CÓMO VENCER
Pláticas acerca del Libro de Jueces
J. T. Mawson
Todas las citas bíblicas se
encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión
Reina-Valera Revisada en 1960 (RV60) excepto en los lugares en que además
de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante
abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.
2.ª Plática: Cómo Vencer al Mundo
Lectura
Bíblica: Jueces 1: 9 a 15
¿Qué es el
Mundo?
MESOPOTAMIA es
un tipo del mundo, no en su carácter material que nuestros ojos pueden ver sino
que es un tipo de sus principios y usanzas, motivos y máximas que gobiernan y
controlan a los hombres que no están sujetos a Dios. El mundo material es la
esfera en que estas cosas hallan holgura, y la pompa y la gloria de él son el
producto de la voluntad del hombre, pero la voluntad del hombre y sus esfuerzos
para su propio placer y exaltación son el espíritu y la vida de esa voluntad,
mientras que el mundo material es solamente su envoltura.
El mundo en
este carácter se opone a Dios; es como una fortaleza que alberga rebeldes
contra el legítimo soberano de ellos, y todos los que tienen relaciones
amistosas con él están en contra de Dios pues leemos: "¿No sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser
amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios". (Santiago 4: 4). El mundo
atrae las codicias en el interior del hombre y un resumen de ello se nos da en
el versículo que reza, "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de
la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del
Padre, sino del mundo". (1ª. Juan 2: 16). Es evidente que el mundo no
tiene nada en común con Dios. Ya sea culto o degradado, religioso o profano, el
mundo es Su gran rival, reteniendo mediante su poder magnético los corazones de
los hombres que deberían estar rendidos a Dios.
Los Tres
Grandes Rasgos del Mundo
Los tres
grandes rasgos del mundo aparecieron por vez primera en la tentación en el
Huerto en Edén. Bajo el poder maligno de Satanás Eva vio que el árbol prohibido
era:
1. Bueno para
comer — Deseo de la carne
2. Agradable a
los ojos — Deseo de los ojos
3. y árbol
codiciable para alcanzar la sabiduría — Vanagloria de la vida
(Génesis 3: 6),
y como hojas barridas
por el torbellino desde el árbol que les daba vida,
la mujer y luego el hombre fueron barridos lejos de Dios por este ataque del
enemigo. Dios fue destronado en sus corazones; el yo se convirtió en el centro
de sus vidas. Desde entonces el hombre ha sido controlado por la codicia de lo
que no tiene y por el orgullo de lo que tiene; y vemos en Caín y sus
descendientes que a los hombres les resultó fácil hacerse una felicidad
temporal al margen de Dios y en independencia de Él. (Génesis 4: 16 a 22).
Abram fue
Llamado a Salir de Mesopotamia
Fue a salir de
Mesopotamia que Abram fue llamado por Dios (Génesis 12: ). Y el llamamiento a Abram
es figurativo del llamamiento a los hombres mediante el evangelio hoy en día.
El gran objetivo del evangelio no es ennoblecer o mejorar el mundo (si bien el
mundo sería un lugar lamentable sin él) sino libertar a los hombres de sus
seducciones y llamarlos a salir a Dios. La voluntad de Dios es que Su pueblo
sea libertado de la esclavitud y el poder del mundo pero para esto tuvo que
haber un gran sacrificio. Aquel sacrificio ha sido hecho pues nuestro Señor
Jesucristo "se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del
presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien
sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén". (Gálatas 1: 4, 5). El
evangelio de la gracia de Dios, el cual habla del gran sacrificio que el amor ha
hecho, es un evangelio libertador; pues liberta a los hombres de los engaños y
seducciones de un mundo que está condenado a ser juzgado y les da esperanzas
celestiales. Este evangelio los une al cielo de modo que aquel cielo se
convierte en la Patria y el hogar de ellos. Leemos, "Bendito el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo
renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible,
reservada en los cielos para vosotros". (1ª Pedro 1: 3, 4).
El cielo es el
hogar de todos los que han creído al evangelio y sólo en la medida que nos
demos cuenta de esto seremos extranjeros y peregrinos en el mundo.
Ahora bien,
Dios llamó a Abram a salir de Mesopotamia para que en lo sucesivo él y sus
descendientes pudieran ser Su propio pueblo; y habiendo obedecido el
llamamiento de Dios es evidente que el rey de esa tierra no tuvo más derecho
sobre ellos. Es igualmente evidente que aquellos que han creído al evangelio y
pertenecen a Cristo no son del mundo, pues Él ha dicho: "No son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo". (Juan 17: 14). Pero, Israel se alejó de
Dios y al hacerlo cambió el gozo y la libertad de servirle a Él por amarga
servidumbre; y el primer rey bajo cuyo yugo ellos llegaron a estar fue
Cusan-risataim, rey de la tierra de la cual Abram había sido llamado. De igual
manera a menudo los cristianos se apartan de la fuente de vida y alegría para
buscar satisfacción en este mundo, y aquello que ellos buscan y siguen los
esclaviza y ellos pierden su libertad y gozo. Todos nosotros estamos en este
peligro y necesitamos prestar atención a la exhortación, "No améis al
mundo, ni las cosas que están en el mundo". (1ª. Juan 2: 15).
El Rey de
Mesopotamia
El nombre del
rey, " Cusan-risataim",
significa 'doble iniquidad', y en esto
es un tipo verdadero del mundo pues nosotros sabemos que aquel que controla el
mundo es el diablo. (1ª. Juan 5: 19). Detrás de la escena él mantiene el
dominio; él ofreció toda la gloria de sus reinos al Señor (Mateo 4: 8, 9); él
todavía ofrece estas cosas a los hijos de los hombres, y mediante el fulgor de
ellas hechiza y destruye sus almas. Su iniquidad en este respecto tiene un
doble carácter pues él es a la vez el
dios y el príncipe del mundo que controla. (Juan 12:31; 2ª Corintios 4: 4).
Los israelitas
comenzaron a sentir el yugo de hierro al que se habían sometido y clamaron a
Jehová en su angustia. Él oyó sus clamores y les levantó un libertador que fue
más que un rival para todo el poder de Mesopotamia.
El Libertador
El hombre a
quien Dios pudo usar para libertar a Su pueblo se llamaba Otoniel que significa
'poderoso hombre de Dios.' Él nos es presentado en el capítulo 1. Allí su valor
fue plenamente probado y comprobado y también fue recompensado dándosele la
mano de la hija de Caleb, y con ella recibió la tierra del Neguev (la tierra
meridional), — el lugar soleado y fructífero, — y con esta tierra meridional,
los manantiales de arriba y los manantiales de abajo.
Fue el varón
que poseyó como herencia suya la tierra meridional con los manantiales de
arriba y los manantiales de abajo el que venció al Mesopotámico.
El modo de
obrar de Dios en estos días resplandecientes de la gracia es obrar mediante la
ley de la atracción. Él desea apartarnos de lo que es malo mediante el poderoso
magnetismo de Su bondad y Su amor, y expulsar el mundo de nuestros corazones
mediante el poder expulsivo de alguna cosa mejor. Esta cosa mejor es la tierra
meridional con sus manantiales de arriba y de abajo.
La Tierra del Neguev
o Tierra Meridional
La radiante
hermosura de esta herencia maravillosa se despliega ante nuestra visión en el
Evangelio de Juan; y en los escritos de Juan, más a menudo que en cualquier
otra parte de la Escritura, se nos advierte contra el mundo; pues lo que Dios
tiene para nosotros y el mundo están en antagonismo perpetuo. Ellos no pueden
ser mezclados ni pueden ser reconciliados.
Ahora bien, el
Evangelio de Juan posee un carácter muy peculiar. En él el Señor no nos es
presentado como el pobre Hombre sin un lugar donde apoyar Su cabeza, sino como
"el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre". (Juan 1: 18). Ese
era Su hogar, Su reposo, y Su lugar de gozo. Él podía hablar de Su posesión a
los oídos de Sus discípulos, y la palabra característica del Evangelio es el
adjetivo posesivo de primera persona, "Mi". En los capítulos 14 al 17
el Señor lo utiliza unas treinta veces. Él estaba allí en medio de Sus
preciadas posesiones, — las cosas que Él podía llamar Suyas: "La casa de
mi Padre", "Mi Padre", "Mi gozo", "Mi
nombre", "Mi paz", "Mi gloria", etc. Es nuestro
bienaventurado privilegio contemplarle como el Unigénito regocijándose en el
perenne sol de Su herencia. Pero Él vino a este mundo para buscar y encontrar
compañeros que compartieran estas cosas con Él para siempre.
Ahora bien, el Cristianismo
no se compone solamente de dogmas y credos, es real y vivo y consiste en el
disfrute de estas cosas de las que el Señor habla aquí.
Él desea que
todos aquellos a los que Él puede llamar Suyos disfruten estas cosas, pues Él
dijo: "Mi paz os doy". (Juan 14: 37). "Estas cosas os he
hablado, para que mi gozo esté en vosotros". (Juan 15: 11). "La
gloria que me diste, yo les he dado" (Juan 17: 22). "Subo a mi Padre
y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios". (Juan 20: 17). Para que
estas cosas puedan ser nuestras Él nos ha asociado con El mismo como Sus
hermanos, y es Su deleite darnos, no como el mundo da, sino compartir con
nosotros esta herencia maravillosa. Él nos ha llevado a Él mismo para que
podamos conocer y disfrutar lo mejor de Su porción, el amor de Su padre; pues
Él oró a Su Padre "para que el mundo conozca que tú… los has amado a ellos
como también a mí me has amado". (Juan 17: 23). Y además, "Les he
dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me
has amado, esté en ellos, y yo en ellos". (Juan 17: 26).
Aquí se nos
lleva a la infinitud y a la eternidad del amor divino, amor demasiado vasto
para que nuestras pobres mentes puedan comprenderlo; pero, aunque apenas hemos
comenzado a entender el precioso significado de las palabras, somos conscientes
de que son en verdad palabras de vida eterna, y su sonido conmueve nuestros
corazones y los hace palpitar respondiendo a este amor inconmensurable.
Cómo Podemos
Disfrutar esta Herencia
Pues bien,
nosotros podemos entender al Señor regocijándose en esta tierra meridional
donde todo es de Dios porque Él era el Hijo de Dios, pero, ¿cómo podemos
nosotros entender o disfrutar este lugar que Él nos da en asociación con Él
mismo?
Si el Rey de
estos reinos descendiera a una prisión de presidiarios y perdonara allí a un
criminal eso sería un acto de clemencia; pero ello no sería una benevolencia si
él lo llevara a su palacio como compañero. El hombre estaría muy fuera de lugar
allí y probablemente sería mucho más feliz en la prisión que en el palacio.
Pero si el Rey pudiese darle el espíritu de uno de sus hijos entonces todo
cambiaría, pues entonces el hombre sería capaz de apreciar las cosas del Rey y
se sentiría a gusto en su compañía. Ahora bien, lo que el Rey nunca podría
hacer Dios lo ha hecho. Él nos ha dado el Espíritu de Su Hijo, — el Espíritu
Santo, — y el Espíritu no solamente nos capacita para clamar, "¡Abba,
Padre!", sino que nos revela las cosas de Cristo, y nos capacita para
disfrutarlas, y en el Espíritu dado así a nosotros tenemos los manantiales
de arriba y de abajo.
Disfrutaremos
este lugar de bendición en toda su plenitud cuando lleguemos a la casa del
Padre en lo alto, pero es tal Su amor para con nosotros que no nos hará esperar
este gozo hasta que lleguemos a esa bendita morada; Él nos ha dado Su Espíritu
para que podamos empezar a disfrutarlo ahora.
Los Recursos
del Mundo
Mesopotamia
significa, 'tierra entre dos ríos', y este es otro rasgo que la destaca como
siendo figurativa del mundo. Sería un error suponer que el mundo no tiene nada
que ofrecer ya que tiene dos corrientes de agua que, a sus ojos, son tanto
nobles como suficientes. Pero ellas no son lo que parecen ser; no pueden
producir lo que el corazón ansía; y sin embargo los hombres, rechazando la
verdad, las buscan ciegamente, como Naamán en su soberbia clamó: "Abana y
Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel?"
(2º Reyes 5). Las dos grandes corrientes de agua de las que se jacta el mundo
son expuestas en su carácter insatisfactorio en el Evangelio de Juan. Ellas son
la falsificación de lo que Dios tiene para los hombres, y son: en primer lugar,
el placer (Juan 4) y en segundo lugar, la religión (Juan 7). Se acude a los dos
aspectos de la naturaleza del hombre, pero del primero el Señor de la Verdad
dijo: "Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed".
(Juan 4: 13). Y en el gran día de la mayor fiesta religiosa Jesús miró con
compasión a la multitud insatisfecha y clamó: "Si alguno tiene sed".
(Juan 7: 37).
Así como todos
los ríos desembocan en el mar y sin embargo el mar no se llena, así todas las
aguas de los recursos de este mundo pueden fluir al corazón del hombre y éste
permanece insatisfecho. Su corazón es demasiado grande para el mundo porque él
fue creado para Dios y sólo Dios puede satisfacer su sed. El placer del mundo
es totalmente inadecuado para darle un gozo duradero y la religión del mundo no
puede salvar ni elevar su alma.
Las Propuestas
del Señor ― Los Manantiales de Arriba y de Abajo
Cuán
bienaventurado es encontrar al Señor preparado para satisfacer por igual al
sediento corazón del buscador del placer, y llenar los pechos de aquellos que
verifican cuán incapaz de llenarlos eran todas las fiestas de una religión
vacía. Él propone hacer que los hombres sean independientes del mundo en estas
maravillosas palabras: "Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed,
pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua
que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida
eterna". (Juan 4: 13, 14 - NBA). Del mismo modo, Él también propone hacer
que ellos contribuyan a la necesidad profunda de sedientos corazones dentro del
mundo pues, "En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús se puso en
pie, y clamó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en
mí, como dice la Escritura, de adentro de él fluirán ríos de agua viva. Esto
empero lo dijo respecto del Espíritu, que los que creían en él habían de
recibir; pues el Espíritu Santo no había sido dado todavía, por cuanto Jesús no
había sido aún glorificado". (Juan 7: 37 a 39 – VM). ¿Podría haber algo
más magnífico que esto? Tener un profundo manantial de satisfacción en el
interior que fluye para vida eterna el cual se eleva a su Fuente y Dador en
inteligentes apreciación y adoración, esto es el manantial superior; y además,
tener estas mismas aguas de refrescante efusión que fluyen en ríos a los demás
para su bendición, también esto es el manantial inferior.
Estas cosas no
son una mera fantasía; es cierto que ellas superan los más elevados sueños del
poeta, pero son, no obstante, las sólidas verdades de Dios, y son muy tangibles
y reales para aquellos que Le aman.
No es difícil
ver que cuando el corazón disfruta esta herencia maravillosa el mundo no tendrá
encanto alguno. Sus sonrisas no seducirán, ni sus ceños fruncidos consternarán:
la correa de él se soltará y el alma se liberará de él.
Solamente los
que poseen y disfrutan esta herencia son Cristianos verdaderos, — hombres de
Dios, — ellos mismos son libres, y también libertan a otros.
Pero no es por
medio de la energía de la naturaleza o por grandes esfuerzos de nuestra parte
para negarnos a nosotros mismos que vencemos al mundo; todos esos esfuerzos
sólo terminarían en una miserable legalidad y un miserable fracaso, pues es
cuando entramos por fe en estas cosas y el corazón realmente las disfruta que
nos deleitaremos en los mandamientos del Señor, y probaremos que Sus
mandamientos no son gravosos. "Porque todo lo que es nacido de Dios vence
al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es
el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?".
(1ª. Juan 5: 4, 5).
Nuestro Gran
Ejemplo
No ha existido
más que un Hombre perfecto sobre la tierra, el cual, en dependencia de Dios,
recorrió un camino siempre victorioso y nos ha dejado un ejemplo para que
andemos en Sus pisadas. Si Le amamos nos deleitaremos en seguirle y
comprobaremos que Su yugo es fácil y ligera su carga. El Evangelio de Lucas nos
presenta al Señor en el carácter particularmente atractivo del Hombre en
dependencia de Dios, y es en ese Evangelio que el diablo lo confrontó con la
triple tentación que había provocado tamaño desastre en Edén. (Lucas 4).
La tentación en
el desierto consistió en:
1. Los
deseos de la carne, — dí a esta piedra
que se convierta en pan.
2.
Los deseos de los ojos, — todos los reinos
de la tierra.
3.
La vanagloria de la vida,— lánzate abajo
desde aquí.
El primer ataque
fue afrontado mediante una respuesta perfecta: "Escrito está: No sólo de
pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de DIOS". Ciertamente, el Señor
tenía el poder de convertir las piedras en pan, pero él estaba aquí para hacer
sólo la voluntad de Dios y nunca utilizó su poder en Su propio beneficio;
además, él no fijó la vista en la tierra para Su satisfacción sino en Dios. No
buscó el sustento que provenía de abajo sino de arriba.
"DIOS"
llenaba Su corazón y fue Su respuesta a la tentación del diablo. Dios suplía
todas Sus necesidades y Él no utilizó Su propio poder para salir Él mismo del
lugar de la dependencia total de Dios, pues Él no estaba aquí para complacerse
a Sí mismo sino para hacer la voluntad de Dios; y los deseos de la carne no
tenían lugar en Su corazón. Fue aquí donde Adán y Eva fracasaron: pues
antepusieron el yo a Dios, pero allí donde ellos fueron derrotados Jesús se
mantuvo firme y el diablo fue frustrado y fue hecho retroceder.
El ataque fue
renovado desde otro lugar y todos los esplendores de los reinos del mundo
fueron puestos ante Sus ojos: pero el poder y la pompa y la grandeza que
deslumbran y fascinan a los hombres, y por los que ellos venderían sus almas y
negarían a su Dios, no tenían ningún encanto para Jesús. Palmerston, el gran
Primer Ministro dijo: «Cada hombre tiene su precio», y nadie conocía mejor a
los hombres. Pero aquí estaba Uno a quien ningún incentivo podía desviar de Su
propósito. Sus ojos estaban puestos en DIOS, y él se enfrentó a la prueba con la
respuesta decisiva: "Porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a
él solo servirás". Un verdadero adorador de Dios es uno cuyo corazón está
lleno de Su gloria. Así fue siempre con Jesús aquí en la tierra, y en ese
corazón lleno no había lugar para el mundo; su vacío esplendor no le atraía.
"DIOS" fue también Su respuesta a la segunda tentación.
Una vez más el
demonio volvió al ataque y Le sugirió que se lanzara abajo desde el pináculo
del templo en presencia de la multitud que estaba abajo, y al hacerlo Él
demostraría que era el Hijo de Dios, —el objeto del cuidado especial de Dios
según Su palabra. Pero la trampa fue tendida en vano: Jesús esperaría el tiempo
de Dios para la manifestación de Sí mismo y de Su gloria. Él no tentaría a Dios
tomando los asuntos en Sus propias manos y reivindicándose a Sí mismo, por lo
que respondió: "Dicho está: No tentarás al Señor tu DIOS".
"DIOS"
es nuevamente la respuesta del Hombre verdaderamente dependiente y por ello
siempre victorioso. Él era invulnerable pues ponía al Señor siempre delante de
Él. Esperó en "DIOS" para Su sustento. "DIOS" llenaba Su
corazón con exclusión de todo lo demás. "DIOS" era Su confianza, de
modo que dejaba Sus tiempos enteramente en Sus manos y no podía ser conmovido.
Satanás volvió al ataque cuando las sombras
de la cruz caían oscuramente
sobre la senda del Señor. Desviar al Señor del camino de la obediencia seguía
siendo la intención del enemigo. Él no había logrado esto con las atracciones y
los favores del mundo así que trató de hacerlo con los terrores y el ceño
fruncido de éste. (Mateo 16: 21). El Señor comenzó a mostrar a Sus discípulos
lo que Él debía padecer a manos de los hombres: todo el horror de ello se
apoderó de Su espíritu; y, aprovechando esta oportunidad, por medio de Pedro,
Satanás dijo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá".
(Mateo 16: 22 – NBA). Pero el Señor
detectó enseguida al enemigo en su nuevo carácter de aparente amigo y enfrentó su
sutileza con una severa reprimenda: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!;
me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de DIOS, sino en las de
los hombres". (Mateo 16: 23 – NBA).
"DIOS"
seguía estando ante Su alma bienaventurada; Él era Su único objetivo para el
cual vivir aquí. No quiso salvarse a Sí mismo, — eso no era asunto Suyo, — y
por tanto, todas las grandes armas de asedio del diablo fueron asestadas contra
Él en vano: y Él salió victorioso del conflicto. El príncipe de este mundo vino
pero no encontró ningún punto vulnerable: fue completamente derrotado. No podía
ser de otro modo cuando intentó impugnar a Aquel cuyas primeras palabras
registradas fueron: "¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es
necesario estar?" (Lucas 2: 49), a Aquel que vivía solamente en razón de Su
Padre, y que nunca se volvió a diestra ni a siniestra hasta que pudo decir:
"Consumado es". (Juan 19: 30).
Él venció al
mundo: sus atracciones y asechanzas fueron puestas en vano para Él. Su corazón
estaba satisfecho y cada suspiro de Su alma era controlado por Dios mismo. Él
es nuestro Modelo y Guía, y en Él está toda la gracia y el poder que
necesitamos para que sin vacilar podamos seguir Sus pisadas.
Nosotros lo debemos
todo a la consagración y al amor del Señor Jesucristo, y nuestros corazones han
sido enseñados a apreciar a Aquel en quien hemos encontrado una hermosura
trascendente. Pero, ¿cómo Le trató el mundo cuando Él se manifestó en él?
Contemplaron Sus obras maravillosas, y se vieron obligados a exclamar:
"Todo lo ha hecho bien". (Marcos 7: 37 - NBA). Ellos oyeron las
palabras de Su boca, y reconocieron: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como
este HOMBRE". Y sin embargo, al final de todo, Le escupieron en el rostro,
Le coronaron de espinas y Le crucificaron entre dos homicidas. No hubo lugar en
el mundo para el solitario pero adorable Hombre de Nazaret.
Él fue
aborrecido y expulsado por el mundo. Tengan ustedes esto en cuenta, todos los
que pertenecen a Él. Recuerden también que el mundo nunca ha ido en profunda
contrición al escabel de Dios y ha expresado allí su dolor por este hecho; el
mundo todavía es culpable de la sangre del amado Hijo de Dios. Ante esto formúlese
usted la pregunta: ¿Cuál debe ser mi actitud hacia este mundo? ¿Nos puede
extrañar que Pablo diga: "Mas nunca permita Dios que yo me gloríe sino en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por medio de la cual el mundo me ha sido
crucificado a mí, y yo al mundo"? (Gálatas 6: 14 - VM); o que esté
registrado para nuestra enseñanza y advertencia, "¿No sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser
amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios". (Santiago 4: 4)
J. T. Mawson
Traducido del inglés por: B.R.C.O. – Marzo 2021
Otras versiones de La Biblia
usadas en esta traducción:
NBA = Nueva Biblia de las Américas, Copyright 2005 by The Lockman
Foundation.
VM =
Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada
por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).