EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD

Los "Hermanos", Su Origen, Progreso, y Testimonio (A. P. Cecil)

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Los "Hermanos", Origen, Progreso, y Testimonio

 

A. P. Cecil

 

{N. del T.: Escrito alrededor de 1875}

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito:

 

Comentarios críticos sobre el folleto de Andrew Miller 'THE BRETHREN (COMMONLY SO-CALLED.) A BRIEF SKETCH OF THEIR Origin, Progress, and Testimony.' Algunos puntos de dicho folleto son positivos, pero hay un peligro de un aparente 'falso espiritualismo' al negarse absolutamente a describirnos a nosotros mismos.

 

HERMANOS,

 

¡Permitid una palabra de exhortación! ¡El Señor tiene una controversia con nosotros! En este mismo momento, cuando nosotros mismos nos estamos denominando "Los Hermanos", y hablamos de nuestro origen, progreso, y testimonio, el Señor nos está sacudiendo hasta nuestra misma esencia. Me temo que muchos de nosotros no tienen un pensamiento corporativo (o, colectivo) más elevado que el de que pertenecemos a los "Hermanos" que comenzaron cincuenta años atrás, y cuando comparamos tal pensamiento con la Escritura, nosotros no podemos encontrarlo, excepto cuando 1ª. Corintios muestra que es un lamentable pensamiento sectario — humana sabiduría que necesita ser juzgada por la cruz. En nuestra conversación cuando estamos juntos, hablamos livianamente acerca del nombre sectario 'Plymouth Brethren' (Hermanos de Plymouth) que se nos ha puesto, y pronto, yo temo, iremos más lejos y lo aceptaremos como un asunto de poca importancia alegando: ¡es solamente un nombre! Basta con decir que 1ª. Corintios lo condena totalmente; ello ataca la raíz de lo básico del Cristianismo, y es una copia de la humana sabiduría de los filósofos Griegos (véase 1ª. Corintios capítulos 1 y 2). Ello ataca la raíz de la verdadera naturaleza de la Iglesia como muestra 1ª. Corintios capítulo 3. Por obra de Dios nosotros estamos en Cristo Jesús, el cual por parte de Dios nos ha sido hecho sabiduría, y justicia, y santificación, y redención. (1ª. Corintios 1: 30). Nosotros no pertenecemos a un maestro o a una compañía de maestros, por muy bendecidos que sean, sino que pertenecemos al Templo de Dios, y el Espíritu de Dios mora en él. Nosotros no somos "Los Hermanos" (llamados Hermanos de Plymouth por los sectarios y el mundo con tono de reproche) que tuvieron su origen cincuenta años atrás, sino que somos 'hermanos' entre los muchos hermanos de la gran familia de Dios que existía antes; quienes, por la gracia de Dios, han sido libertados de la cautividad Babilónica de La Iglesia durante muchos años, y han regresado al terreno original de la Asamblea, estando sentados en los lugares celestiales en Cristo, para confesar al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo como la fuente de unidad, el Dios y Padre de toda la familia de Dios dispersa o reunida (Efesios 1: 1 a 18), para confesar a Cristo como la Cabeza de Su cuerpo (Efesios 1: 19 a 23; 2: 1 a 18); y para confesar al Espíritu Santo como el Edificador y el Habitante de la casa de Dios (Efesios 2: 19 a 22). Nuestro origen no proviene de maestros, por muy bendecidos y reconocidos por Dios que hayan sido, que fueron usados poderosamente por Él cincuenta años atrás para revivir verdades enterradas por largo tiempo en medio de los escombros de la Iglesia profesante, sino que proviene de Dios que llamó a Pedro, Andrés, y Juan por Su gracia soberana (Juan 1); de Dios que entregó a Cristo a la muerte por nuestras transgresiones, y Le resucitó para nuestra justificación (Romanos 4: 25); y que llamó a Saulo de Tarso desde la gloria, lo liberó del mundo Judío y Gentil que había rechazado a Cristo, y desde la gloria lo envió como uno unido a Cristo, a dar testimonio de Su gloria y de la unión de los santos con Él como Su cuerpo y esposa. Nuestra posición no está en un cuerpo que tuvo su origen hace cincuenta años, sino en Cristo, quien, después de decir a María la nueva relación formada en las palabras, "Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Juan 20: 17 a 20), vino y se puso en medio de Sus hermanos que estaban reunidos, y sopló sobre ellos la paz que Él había hecho por ellos cuando murió en la cruz, y de la cual Él les dio una prueba en Sus manos y costado heridos. Nosotros estamos en el Cristo que sopló la paz por segunda vez sobre ellos, como el Hijo enviado por el Padre, que infundió en ellos Su propia vida de resurrección, relacionándolos así con Él como la Cabeza resucitada de la nueva creación. Nosotros estamos en el Cristo que, después de esto, subió a lo Alto como hombre, y envió el Espíritu Santo, como la promesa del Padre, a morar en ellos. De modo que ahora, en la nueva familia de Dios establecida plenamente pudo cada uno, individual y colectivamente, clamar, "¡Abba, Padre!" (Juan 20: 19 a 22); Hechos 1: 4).

 

Al mismo tiempo, el Espíritu Santo los bautizó a todos ellos en un solo cuerpo (1ª. Corintios 12: 13), y los edificó juntamente para ser Su habitación en la tierra. (Efesios 2: 22). ¡Ese es nuestro origen, esa es nuestra posición! Nosotros pertenecemos solamente a esta familia, y a este cuerpo, y a esta casa, y de esto somos llamados a dar testimonio, así como de Aquel que es el Dios y Padre de ello. ¡Oh noble origen! ¡Oh elevada ascendencia! Hermanos, no lo olvidéis; ¡que ningún hombre tome vuestra corona!

 

Yo confío que vosotros conocéis bien el progreso de la Iglesia de Dios, no necesito detenerme en ello. Ella se expandió maravillosamente, pero, ¡desgraciadamente! mientras se expandía, ella decaía. Celosa por quitar el mal, ¡lamentablemente! ella dejó su primer amor, y recibió la amenaza de que se le iba a quitar el candelero. (Apocalipsis 2: 1 a 7). El mal, que se contuvo por un tiempo a causa de la persecución, surgió de nuevo al ser la Iglesia unida al mundo por los líderes 'a sueldo' de la Cristiandad. Un sistema perverso surgió entonces en medio mismo de la casa de Dios, enseñando la idolatría — la cautividad Babilónica se extendió por toda la Iglesia. La verdad de la unidad verdadera del cuerpo de Cristo, y la venida del Señor, se perdieron, y todo se sumió en las tinieblas de medianoche. El clamor de la Reforma resonó y hubo una salida parcial de dicha cautividad, pero esto decayó nuevamente hasta llegar a tener un nombre de que vivía, y la muerte moral reinó sobre la profesión Cristiana. (Apocalipsis 3: 1 a 6). Después la voz del Santo y Verdadero fue oída, y un remanente de las ovejas la siguieron, y regresó sólo a Cristo. Pero recordad, hermanos: fue un remanente el que regresó, no el todo. Nosotros somos "hermanos", un remanente retornado que vuelve a Cristo, pero no somos "Los Hermanos", mucho menos 'Hermanos de Plymouth', como un cuerpo nuevo. Esta ha sido la triste historia de 'los hermanos' y de la casa de Dios. Y recordad que hay un triste futuro ante la casa de Dios. La tibieza Laodicense va a seguir a continuación, y operará de manera simultánea a la sinceridad de corazón de Filadelfia para con Cristo, hasta que Él venga. ¿Cuál es la gran señal diferenciadora entre los dos círculos? Con los Filadelfios es así: Cristo es todo, y Su Palabra; con los Laodicense: 'los hermanos' son el todo, así como ellos dicen, "Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad." (Apocalipsis 3: 17). Existe tal cosa como un horrible YO colectivo que necesita ser juzgado por 1ª. Corintios, así como el YO individual, el viejo hombre de Romanos.

 

Oh, entonces que vuestro testimonio sea simplemente Cristo y Su Palabra, sin dejar nada afuera, sin descuidar el testimonio de Pedro acerca del Jesús rechazado, ahora exaltado, y que va a sentarse en el trono de David, hecho Señor y Cristo,  y mientras tanto, dando salvación y perdón de pecados (Véase Hechos 2: 30 a 38; 5: 30 a 32); estableciendo así el reino de los cielos en su forma actual: reteniendo el testimonio de Pablo, tal como muchos de vosotros hacéis de manera bienaventurada, proclamando un cielo abierto, estando el Segundo Hombre sentado allí, la justicia y el Espíritu suministrados desde allí, y el Espíritu Santo descendido uniendo a los creyentes a Cristo en el cielo; y unos a otros en la tierra, con la esperanza bienaventurada del regreso desde el cielo del Hijo de Dios, el Esposo de la Iglesia, para introducirla en la casa del Padre antes de los juicios, y para regresar después con Él a reinar sobre la tierra restaurada. Hermanos, no hablemos de nuestro testimonio, sino proclamémoslo como el testimonio de Dios, y continuaremos a tener la sonrisa del Santo y Verdadero. El amor de los hermanos, Filadelfia, reinará realmente en nuestro medio, y hacia todos los hermanos dispersos; nosotros continuaremos a tener la puerta abierta la cual nadie puede cerrar, y seremos el único círculo de personas que, como una cosa colectiva, escapará a los juicios. Filadelfia solamente como cuerpo colectivo dejará de existir en la tierra cuando el Señor regrese [por los Suyos]. (Apocalipsis 3: 10). ¡Oh! Retened el Nombre de Cristo; no permitáis que un falso y presuntuoso nombre sea puesto sobre vosotros. El hermoso Nombre de Cristo, el Santo y Verdadero, es suficiente, quien no se avergüenza de llamarnos Sus "hermanos" (Hebreos 2: 11) — pero, ¡recordad! Él nos llama así entre muchos otros que están dispersos, que son tan "hermanos" como nosotros mismos, aunque no estemos manifestándolo juntamente. Yo digo nuevamente, permitid la palabra de exhortación, y que el Dios fiel alce sobre nosotros la luz de Su rostro (Salmo 4: 6), el cual nos ha llamado a la comunión de Su Hijo. (1ª. Corintios 1: 9 – VM). Ese es nuestro origen, del cual, si somos testigos verdaderos, daremos testimonio; ese ha sido el progreso de la Iglesia a la que pertenecemos, y ese es su testimonio. Pero nosotros somos solamente "hermanos" (entre muchos otros que están dispersos) que han retornado a Cristo, para dar testimonio de la gracia que nos llamó a volver, y que tiene paciencia con todos, y que llevará a cada hermano, disperso o reunido, a los "hermanos"  a la gloria.

 

Lord Adalbert Percival Cecil (1841-1889)

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Febrero 2019.-

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

 

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).

Título original en inglés: "The Brethren, Their Origin, Progress, and Testimony by, LORD ADALBERT PERCIVAL CECIL
Traducido con permiso
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