"El Temor del Señor"
H. J. Vine
Todas las citas
bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares
en que además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones
mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.
"Vive siempre en el temor
del SEÑOR", es una palabra saludable y necesaria. (Proverbios 23: 17 –
LBLA).
La gracia de Dios ha hecho mucho
por nosotros; nos ha salvado, nos ha justificado gratuitamente, nos ha redimido
y nos ha reconciliado con Dios, y nosotros hacemos bien en responder a la
exhortación, "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y
reverencia". (Hebreos 12: 28).
Este temor del Señor no es el
temor servil que caracteriza al supersticioso. Es una confianza reverente
acompañada por el aborrecimiento del mal. "El temor del SEÑOR es aborrecer
el mal. (Proverbios 8: 13 – LBLA). "El temor del SEÑOR es limpio, que
permanece para siempre. (Salmo 19: 9 – LBLA). Donde este es mantenido la
presencia del Señor es una realidad y un gozo.
La presencia del Señor está con
la asamblea hasta que Él venga a tomarnos para estar con Él en la casa del
Padre. Él nunca deja o abandona a los Suyos.
'Él con Su iglesia ha estado
siempre;
Su amorosa benignidad, ¡oh,
cuán buena!
Sin embargo, una cosa es que
Su presencia esté con nosotros, y otra cosa es estar en un estado tal como para
reconocerla, y para disfrutar de la santa paz y la bienaventuranza de ella.
"Para que ninguna carne se gloríe delante de Dios" (1ª. Corintios 1:
29 – VM), pero el descanso, la edificación, y el consuelo del Espíritu Santo
son conocidos allí de manera experimental. Aquí yace el secreto de la verdadera
prosperidad, como lo demuestran los tempranos registros de la asamblea en el libro
de los Hechos, leemos, "Así pues la iglesia tuvo paz por toda la Judea y
la Galilea y la Samaria, y fue edificada; y andando
en el temor del Señor, y en el consuelo del Espíritu Santo, se iba
aumentando". (Hechos 9: 31 – VM). Cuando estas condiciones están ausentes
todo lo contrario de esto está presente. Disensiones acerca de doctrinas,
grupos, tradiciones, principios o dogmas distintivos, líderes, junto con un
celo jactancioso por la verdad, están muy extendidos, y no resultan ni en
consuelo ni en prosperidad, sino en escuelas de opinión, celos, disputas,
contenciones y divisiones. Que el Espíritu no sea contristado, y el juicio
propio sea mantenido en la presencia del Señor y en el temor del Señor,
entonces estas cosas huirán del campo como una bandada de aves antes del
amanecer.
Es conmovedor leer que un
motivo presentado por el cual las súplicas de nuestro Señor Jesucristo fueron
oídas, fue debido a Su piedad o porque Él temía. (Hebreos 5: 7). ¿Quién podría
afirmar que está en la senda de la voluntad de Dios más que Él? ¿Quién anduvo
en la verdad y fue tan celoso de ella como Él? ¿Quién amó el bien y aborreció
el mal como Él? No obstante, Él estuvo en el temor del Señor todo el día.
"Guárdame, oh Dios", Él oró, "porque en ti he confiado".
(Salmo 16: 1); y también, "Dentro de mi corazón he atesorado tu palabra,
para no pecar contra ti". (Salmo 119: 11 – VM). Si nosotros colocamos los
Salmos acrósticos 111 y 112 lado a lado, vemos de qué manera los que pertenecen
a Cristo toman carácter de Él. El primero habla de Cristo y el segundo de aquel
que confía en Él. El primero finaliza diciéndonos que "El principio de la
sabiduría es el temor del SEÑOR" (Salmo 111: 10 – LBLA); el segundo
comienza hablándonos de la bienaventuranza o felicidad del "hombre que
teme al SEÑOR, que mucho se deleita en sus mandamientos". Salmo 112: 1 –
LBLA). En el tercer versículo de uno la justicia de Cristo "permanece para
siempre"; en el tercer versículo del otro se dice lo mismo de la justicia
del creyente, y eso debe ser así porque Cristo es su justicia. Dios hizo que Él
sea la justicia así como la sabiduría del creyente.
El Espíritu capacita al
remanente verdadero para mantener esta actitud de corazón y mente otorgada
divinamente. Gracia les es dada para seguir lo que es bueno. En los momentos
finales del período actual ellos siguen la justicia, la fe, el amor y la paz,
con los que sinceramente tienen al Señor ante sus corazones. (2ª. Timoteo 2:
22). Él mismo y Su amor han ganado sus afectos, y con "corazón
puro" invocan al Señor. Así ellos mismos ratifican ser de la asamblea
que Cristo está edificando sobre la revelación que el Padre les ha hecho de Él,
el Hijo del Dios viviente. (Véase Mateo 16).
Los del remanente al final de
los días del Antiguo Testamento mostraron las mismas características. No se nos
dice que ellos se dedicaron a reedificar o corregir algo. Pero un profundo y
verdadero avivamiento fue de ellos. A los insustanciales no les importaría la
compañía de ellos, porque no tendrían corazón para el tema que los llenaba de
alegría inefable. Leemos, "Entonces los que temían al SEÑOR se hablaron
unos a otros, y el SEÑOR prestó atención y escuchó, y fue escrito delante de El
un libro memorial para los que temen al SEÑOR y para los que estiman su nombre.
Y ellos serán míos — dice el SEÑOR de los ejércitos — el día en que yo prepare
mi tesoro especial" (Malaquías 3: 16, 17 – LBLA).
Grande fue el deleite que este
remanente encontró en sus meditaciones acerca de "SU NOMBRE", pero
mayor fue el deleite del Señor en ellos.
Es la feliz ocupación de la
asamblea deleitarse en lo que Él es, aunque Él benignamente permite que ella
conozca qué complacencia Él encuentra en ella. El espíritu de la asamblea
falsa, Babilonia, dice, "Yo estoy sentada como reina" (Apocalipsis
18: 7); el espíritu de la asamblea verdadera, visto en el remanente dice,
"¡Él es del todo amable!" (Cantares 5: 16 – VM). Donde Él está, toda
la asamblea está; donde Él es desplazado por la exaltación de la iglesia, o del
hombre, o de cualquier otra cosa, la asamblea no existe. Es Cristo y la
asamblea, no la asamblea y Cristo. En todas las cosas la preminencia es de Él.
Y con toda razón dice el remanente, 'Nuestro deseo es hacia Él' (compárese con
Cantares 7: 10 – LBLA, donde leemos, "yo soy de mi amado, y su deseo
tiende hacia mí"). Este es el ejercicio santo de la esposa verdadera en la
presencia del Señor. Ella reverencia a su esposo (podría leerse como 'teme a su
marido', Efesios 5: 33 – JND), si bien ella sabe que su marido la ama como Él
mismo la ama.
Sintiendo, pero no siendo
absorbidos por el fracaso alrededor de ellos, cuán brillantemente resplandece
la gloria del Infalible, del Inmutable, delante de los corazones felices del
remanente que "temían al SEÑOR",
pues se hablaron unos a otros, y lo que Él es — Su Nombre—fue el tema
santo de ellos — ellos estimaban SU NOMBRE.
Leemos, "Entonces los que temían al SEÑOR se hablaron unos a otros, y el
SEÑOR prestó atención y escuchó, y fue escrito delante de El un libro memorial
para los que temen al SEÑOR y para los que estiman su nombre". Malaquías
3: 16 – LBLA). Y Este es el tema de los que invocan al Señor con un corazón
puro actualmente (2ª. Timoteo 2: 22 – LBLA); y eso en un sentido aún más
profundo que en los días de Malaquías, puesto que la plena revelación de Dios
nos ha sido dada a conocer desde entonces en Él. Este es también el tema del
Espíritu Santo, así como lo es de las Santas Escrituras inspiradas por Él.
"Cuando él venga", dijo el Señor Jesús, "me glorificará".
(Juan 16). Qué tema tan inagotable de gloria y amor proporcionado para nuestra
manera de vivir y nuestra meditación.
'Ningún asunto es tan glorioso
como Él,
Ningún tema nos afecta tanto.'
Qué temporadas de refrigerio y
edificación fueron, y son, las porciones preciosas de aquellos que temen al
Señor y estiman SU NOMBRE. ¿No ha probado esto el lector? ¿No ha probado
también la sutil soberbia religiosa y los procesos que privan al corazón de
tales temporadas? Entonces, ¿no seguiremos nosotros en el futuro con propósito
de corazón la senda del primer amor, la senda del Espíritu, y la senda de la
esposa?
¡Él pronto vendrá! ¡LA
ESTRELLA RESPLANDECIENTE DE LA MAÑANA en breve brillará!
Los que han oído el testimonio
de Él mismo en las asambleas están listos en verdadero amor para darle la
bienvenida. A Él "el Espíritu y la Esposa dicen: Ven". (Apocalipsis
22: 17). ¡Qué bienvenida Le espera! ¡Qué contraste con la primera venida! ¡Ah,
grande y glorioso será Su gozo cuando Él nos arrebate para presentarnos a Él
mismo!
'El Esposo y la esposa
Son vistos siempre en gloria,
Y el amor está satisfecho.'
Él vendrá y resplandecerá
eventualmente como el Sol de justicia en la perspectiva de la bendición
milenial, terrenal. (Malaquías 4). Una estrella puesta en relación directa con
la tierra puede ser más grande que el sol. El sol se ve más grande debido a su
cercanía. Una estrella lejana, más allá del sistema planetario llamada 'el rey
de los cielos' es mil veces más grande que el sol, y está un millón de veces
más lejos de la tierra. Ciertamente la Estrella Resplandeciente de la Mañana,
el Esposo celestial, implica mayores glorias que el Sol de justicia para la
tierra; sin embargo todo se centra, en este caso, en nuestro glorioso Salvador,
en Una y la misma Persona; pero, relativamente hablando, un conjunto de glorias
más vasto Le rodean como Estrella resplandeciente de la Mañana que como Sol de
justicia, aunque ambos son realmente gloriosos. Para el remanente terrenal al
final del Antiguo Testamento, en la perspectiva de un día futuro, se dice,
"Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el SOL DE JUSTICIA, y en
sus alas traerá salvación". (Malaquías 4: 2). Al verdadero remanente en
las asambleas, se dice al final del Nuevo Testamento, "YO JESÚS… soy la raíz y el linaje de David, la ESTRELLA resplandeciente de la
MAÑANA… vengo en breve".
(Apocalipsis 22: 16 a 20). Mientras tanto, la última palabra emitida por el
Espíritu es, "La gracia del Señor Jesucristo sea con TODOS LOS
SANTOS" (último versículo de la Biblia, Apocalipsis 22: 21 - JND).
Conscientes de esta gracia, y
de la presencia del Señor con nosotros, hemos de andar en el temor del Señor
todo el día. Esto nos preservará en una condición que es agradable para Él,
mientras esperamos Su regreso.
H. J. Vine
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Noviembre
2019.-
Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:
JND = Una traducción del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo
Testamento (1884) por John Nelson Darby, versículos traducidos del Inglés al
Español por: B.R.C.O.
LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by
The Lockman Foundation, Usada con permiso.
VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión
1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).