – VM).

 

Observen a continuación que, habiendo sido los sacrificios consumidos con fuego del cielo, la gloria siguió a continuación. (2º. Crónicas 7:1). Se nos dice que, "la gloria de Jehová llenó la casa." ¿Y no nos enseña esto cuán seguro derecho a la gloria es la sangre de la cruz? Hay una relación muy bienaventurada entre "el sacrificio" y "la gloria." Consideremos bien esto. La muerte de Cristo, como una herramienta poderosa, da a aquel que cree derecho a la gloria misma de Dios. Como el velo rasgado, dicha muerte quita todo obstáculo a ir de inmediato a la presencia de Dios. La gloria debe seguir a continuación. En este momento nosotros estamos entre la cruz y la gloria, con libertad para entrar en el Lugar Santísimo por medio de la fe. Sobre ningún otro terreno podríamos entrar en la presencia de Dios, santa y sin nubes, salvo en el de que "Cristo murió por nuestros pecados", conforme a las Escrituras, y que Él "fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre." (Romanos 6:4 – RVA). Por consiguiente, se nos dice, "descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa." 2º. Crónicas 7:1). No es de extrañar, entonces, que cantemos tan a menudo —

 

'Oh Señor, Te adoramos,

Porque Tú nos has redimido

Nuestro derecho a la gloria

Lo leemos en Tu sangre' {*}

 

{*} N. del T.: Traducción libre de parte de la primera estrofa del himno "O LORD, we adore Thee

por F. Naylor v. 2 M Bowley. Música y texto se pueden encontrar en: http://www.stempublishing.com/hymns/ss/8

 

¿Acaso no es muy bienaventurado ver esta conexión entre el sacrificio y la gloria? Cuán claramente ello nos muestra que nosotros debemos todas nuestras bendiciones a la sangre de Cristo, y que en la gloria misma nosotros seremos tan profundamente conscientes de ello, como para estar regocijándonos para siempre en el infinito valor de esa sangre, y dando gloria incesante a Dios y al Cordero.

 

Nada nos humilla más realmente que el sentido de lo que Dios ha hecho a favor nuestro en Cristo. Ello no deja espacio alguno para la exaltación propia. Se trata de una obra completada. Nosotros hemos sido " hechos justicia de Dios en él" (2ª. Corintios 5:21). Esto inclina el corazón delante de Dios para alabar y dar gracias. Por lo tanto, se nos dice, "Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre." 2º. Cónicas 7:3). Entonces, es estando en comunión con el pensamiento de Dios en cuanto a las glorias de Cristo y el inescrutable valor de Su obra en la cruz, que el corazón es vaciado realmente del yo y de la tierra, y llenado con alabanza y gratitud, para con Dios. Estamos absortos con Dios y nos deleitamos en decirle a Dios lo que Él es. Esto es adoración.

 

También la consagración estará conectada con ello; porque los afectos y los deseos del corazón son despertados por tal prodigiosa misericordia; y los propósitos de alma son formados conforme a la voluntad de Dios. Por eso esta narración inspirada nos dice a continuación que, "ENTONCES", sí, "entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová." (2º. Crónicas 7:4). ¿Cómo es que en el día actual muchos Cristianos sienten que es tan difícil someterse y someter lo que les pertenece al Señor? La respuesta es clara. Ello es porque Cristo es tan poco entendido — la estimación que Dios tiene de Él es tan débilmente comprendida — Sus perfecciones no son conocidas. Nuestra ignorancia acerca de Cristo es grande, y muy culpable. Cuando la revelación de Dios de las glorias de Su Hijo Amado es conocida realmente, y la infinita aceptabilidad de Su obra es recibida; cuando la realidad bienaventurada de estar en Cristo es asida, cuando nuestra cercanía a Dios en Él es comprendida, cuando la porción todo satisfactoria que Él es, y Su toda suficiencia para nosotros bajo todas las circunstancias es conocida; entonces los afectos de nuestros corazones son despertados, y nuestras energías tan motivadas, que clamamos —

 

'Amor tan asombroso, tan divino,

Demandas mi alma, mi vida, mi todo.' {*}

 

{*} N. del T.: Traducción libre de la quinta estrofa del himno "When I Survey The Wondrous Cross", Autor: Isaac Watts, Música: Edward Miller, 1707. - https://library.timelesstruths.org/music/When_I_Survey_the_Wondrous_Cross/score/

 

 

Se nos dice además que los del pueblo estaban "alegres y gozosos de corazón" (2º. Crónicas 7:10). ¿Y por qué? Por "los beneficios que Jehová había hecho a David y a Salomón, y a Su pueblo Israel." Yo pregunto, en conclusión, ¿no lograremos nosotros aprender de estas lecciones que todas nuestras actuales felicidad, consagración, y adoración, deben su fuente a Dios, tal como Él se ha revelado a Sí mismo en Cristo? Aprendiendo la estimación que Dios tiene de Cristo en Su presencia, y lo que Él es para nosotros y ha hecho por nosotros, no podemos dejar de ser movidos a disposición de corazón y al propósito de asociarnos con Él en un mundo que todavía Le rechaza, y sentir muy verdaderamente que Sus intereses son nuestros intereses, Su gozo es nuestro gozo, y que lo que Lo entristece y deshonra también nos entristece y deshonra a nosotros.

 

"También nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación." (Romanos 5:11).      

 

H. H. Snell

                        

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Noviembre/2018.-

Título original en inglés:
STRANGE FIRE AND THE FIRE FROM HEAVEN, by H. H. Snell
Traducido con permiso

Versión Inglesa
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