CÓMO VENCER
Pláticas acerca
del Libro de Jueces
J. T. Mawson
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("")
y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles
("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser
consultadas al final del escrito
7.ª Plática: Libertados y Consagrados
Lectura Bíblica: Rut
4: 14 a 17
No Había Rey en Israel
Los capítulos finales
del libro de los Jueces sacan a
la luz el rápido descenso de Israel desde su fidelidad a Dios de manera
sorprendente. Una vez que estuvieron en un grado inferior, el progreso de ellos
fue rápido, y el terrible estado final estuvo caracterizado por la codicia, la
apostasía, la corrupción y la destrucción mutua. En relación con cada una de
estas cosas se afirma que, "no había rey en Israel", y que, "cada
uno hacía lo que bien le parecía". (Jueces 21: 25). Los tristes resultados
descritos fueron la única consecuencia posible de la anarquía y la
autocomplacencia que caracterizaron al pueblo en aquella época.
Dios ha dispuesto
reyes y gobernantes para el bien de
los hombres porque es necesario que sean gobernados y controlados, y aquellos
que quieran vivir vidas de paz y tranquilidad en este mundo deben estar sometidos
a las autoridades que existen. Pero, estos gobernantes son representantes de lo
que es superior y mayor, a saber, de Dios mismo. Él es el gran Gobernante, el
Rey Inmortal; y el sometimiento a Él significa paz y bendición para los
hombres. Su yugo ha sido desechado, lamentablemente, porque el pecado es
rebelión contra Dios, y la anarquía ha tomado el lugar de Su justo gobierno en
la vida de los hombres. Esto es cierto para todos de manera natural, pues la
Escritura dice: "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros".
(Isaías 53: 6). Y además: "Todos pecaron, y están destituidos de la gloria
de Dios". (Romanos 3: 23).
Frente a estos hechos,
cuán gloriosa es la noticia de
que Dios ha encontrado una manera justa de bendecir a los pecadores, — que Él está
llamando benignamente a los hombres a regresar a Él mismo, y que todos los que
obedecen Su llamamiento son perdonados y salvados; y en lugar de andar por las
sendas de la destrucción y la muerte, ellos son guiados por Él en las sendas de
la justicia y la vida.
Ellos Buscaron
"Posesión para Sí
donde Habitar". (Jueces 18: 1).
La codicia y el descontento,
así como la anarquía,
florecieron en medio de Israel; pues encontramos un Levita que estuvo dispuesto
a vender a su Dios y a su pueblo por dinero; y una tribu que, no contenta con
la herencia del Señor, buscó un lugar para ellos mismos. (Jueces 17 y 18). En
ambos casos la consecuencia fue que apostataron de Dios. La intención de Dios era
ser Rey en Israel: Su gobierno habría sido de lo más benéfico y todos los
hombres de la tierra habrían estado satisfechos con la abundancia de la misma.
Pero, los hijos de Jacob amaron su propia senda en vez de la de Él, y estos Danitas
pensaron que ellos mismos podían buscar aquello que sería mejor que lo que Dios
tenía para ellos. Es un hecho singular que los de Dan no son mencionados entre
los 144.000 de Israel que todavía estarán ante Dios para cantar acerca de Su
salvación. (Apocalipsis 7).
Es bastante triste
ver estas cosas en los hombres que
no conocen a Dios: es doblemente triste verlas en los que han profesado
pertenecer a Él; pero la historia se repite, y lo que fue cierto para el Israel
de antaño es, lamentablemente, demasiado cierto para muchos que han profesado
conocer a Dios hoy en día; y es muy cierto que nada puede impedir que los
hombres sean arrastrados por la corriente descendente de la independencia y la
autocomplacencia, y de la apostasía de la verdad del evangelio de Dios que opera
con tanta fuerza hoy, excepto el conocimiento vital de Cristo como Salvador y
Señor.
Hay quienes se jactan
de una ascendencia piadosa; o de
la asociación con cuerpos religiosos de reputación y antigüedad; o con Cristianos
cuyas doctrinas son Escriturales; pero ninguna de estas cosas nos pondrá o nos mantendrá
en lo correcto; pues debe haber una fe viva y salvadora en nuestro Señor
Jesucristo, y una consagración constante y personal a Él. Es muy significativo
que los Danitas apóstatas procedían de la ciudad de Sansón. Ellos conocían y
habían visto sus poderosas hazañas como consagrado Nazareo de Dios, pero esto
no les impidió apartarse totalmente de Dios; y el líder de la apostasía fue
nada menos que el nieto de Moisés. [Ver nota].
[Nota. Se admite generalmente que
Jueces 18: 30
debería decir: "Jonatán, el hijo de Gersón, el hijo de Moisés"].
Un Gran Contraste
En las antiguas Escrituras
judías el Libro de Rut
formaba parte del Libro de los Jueces. Los acontecimientos que en él son
relatados tuvieron lugar durante el período en que vivieron los Jueces, y la
vida y la consagración de Rut forman un agradable contraste con la triste
apostasía que marcó el final de aquellos tiempos.
Ella es un verdadero
tipo de consagración indivisa a
un objeto bien amado; porque, libertada de toda complicación en la tierra de Moab
por medio del amor de Noemí, ella estuvo totalmente controlada por ese amor que
la había libertado. Ahora bien, el resultado de la liberación es la consagración
al Libertador y el Señor desea libertarnos del mundo, de la carne y del diablo
y de todo lo que nos ata, para que podamos seguirle sólo a Él. Quiere atarnos a
Él con fuertes cadenas de amor y reinar en nuestros afectos como lo hizo Noemí
en el corazón de Rut. Este es el objetivo de toda superación; a esto deben
conducir nuestras pláticas; y esto será de mayor valor a Sus ojos que las
poderosas hazañas, y una mayor victoria sobre Satanás de lo que cualquier obra
pudiese ser.
Noemí y Mara
Noemí exhibió ciertos
rasgos que han salido a la luz
en toda su perfección en Jesús, y el camino que ella recorrió es, en ciertos
aspectos, ilustrativo de Su tristeza y Su aflicción y del gozo resultante de
ello. (Véase Isaías 53).
Ella se fue a una
tierra lejana y allí probó la
amargura de la muerte, hasta el punto de tener que llorar: "No me llaméis
Noemí [que significa 'Placentera'], sino llamadme Mara [que significa
'Amarga']. Pero, en medio de la tristeza por la que pasó, ella debió haber
exhibido algo de la dulzura de la que hablaba su nombre pues sólo así podemos
explicar la devoción de Rut por ella.
La dulzura y la amargura
se encontraron en Noemí, pero
si pudiéramos ver estas cosas en toda su perfección e intensidad debemos
volvernos a Jesús. Su nombre es dulce, el más dulce que nuestros oídos hayan
oído jamás, y es del todo placentero para aquellos cuyos ojos han sido abiertos
por la gracia de Dios. Él lo fue cuando estuvo aquí en la tierra; Él es
exactamente Él mismo en el trono hoy; pero nosotros nunca podríamos haber
conocido la dulzura que mora en Él si Él no hubiera recorrido la senda de la
amargura y la tristeza. Él fue el Varón de las lágrimas, el Varón de corazón
quebrantado (Salmo 69); pero el dolor de esa maravillosa vida de dulcísima consagración
a Dios y de amor a los hombres no fue más que el prolegómeno del terrible dolor
que soportó en la cruz, cuando Él tomó de la mano de Dios la amarga copa del
juicio del pecado. Fue entonces cuando las corrientes de las aguas Le anegaron,
y cada dolor encontró su centro en Su bienaventurado corazón. El Calvario
significó "Mara" para Jesús; pero la intensidad de esa amargura sólo
reveló la dulzura de aquel maravilloso amor que ningún poder pudo censurar ni
dolor ahogar. Sí, el Suyo es un amor inconmensurable; más fuerte que la muerte,
más duradero que los siglos, indeciblemente dulce.
Fue a Noemí en su
tristeza que Rut se aferró y por el
amor de la que había pasado por "Mara" dijo: No me ruegues que te
deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y
dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde
tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me
añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos". (Rut 1: 16,
17).
Cuando ella tomó esta
memorable decisión no sabía nada
acerca de Booz, tipo de Cristo en Su actual posición de poder, ni del lugar de
favor y exaltación que le esperaba. El amor de Noemí la controlaba y estaba
satisfecha, no de morar y vivir, sino de vivir y morir con Noemí.
Ella abrazó el camino de la extranjería por la compensación que encontró en el
agrado de la compañía de Noemí.
cuán ciertas son las
palabras...
«Es el tesoro que
hemos encontrado en Su amor
Lo que nos ha hecho
peregrinos aquí abajo.»
Nada más lo hará:
el pensamiento de las glorias
venideras no nos separará, por sí mismo, del mundo. Los atractivos del "siglo
venidero", y sus atractivos son ciertamente grandes, no sacarán por sí
mismos nuestros corazones del "presente siglo malo". (Gálatas 1: 4).
Sólo Su amor, — el amor exhibido en el Calvario, — puede hacerlo: y así, la
senda del discipulado está invariablemente conectada con la cruz. Fue esto lo
que controló al apóstol, pues dijo: "La vida que ahora vivo en la carne,
la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo
por mí". (Gálatas 2: 20 – NBA).
Quiera Dios que, así
como la porción que Rut encontró
en Noemí la libertó de Moab para siempre, y la unió a los intereses de aquella
cuyo amor la controlaba, así la preciosidad de Jesús, el cual soportó la cruz y
despreció la vergüenza, nos constriña a consagrarnos incondicionalmente a Él.
El Resultado de Seguir
al Señor
Rut no perdió nada
al adherirse a Noemí pues como
resultado de ello, ella "espigó en el campo en pos de los segadores; y
aconteció que aquella parte del campo era de Booz" (Rut 2: 3); y él era un
hombre de corazón tierno pues habló amablemente a Rut y la consoló. (Rut 2:
13). Pero no sólo eso: él era un hombre poderoso en riquezas y el campo sobre
el que tenía poder era del todo suficiente para satisfacer la necesidad de ella.
Si nosotros consideramos
el dolor de Noemí como una
ilustración de las profundas aflicciones dolorosas por las que pasó el propio
Señor, la riqueza de Booz nos hablará de Sus actuales grandeza y poder. Él ha
sido altamente exaltado; todas las cosas han sido puestas en Su mano; y ahora Él
encuentra gran deleite en dispensar las bendiciones de Dios a aquellos que están
afligidos y son menesterosos.
Booz no habría dicho:
"No vayas a espigar a otro
campo" si él no hubiese sabido que su campo era suficiente para Rut; ni el
Señor habría dicho: "Bástate mi gracia", si Su plenitud no pudiese
satisfacer todas nuestras necesidades.
¿Hay despeñaderos
en la senda del discipulado, y asedian
las pruebas los pies del peregrino? La gracia del Señor es mayor que todo y los
que recorren la senda comprueban la bienaventuranza de ella pues Él ha dicho
que ellos recibirán "mucho más en este tiempo, y en el siglo
venidero la vida eterna". (Lucas 18: 30).
Así pues Rut espigó
en los campos de Booz todo el
tiempo que fue necesario espigar, y ella descubrió que él se ocupaba de ella en
todos los sentidos, de modo que no sólo quedó satisfecha, sino que también tuvo
algo de sobra.
Toda la historia es
del más profundo interés y está
llena de enseñanzas; pero ahora debemos pasar al final del libro.
El Resultado del Dolor
de Noemí
Es notable que al
final de la historia Noemí es de
nuevo la persona prominente; no ahora en la amargura y el dolor, sino
cosechando los frutos agradables de su aflicción.
(1) La Iglesia
Ella había perdido
a Elimelec y a sus hijos en la
tierra de Moab, pero había ganado a Rut, que fue mejor para ella que siete
hijos (Rut 4: 15), y en esto tenemos una figura de lo que el Señor ha perdido y
ganado con Su muerte. Él vino a Su propio pueblo, Israel, pero ellos Le
rechazaron, y por el momento Él perdió el reino y la nación; Él fue cortado de
la tierra de los vivientes. Pero si Él perdió a Israel por un tiempo, ganó a la
Iglesia; y nadie puede expresar cuán preciosa es la Iglesia para Él. Es la
"perla preciosa" por la cual Él vendió todo lo que tenía, y por la cual
descendió al profundo mar de la muerte cuando las tinieblas de la medianoche
del juicio de Dios se posaron sobre la faz de ella.
«Bajo esas aguas sin
sol Él desde el cielo pasó;
Allí encontró el deseo
de Su corazón, Encontró por fin
Su perla.
Todo lo que tenía
Su corazón Él ha dado Por esta gema
sin precio—
Esta es la historia
de amor insondable, Este es el
amor de Cristo.»
Yo no hablo aquí de
la profesión externa del Nombre de
Cristo, profesión que tanto se ha corrompido, sino de lo que es real en ello, de
lo que Él llama "Mi Iglesia". (Mateo 16: 18).
La Iglesia, como esposa
del Cordero, será Su compañera
eterna pues no está lejos el momento en que se oirá "como la voz de una
gran multitud, como el ruido de muchas aguas y como el sonido de fuertes
truenos, diciendo: "¡Aleluya! Porque reina el Señor nuestro Dios
Todopoderoso. Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las
bodas del Cordero, y su novia se ha preparado". (Apocalipsis 19: 6, 7 -
RVA). Entonces, en esa gloriosa consumación el Señor verá el fruto de las
profundas aflicciones de Su alma y quedará satisfecho (Isaías 53: 11); pero
incluso ahora, mientras Él es rechazado de la tierra, la Iglesia es Su consuelo
y Su gozo.
Preguntémonos, ¿no
es extraño que algunos que
pertenecen a Su Iglesia, — todo creyente comprado con sangre es un miembro de
ella, — busquen las sonrisas del mundo que Le rechazó en lugar de buscar
solamente desempeñar el alto privilegio de dar gozo a Su corazón? Ningún
privilegio más elevado será nuestro para siempre; ninguna pérdida mayor podría
sobrevenirnos, como Cristianos, que la pérdida de ello. Es esto lo que el
diablo busca estropear y arruinar, y para ello urde sus ardides y tiende sus lazos,
y el verdadero vencedor es aquel que, adhiriéndose sólo al Señor, se alegra de
perderlo todo por Él.
(2) Adoración para
el Padre
Las mujeres
de Belén se reunieron en torno a Noemí
para felicitarla por su alegría y dicen, " Le ha nacido un hijo a Noemí". (Rut 4:17). No
dicen que le ha nacido a Booz o a Rut, sino a Noemí, porque el niño nunca
habría existido si no hubiese sido por esa dolorida "Mara" en la tierra
lejana.
"Y le dieron nombre
las vecinas, diciendo: Le ha
nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed", el significado del cual es
«Adorando o sirviendo a Dios.» "Entonces Noemí tomó al niño, lo puso en su
regazo y fue su nodriza". (Rut 4: 16 – LBA). El niño fue muy querido por
ella pues fue el fruto de Rut, que la amaba. (Rut 4: 15).
Aquí se expone otro
resultado de la muerte del Señor
Jesús. Él salió del Padre porque el Padre buscaba adoradores. (Juan 4: 23). Y
por esto Él padeció y murió: y en este sentido Su muerte no ha sido en vano
porque por esa muerte Él ha traído a Dios una hueste incontable, todos
rescatados por Su preciosa sangre. Estos pueden adorar a Dios en espíritu y en
verdad porque conocen Su amor tal como ha sido manifestado en la muerte de
Cristo.
¿Quién puede decir
el gozo que llena el corazón del
Señor cuando Él presenta a Dios el Padre la adoración de los que Le aman? Tal
adoración, rendida por corazones llenos del amor de Dios, es muy valiosa para
Jesús, pues es el fruto de los corazones y los labios de aquellos que Le aman y
a quienes Él ama.
(3) Regia Gloria para
Cristo
A Rut y Obed les siguieron
Isaí y David; y David, como
rey, tipificó la gloria venidera de Cristo.
El Señor todavía es
rechazado por este mundo, pero el
momento de Su regreso está cerca; la corona del dominio universal rodeará Su
frente una vez atravesada por las espinas y, como el hijo mayor de David,
blandirá el cetro desde el río hasta los confines de la tierra. Entonces Israel
Le reconocerá como el Hijo de Dios y su Rey, y los gemidos de una tierra
asolada por el pecado serán silenciados, y todo lo que tenga aliento
prorrumpirá en cánticos, y cada nota de cada cántico será en alabanza al Rey.
Cuán profundo será
el gozo de Su corazón cuando Él
contemple una creación que ha sido hecha sonreír por la luz de Su faz, y cuando
los hombres, libertados de la esclavitud del poder de Satanás, se regocijen en
el conocimiento de Dios. Pero el fundamento de todo el gozo que cubrirá la
tierra en el día de Su regia gloria es Su dolor y Su muerte.
Todos los que Le aman
desean intensamente este día de
gloria y se regocijan en el hecho bienaventurado de que Él será exaltado y
adorado en el mismo mundo en el que fue despreciado y avergonzado. Pero nosotros
no Le amamos ni Le seguimos a causa de las coronas de una gloria interminable
que resplandecerá sobre Su sagrada frente, sino por Su amor, amor que reveló Su
dulzura en medio de la vergüenza y el dolor de la "Mara", la
"Amargura", del Calvario. Es este amor, y sólo éste, el que nos constriñe
a servirle incansablemente, a seguirle consagradamente y a amarle ahora con un
corazón ferviente e indiviso. Esta es la senda del vencedor.
¿Es nuestro deseo
recorrer esta senda? Entonces retengámoslo
firme porque Él ha dicho: "He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes,
para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en
el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el
nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la
cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias". (Apocalipsis 3: 11 a 13).
J. T. Mawson
Traducido del inglés por: B.R.C.O. –
Mayo 2021
Otras versiones de La Biblia
usadas en esta traducción:
LBA = La Biblia
de las Américas,
Copyright 1986, 1995, 1997, 2000 por The Lockman Foundation, Usada con permiso.
NBA = Nueva Biblia
de las
Américas, Copyright 2005 by The Lockman Foundation.
RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989
(Publicada por
Editorial Mundo Hispano)