EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD

1.4 La cual es Su cuerpo (F. G. PATTERSON)

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La cual es Su cuerpo

 

Sermones Acerca de la Iglesia de Dios

 

Sermón 1, Parte 4

 

F. G. Patterson

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

 

Nosotros hemos visto que la "asamblea", en su manifestación externa en Jerusalén, fue esparcida tras la muerte de Esteban. Entonces la bendición descendió a Samaria, y Saulo de Tarso, en medio de su terrible carrera de pecado y rebelión contra un Cristo glorificado, es llamado a ser ministro de esa gracia que lo llamó, y de la asamblea que él había perseguido, ¡y de la fe que antaño él había destruido! Él se convierte reconociendo la unión de esos santos dispersos con un Cristo ascendido. "Yo soy Jesús, a quien tú persigues". (Hechos 9). Él suministra esta maravillosa verdad en Efesios capítulo 1, y capítulo 2: 1 al 10, tal como dicha verdad era, tanto en los consejos de Dios, como en la acción para cumplirla. Todo en esta Escritura es considerado como desde el punto de vista de Dios, — incluso la fe (Efesios 2: 8) es el don de Dios. Él muestra primero la elección de las personas antes de la fundación del mundo, y como predestinadas a ciertos privilegios. La relación individual como hombres en Cristo con Dios, e hijos delante del Padre, es, en primer lugar, completamente establecida. Dicha relación es la más excelsa de nuestras relaciones; incluso más excelsa que el hecho de ser nosotros miembros del cuerpo de Cristo. Para alabanza de la gloria de Su gracia ellos son aceptos en el Amado. Por tanto, ellos han sido llevados por medio de la redención, como hemos visto, al mismo lugar con Cristo como hombre (Efesios 1: 3 al 7). Después, cada uno de nosotros ha sido sellado con el Espíritu Santo de la promesa, habiendo creído el Evangelio de su salvación. El sello de Dios nos marca como Suyos, mirando atrás a la perfección de la redención que ya está en el pasado; mirando hacia adelante, una garantía (las arras) de la herencia que está delante de nosotros como coherederos con Cristo en Su primacía sobre todas las cosas, la cual es venidera. (Efesios 1: 13, 14). De la herencia que en realidad no hemos aún recibido, ni podemos recibirla hasta que Él la reciba, nosotros tenemos la garantía de ella (las arras) en la morada del Espíritu Santo.

 

La salvación, las buenas nuevas que hemos oído, es la liberación o transferencia de la persona del viejo estado y viejo lugar en que estábamos en Adán, a un lugar y a una relación enteramente nuevos con Dios en Cristo.

 

Después Cristo es visto resucitado como Hombre y como subido a lo alto, establecido a la diestra de Dios, Cabeza sobre todas las cosas y dado a la iglesia, la cual es Su cuerpo, el cual está formado por Judíos y Gentiles, muertos en pecados, hijos de ira, a los que se les da vida juntamente con Él, resucitados juntamente, y se los sienta, [no aún con Él sino] "en" Él. "Y con El nos resucitó, y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús". (Efesios 2: 6 – VM). Ese es el lugar revelado de la asamblea, "su cuerpo", según los consejos de Dios, y conforme a la obra de Cristo mediante la cual Él los lleva a efecto durante el intervalo mientras Cristo está oculto en los cielos, y es rechazado por el mundo; y antes de que Él sea de facto, "cabeza sobre todas las cosas". Cuando todas las cosas sean sometidas bajo Sus pies en el siglo venidero, la "asamblea" es, en propósito y resultado, "su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo".

 

Por lo tanto, nosotros hemos visto a Cristo — "Cabeza sobre todas las cosas", en tres caracteres: Dios, Creador de ellas; Hijo, y Heredero constituido de ellas; y como Hombre, según el Salmo 8, el Hombre del consejo y el propósito de Dios. Él lo toma todo por medio de la redención, como por derecho personal. Pero sobreviene un intervalo, mientras Él está oculto en los cielos y el Espíritu Santo mora en la tierra, durante el cual Él está sentado en el trono de Su Padre (Apocalipsis 2: 21), antes de que Él se siente en Su propio trono — como Hijo del Hombre. "Pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas". (Hebreos 2: 9). Mientras tanto, la "asamblea" — "su cuerpo" — es formada; a sus miembros se les da vida con Él, resucitados juntamente, uno con el otro, y sentados juntamente en los lugares celestiales en Cristo. "Empero Dios, siendo rico en misericordia, a causa de su grande amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestras transgresiones, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y nos levantó juntamente con él, y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales en Cristo Jesús". (Efesios 2: 4 a 6 - VM).

 

Ahora bien, si nosotros no tuviéramos nada más que esto acerca del cuerpo de Cristo, deberíamos aceptar lo que muchos ¡lamentablemente! han sostenido desde muy temprano en la historia de la iglesia, a saber, que este cuerpo es invisible, y es solamente una cosa del consejo y del propósito del pensamiento de Dios. Este pensamiento provino del hecho de confundir el cuerpo visible, externo, o la casa, con el verdadero cuerpo de Cristo. El hecho de no entender lo que el cuerpo de Cristo era, y la diferencia entre él y la asamblea visible que estaba alrededor, obligó a los que no podían aceptar la corrupta cosa visible como Su cuerpo, a inventar los términos 'iglesia visible' e 'invisible'.

 

Pero cuando consideramos la primera epístola a los Corintios encontramos, en 1ª. Corintios 12: 12 al 16, otro pensamiento del que está en Efesios 1. Tenemos allí en Efesios 1, el cuerpo de Cristo visto en el propósito y en el consejo de Dios, tal como será manifestado finalmente en gloria, y a los que lo componen, — sentados en lugares celestiales en Cristo; aquello que, cuando Él esté en posesión de toda Su gloria, como Hijo del Hombre, en el siglo venidero, es "su cuerpo". En 1ª. Corintios 12 vemos el cuerpo de Cristo como existe realmente en la tierra, mantenido en unidad mediante el poder del Espíritu Santo. De tal manera está la verdad de que este cuerpo está aquí en la tierra delante de la mente del apóstol, que él dice, en el versículo 26, "De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan". Todos sus miembros son vistos aquí en la tierra; esto es evidente, porque los santos que han dormido, no 'padecen'. Son los que están en la tierra en cualquier momento dado, durante la estadía de la iglesia en la tierra, los que entran en el pensamiento de esta Escritura; ellos son mantenidos en unidad mediante la presencia y el poder del Espíritu Santo, el cual los bautizó en "un solo cuerpo". "Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu." (1ª. Corintios 12: 13 – LBLA).

 

Permítanme decir aquí que en la Escritura no se dice acerca de un individuo que él es bautizado con el Espíritu Santo. Ni siquiera acerca de nuestro Señor mismo. Del descenso del Espíritu Santo sobre Él, como Hombre, en forma corporal como paloma, cuando Él estaba a punto de entrar en Su ministerio público, Él mismo dice, "a éste le selló el Padre, Dios". (Juan 6: 27 – VM).

 

El bautismo del Espíritu Santo es una cosa colectiva que forma la relación de un cuerpo de personas, como el de la asamblea en el día de Pentecostés. Los ciento veinte fueron bautizados colectivamente por el Espíritu Santo, y constituyeron así "un solo cuerpo", no en ese momento, obviamente, porque la verdad del cuerpo no había sido revelada, para la fe de sus miembros, sino que lo fue verdaderamente delante de Dios. Después, Gentiles fueron incorporados en este cuerpo, como en Hechos 10: 11 (vean especialmente Hechos 11: 15 al 17). Ahora bien, este bautismo del Espíritu Santo, habiendo constituido a todos aquellos en quienes Él moraba en un solo cuerpo en Pentecostés, no hubo necesidad de repetirlo desde ese momento. Santos individuales, miembros del cuerpo de Cristo, han muerto, y sus espíritus están con el Señor; sus cuerpos — los templos del Espíritu Santo (1ª. Corintios 6: 19) disueltos en polvo, y quizás esparcidos a los cuatro vientos. Ellos son de ese cuerpo, y serán hallados en unidad en la eternidad, pero han dejado de ser contados como de él aquí, como es visto actualmente en la tierra donde es mantenido en unidad por el Espíritu de Dios. Los que desde entonces han creído las buenas nuevas de su salvación han entrado en este cuerpo mediante el sellado individual del Espíritu de Dios; y por tanto, es verdad acerca de los creyentes que están ahora en la tierra que, "por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo", porque, mediante el sellado del Espíritu de Dios, nosotros hemos entrado en aquello que fue formado en aquel entonces mediante el bautismo del Espíritu Santo.

 

Cuán importante es, queridos amigos, comprender que este cuerpo de Cristo está aquí en la tierra ahora tan verdaderamente como en el día de Pentecostés. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo está aquí en la tierra, donde, en cuanto a lugar personal, Él mantiene el cuerpo de Cristo. Todos aquellos que han muerto son del cuerpo de Cristo, como se ve en Efesios 1; pero son solamente los vivos, en este momento o en cualquier momento dado, quienes son vistos y tratados como el cuerpo de Cristo, según este capítulo que está ante nosotros. (1ª. Corintios 12). De modo que aquí, al final de diez y nueve siglos, el cuerpo es mantenido en su unidad, tan cierta y perfectamente como cuando fue constituido por primera vez en el día de Pentecostés. La manifestación externa ¡lamentablemente! desapareció; pero el Espíritu Santo, el cual descendió y lo constituyó primero, aún está aquí; y el cuerpo de Cristo es mantenido, como entonces, mediante Su presencia y Su poder.

 

Pues bien, cuando nosotros llegamos a 1ª. Corintios 12: 27, encontramos que Pablo aplica esta verdad a la asamblea en Corinto: "Vosotros pues sois el cuerpo de Cristo, e individualmente sois miembros de él". (1ª. Corintios 12: 27 – VM). Es decir, en principio, como estando reunidos en Corinto, ellos eran el cuerpo de Cristo en Corinto; no, obviamente, separándolos del cuerpo completo aquí abajo, sino como parte de él, y según el principio de su constitución; y tan verdadero acerca de todo el conjunto de los santos en cualquier otro lugar dado.

 

Cuando leemos los versículos finales (1ª. Corintios 12: 28 al 31), aparece otro importante pensamiento. Él cambia ahora el lenguaje de "cuerpo" a "asamblea". "Y a unos puso Dios en la asamblea: primeramente apóstoles, luego profetas, etc. (1ª. Corintios 12: 28 – JND). En Efesios 1 nosotros recordamos que "asamblea" y "cuerpo" son usados como términos intercambiables, porque la cosa es vista allí en su resultado, y conforme al propósito de Dios. En 1ª. Corintios el apóstol habla de la "asamblea", y habla del "cuerpo", tratando a una de manera práctica y en principio como al otro, porque la verdad del "cuerpo" debía ser realizada y expresada en la "asamblea", pero él no usa las palabras de manera intercambiable. Esto es muy sorprendente, y muestra la sabiduría del Espíritu de Dios en la elección de Sus palabras. "Vosotros pues sois el cuerpo de Cristo, e individualmente sois miembros de él." (1ª. Corintios 12: 27 – VM). "Y a unos puso Dios en la asamblea: primeramente apóstoles, luego profetas, etc. (1ª. Corintios 12: 28 – JND).

 

Esos maravillosos toques de sabiduría en la Palabra de Dios provocan la adoración del corazón del hombre renovado. En lo que a veces es solamente un tropezadero para la incredulidad, la fe encuentra una mina de sabiduría y hermosuras divinas. ¡Alabado sea el Señor por el ojo abierto para contemplar y sacar provecho de Sus palabras!

 

Es en esta epístola donde encontramos que entra la responsabilidad del hombre, y donde hallamos advertencias a los que tienen el nombre de Cristo sobre ellos, así como a aquellos que eran edificadores después de los apóstoles (vean 1ª. Corintios 3). De esto hablaremos en su totalidad en otra ocasión, según el Señor lo indique. Entonces, en estos versículos finales de 1ª. Corintios 12 nosotros encontramos, después que él ha explicado el cuerpo, y ha hablado de la asamblea en Corinto como siendo, en principio, el cuerpo, él muestra después a varios miembros del cuerpo de Cristo, dones, y demás, puestos en la asamblea: miembros del cuerpo, puestos en la asamblea — considerando, obviamente, a esta última como la profesión colectiva completa del Cristianismo en la tierra. Pero si bien se habla del "cuerpo", y de la "asamblea", no se dice que lo uno sea lo otro (Efesios 1: 22, 23), aunque son tratados como identificados de manera práctica aquí abajo. Cuando esto dejó de ser así, ello fue la ruina de la asamblea. "Y ha puesto todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la asamblea, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo". (Efesios 1: 22, 23 – JND).

 

Esto da lugar a la realización con pleno resultado de la gracia y la obra de Dios, en la verdad y en el hecho de la iglesia como es edificada por Él; dando lugar para que entre la responsabilidad del hombre, y a que sean dadas advertencias como necesitadas aquí abajo, en cuanto a la iglesia responsable edificada por el hombre.

 

En 1ª. Corintios 10; 16, 17, tenemos la mesa del Señor que nos ha sido dada para que sea el símbolo de la unidad de este cuerpo de Cristo en la tierra, al participar del 'un solo pan'. "Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan". (1ª. Corintios 10: 17 – VM).

 

Entonces, queridos amigos, nosotros hemos visto, y es lo que yo confío, el cuerpo de Cristo en su doble presentación, es decir, en primer lugar, como formado por santos sentados en los lugares celestiales en Cristo, según el propósito de Dios en la eternidad y Su obra en el tiempo, lo cual le da un carácter completamente celestial. En segundo lugar, lo hemos visto en la tierra mantenido en unidad mediante el poder del Espíritu Santo, en el intervalo actual, cuya fe es expresada en el participar del 'un solo pan' en la cena del Señor. Menciono ahora otro aspecto de la iglesia, como la 'Casa o Habitación de Dios' aquí abajo. Esto saldrá a relucir como un tema separado.

 

Mientras tanto, que el Señor bendiga a Su pueblo plenamente. Que el ojo de cada uno sea sencillo, para que todo el cuerpo esté lleno de luz, y para que las verdades que hemos procurado presentarles en alguna pequeña medida, puedan, con todo el poder santificador de ellas, formar nuestras almas para que Él pueda ser glorificado, y para que podamos crecer en todo en Él, por amor de Su nombre. Amén.

 

Nota. Es de la más profunda importancia comprender que el cuerpo de Cristo, como visto en la tierra durante el intervalo en que Cristo está oculto en los cielos, está compuesto solamente por esos santos que en este momento están vivos en la tierra. Hay una Escritura (Efesios 1: 22) que lo considera, en propósito y resultado, como toda la reunión de los santos desde Pentecostés hasta la venida del Señor por Sus santos. "Y ha puesto todas las cosas bajos sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la asamblea". (Efesios 1: 22 – JND). Las demás Escrituras lo tratan como el complemento de los santos aquí, donde, en cuanto a lugar personal, está el espíritu Santo, el cual constituye, por Su presencia en los miembros, "un solo cuerpo".

 

En Romanos 12 "el cuerpo de Cristo" es visto en las actividades de sus miembros en la tierra.

 

En 1ª. Corintios 12 este es visto tan plenamente en la tierra que, "si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él". Son solamente aquellos que están aquí los que están en el lugar de padecimiento; y los dones no están en el cielo.

 

En Efesios 4 el Cristo ascendido ha dado dones a Su cuerpo, para el perfeccionamiento de los santos, y la reunión y edificación del cuerpo como visto también en la tierra: porque ese ministerio y esa edificación no es en el cielo sino aquí, donde de él se dice, "de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen)", etc. (Efesios 4: 16 – LBLA).

 

Los apóstoles vieron eso ante sus ojos en la tierra que era el cuerpo. Ellos nunca contemplaron a la iglesia permaneciendo aquí por mucho tiempo, sino que esperaban la venida del Señor. Él tardó, en paciente amor. Aun así, lo que está ante nuestros ojos es el cuerpo, como anteriormente estuvo ante los de ellos. Tal como el ejército Británico es el ejército Británico ahora, es decir, los que están en condiciones de combatir; y fue también el ejército Británico en la batalla de Waterloo; y probablemente no queda en este ejército actual ningún soldado de los que estuvieron en él en aquel entonces. Ellos, al igual que los santos que han muerto, han 'pasado a la reserva', o ya 'se acogieron a retiro', como Pablo y los santos desde entonces; y si bien el todo de él no entra en el recuento del cuerpo como visto por Dios en la tierra hoy en día, ellos serán, eventualmente y según Efesios 1, el cuerpo cuando Cristo sea de facto Cabeza sobre todas las cosas, y mientras tanto, yo estoy seguro, no sufrirán la pérdida de absolutamente ninguno de los privilegios de los que ellos disfrutaron cuando estuvieron aquí.

 

F. G. Patterson

 

 Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Abril 2019.-

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

 

JND = Una traducción literal del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento (1884) por John Nelson Darby, traducido del Inglés al Español por: B.R.C.O.

LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).


Título original en inglés:
"Blackrock Lecture 1.4. "Which is His Body",
by F. G. Patterson 
Traducido con permiso

Versión Inglesa