¿QUIÉN ES UN SACERDOTE Y QUÉ ES UN SACERDOTE?
Collected Writings Vol.
10, Doctrinal No. 3.
En
el Nuevo Testamento se habla a menudo de los sacerdotes judíos y también de sus sumos y principales sacerdotes. Se habla del
sacerdote de Júpiter, quién quería ofrecer sacrificios a Pablo y Bernabé como a dioses. Se habla de Melquisedec y su sacerdocio.
Se habla del propio Cristo como de un sacerdote en general y como sumo sacerdote. Todo esto es bastante simple y no necesita
ningún comentario particular para nuestro presente propósito. Pero también se habla de otros hombres en la tierra como sacerdotes
y de un sacerdocio. (1a. Pedro 2: 5, 9.) El primer pasaje dice, "vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como
casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesucristo", el
último dice, "Vosotros, al contrario, sois una raza escogida, un sacerdocio real, nación santa, pueblo de posesión exclusiva;
a fin de que manifestéis las excelencias de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa." (Versión Moderna).
Estas palabras son dirigidas, más allá de toda controversia, a la totalidad de los Cristianos a quienes Pedro dirige su epístola
y a quienes él está instruyendo y animando en sus pruebas. Todos los Cristianos son, por consiguiente, un sacerdocio santo
y real.
Nuevamente,
en Apocalipsis 1: 5, 6, encontramos, "A Aquel que nos ama, y nos ha lavado de nuestros pecados en su misma sangre, y nos ha
constituido reyes y sacerdotes para el Dios y Padre suyo." (Versión Moderna). Nuevamente aquí todos los Cristianos son sacerdotes.
Esto está en la introducción, antes de la parte profética del libro. En el capítulo 5: 9 leemos, "Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido* para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo
y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes." En el capítulo 20: 6, nosotros leemos, "Bienaventurado y
santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes
de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años." Estos pasajes nos dicen que todos los Cristianos son sacerdotes para Dios.
{* Yo estoy consciente que esto es leído de otra forma por los críticos, pero no afecta en absoluto el presente
asunto y, por consiguiente, lo expongo como es leído normalmente.}
Otro
pasaje se refiere a esto, aunque la palabra no se usa. "Por medio de él (Jesús), por consiguiente, presentemos el sacrificio
de alabanza continuamente a Dios, es decir, el fruto de nuestros labios, alabando su nombre." (Hebreos 13: 15) (Nota del Traductor:
Traducción del texto de la Biblia traducida por J. N. Darby, tal como aparece en el original en inglés de este artículo).
Esto llama a todos los Cristianos a ejercer su sacerdocio y muestra de qué manera ellos deben hacerlo. No hay un pasaje en
el Nuevo Testamento que hable de, o aluda a un sacerdocio en la tierra, fuera de que cada Cristiano lo es; o que suponga la
existencia de un sacerdocio en la tierra, excepto el de todos los Cristianos. Nadie nunca en la tierra es llamado un sacerdote
-excepto los sacerdotes judíos y una vez un pagano- excepto cuando los Cristianos son llamados así como tales en general.
Una clase distinta de sacerdotes en la tierra en medio de los Cristianos es totalmente desconocida al Nuevo Testamento. Nuestro
gran Sumo Sacerdote se ha ido al cielo. Y todos los Cristianos son sacerdotes de una manera espiritual y celestial para alabanzas
e intercesiones por medio de Él. El Nuevo Testamento no conoce ni reconoce una clase de Cristianos en la tierra que sean sacerdotes
como un cargo distinto del de los otros Cristianos. Un pensamiento tal no pertenece a la escritura y es falso en todo sentido.
Entonces,
si se pregunta, ¿Quiénes son sacerdotes bajo la revelación cristiana? Yo respondo (porque la palabra de Dios responde), Cristo
es el gran Sumo Sacerdote. Todos los Cristianos son sacerdotes y ningún otro sacerdocio aparte de éste es reconocido entre
los hombres cristianos en el Nuevo Testamento.
Luego
podemos preguntar, ¿Qué es un sacerdote? y más exactamente, ¿Cuáles son los principios sobre los que está fundado el sacerdocio
terrenal, donde está establecido entre los hombres? Un sumo sacerdote de entre los hombres es descrito así en la Epístola
a los Hebreos: "Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios
se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados." (Hebreos 5: 1). Otros sacerdotes tenían el mismo oficio
cuando el sacerdocio fue establecido en la tierra. Ciertas funciones sólo pertenecieron al sumo sacerdote, pero las ofrendas
y sacrificios por los pecados fueron ofrecidos por todos los sacerdotes. Por esta razón, cuando ahora se establecen sacerdotes
oficialmente, siempre está, o la institución formal de un sacrificio, como ese de la misa, el cual es bastante consecuente;
o el anhelo de semejanza y el esfuerzo por parte de esos llamados sacerdotes por convertir la Cena del Señor en un sacrificio,
desde el sentido de inconsecuencia y para lo que ellos están, si ellos realmente son sacerdotes.
Pero
todo este sistema niega totalmente la fuerza y la verdad eficaz del Cristianismo. La Epístola a los Hebreos nos asegura cuidadosamente
que no queda ningún sacrificio más por el pecado, ahora que el Cristianismo está establecido, fundado en el único sacrificio
perfecto de Cristo, cuyos valor y eficacia son eternos. Pero permitamos al lector volver su atención a lo que supone el sistema
de un sacerdocio terrenal -lo que eso significa; y él verá prontamente que la idea de un sacerdocio en la tierra, actuando
a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, es un rechazo de la entera verdad del Cristianismo. No digo que todos
los que creen son consagrados sacerdotes allí, pero el sistema que él mantiene lo hace así.
El
establecimiento de una clase de sacerdotes para ofrecer ofrendas o sacrificio u oraciones, es la declaración pública de que
otros adoradores no pueden acercarse a Dios directamente con sus ofrendas y sacrificios y oraciones. Ellos deben quedarse
a distancia y la clase más favorecida debe acercarse por ellos. El carácter que Dios asumió en tal orden de cosas era estar
a distancia de los hombres, encerrándose Él mismo en un santuario oculto dónde NADIE podía acercarse libremente. En el sistema
judío había un velo dentro del cual los sacerdotes iban a ofrecer incienso; luego había otro, dentro del cual ni siquiera
los sacerdotes podían entrar y donde la gloria de Dios se entronizaba entre los querubines. El sumo sacerdote entraba solo
a través de este velo, solamente una vez al año, con la sangre de la propiciación para ponerla sobre el propiciatorio y aún
entonces, envolviéndose en una nube de incienso para que él no muriese. Así estaba oculto Dios dentro del velo. La Epístola
a los Hebreos nos dice, "Queriendo el Espíritu Santo dar a entender esto: que el camino al Lugar Santísimo aún no había sido
revelado en tanto que el primer tabernáculo permaneciera en pie."(Hebreos 9: 8 - LBLA). Incluso el adorador no podía acercarse
para ofrecer sus ofrendas o sacrificios al altar que estaba fuera de los dos velos. El sacerdote recibía las ofrendas o la
sangre de la víctima en sus manos y él los ofrecía.
Todo
este sistema enseñó que los hombres no podían acercarse a Dios: Él habitaba en la densa oscuridad y ni siquiera aquellos que
estaban más cercano a Él, Sus propios sacerdotes, podían aproximarse a Él; ellos deben permanecer fuera del velo. El Cristianismo
es lo opuesto a todo esto, aunque se encuentran hermosas figuras de verdades acerca de Cristo en ello. Dios se ha revelado
por medio de este. Él no habita en la densa oscuridad. La oscuridad ya pasó, dice el Apóstol Juan, "y la luz verdadera ya
alumbra." (1a. Juan 2: 8). Y por una razón bendita y simple. El Verbo ha sido hecho carne y ha venido entre nosotros: la gracia
perfecta se ha manifestado al mayor de los pecadores. En lugar de nuestra incapacidad para acercarnos a Dios, Dios se nos
ha acercado. "Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo, no imputando a los hombres sus transgresiones."(2a.
Corintios 5: 19 - Versión Moderna). "En él [Cristo] estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres." (Juan 1: 4). El
registro de Dios es que "Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida."
(1a. Juan 5: 11, 12). "Ha sido manifestada la gracia de Dios, la cual trae salvación. . ." (Tito 2: 11 - Versión Moderna)
El mayor de los pecadores era bienvenido ante el Señor Jesús. En el caso del leproso, cuyo estado contaminado lo excluía del
campamento de Israel y a cada uno que lo tocara (una imagen del pecado), Jesús puso Sus manos y lo tocó. La clemente misericordia
nos ha visitado. Dios se ha mostrado a Sí mismo como el "amigo de publicanos y de pecadores." Pero esto está lejos de ser
todo; porque, aunque Dios visitó así al pecador en la gracia, el pecador inmundo no podía acercarse a Él en Su santa morada.
Por ello es que el bendito Jesús no sólo vivió sino que murió. Y ahora presten atención al efecto de Su muerte.
El
velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Éste era el velo detrás del cual Dios estaba previamente oculto e inaccesible.
Pero aquello que rasgó el velo (esto es, la muerte de Cristo) quita perfectamente el pecado de todo aquel que cree en Él.
Él ha llevado sus pecados: Su sangre los limpia de todo pecado. Y no sólo han encontrado que Dios es perfecto amor -ha mostrado
Su amor por ellos, en eso de que mientras ellos eran aún pecadores, Cristo murió por ellos- sino que han encontrado, si ellos
creen en la eficacia de ese sacrificio, aquello que ha purificado sus pecados, porque no fue hasta que "habiendo efectuado
la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo" (Hebreos 1: 3), y no hasta entonces, que "se sentó a la diestra
de la Majestad en las alturas." (Hebreos 1: 3). Por esta razón es que la sangre de Cristo purifica la conciencia, haciéndola
perfecta (Hebreos capítulos 9 y 10), y Dios no recuerda nunca más nuestros pecados e iniquidades. Por esta razón también es
que "ya no hay más ofrenda por el pecado"(Hebreos 10: 18 - Versión Moderna), porque ellos son perdonados; y "porque con una
sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que son santificados." (Hebreos 10: 14 - Versión Moderna)
La
Epístola a los Hebreos, de la que cito estas declaraciones, da dos notables razones por las que no podría haber ninguna repetición
del sacrificio, ni más sacrificio por los pecados. Primero, sin DERRAMAMIENTO de sangre no hay remisión; por consiguiente,
Cristo debería haber SUFRIDO a menudo si hubiera alguna remisión además de la cumplida en la cruz. Además, se añade, los sacerdotes
judíos estaban de pie ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca podían quitar los pecados, pero este Hombre,
después de que Él hubo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, SE SENTÓ para siempre; porque por una ofrenda Él ha hecho
perfectos para siempre a los que son santificados. Tal es el lenguaje directo y bendito de la escritura. Dios mostraría Su
misericordia y gracia hacia nosotros, pero Él no podía soportar el pecado, ni recibir ante Su presencia, en Su santa morada,
lo que estaba contaminado y culpable, y por ello dio a Su Hijo para quitarlo, para que pudiésemos acercarnos en plena certidumbre
de fe. Pero esta obra está cumplida una vez para siempre. Por consiguiente, nosotros tenemos (es la conclusión sacada en Hebreos
10) "libertad para entrar en el lugar santísimo,. . ., por un camino nuevo y vivo, que él ha abierto para nosotros, a través
del velo, es decir, la carne suya."(Hebreos 10: 19, 20 - Versión Moderna). Allí no podía entrar ningún sacerdote cuando había
sacerdotes (excepto el sumo sacerdote, una vez por año, como hemos dicho). Y ahora cada Cristiano puede entrar con libertad
bajo el gran Sumo Sacerdote que está sobre la casa de Dios. Los creyentes son esa casa. Nosotros somos esos sacerdotes, como
ya he mostrado. Ningún sacerdote puede ir más allá de entrar en el lugar santísimo; y yo no lo quiero allí, porque yo puedo
ir libremente. Si hago que él vaya por mí, estoy negando mi propio derecho y carácter cristiano, y la eficacia de la obra
de Cristo. Aquel que establece un sacerdocio en la tierra, entre el creyente y Dios, está negando la eficacia y la verdad
de la obra de Cristo. Él ha muerto, "el justo por los injustos, a fin de llevarnos a Dios."(1a. Pedro 3: 18 - Versión Moderna).
Si yo soy llevado A DIOS, no necesito un sacerdote: para que vaya a Él por mí. Si el velo está rasgado y si Dios me dice que
entre en el lugar santísimo a través de ese camino nuevo y vivo, no necesito que otro vaya allí por mí porque yo no puedo
ir -otro que tampoco podría ir si yo no puedo.
La
esencia del Cristianismo es revelar a Dios y traernos a Dios para darnos una santa y feliz libertad como hijos en Su presencia,
en la que nosotros podemos entrar limpios por la sangre preciosa de Cristo. La esencia de un claro sacerdocio humano, es afirmar
que nosotros no podemos, sino que otros deben entrar a la presencia de Dios, ofrecer nuestras ofrendas y sacrificios por nosotros.
Es una negación de la completa eficacia del Cristianismo y de la posición en la que todos los Cristianos están colocados;
quienes, si el Cristianismo es verdadero, son todos sacerdotes de Dios en la tierra, para ofrecer sacrificios espirituales
-el fruto de sus labios, alabando Su nombre.
Pero
agrego más: es falso e inútil. El velo ESTÁ rasgado, Dios se manifiesta en Su santidad, la luz ha salido; y tú, mi lector,
debes andar "en la luz, como Él [Dios] está en la luz" (1a. Juan 1: 7 - LBLA), o puedes que no tengas nada que decirle (a
Él). No puedes tener un Dios oculto como en el judaísmo, un sacerdote a quien acudir, quien ni siquiera podría llegar a Él.
La luz brilla y TÚ MISMO debes caminar en ella. No hay ningún velo ahora sobre la gloria de Dios; puede haberlo sobre tu corazón,
pero entonces eres un incrédulo, y ningún sacerdote puede representarte ante Dios. Tú mismo tienes que estar de pie ante Dios
en la luz. Si has entrado por medio de la sangre de Cristo, tanto más mostrará la luz que estás perfectamente limpio por medio
de ella. Pero incluso puede que no estés limpio y otro no puede entrar a la presencia de Dios por ti. Si estás limpio, eres
un sacerdote y tú mismo te tienes que acercar.
La
obra de Cristo es una obra perfecta y divina, pero no te puedes acercar a Dios aquí abajo por medio de un representante. No
puedes tener a otra persona limpia y santa por ti en la tierra. Si Cristo ha respondido por ti, todo está bien. Entra tú mismo
libremente ante el trono de la gracia. Si no, nadie más puede hacerlo por ti. Ahora que Él ha sido revelado, tú TIENES QUE
VER DIRECTAMENTE CON DIOS. Si no vienes a Él a través de Cristo, no hay ninguna duda que será en condenación; pero tienes
que venir por ti mismo: el estado de tu propia conciencia es directamente un asunto entre tú y Dios. Si tu vienes a Dios por
medio de Él, ningún sacerdote humano puede interferir, ni tampoco necesitas ninguno.
Entonces,
repito: el establecimiento de un sacerdocio humano, como una clase distinta de todos los otros Cristianos, es el rechazo de
la verdad y la eficacia del Cristianismo.
Todos
los Cristianos son sacerdotes, según el Nuevo Testamento: sus ofrendas son ofrendas espirituales de alabanza al nombre de
Dios.
J.N.Darby
(1800-1882)
Traducido
del Inglés por: B.R.C.O.
TEXTO REVISADO
EL: 22.10.2002.-
Título original en inglés: WHO IS A PRIEST AND
WHAT IS A PRIEST?, by J.N.Darby (Collected Writings Vol. 10, Doctrinal No. 3.)
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