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SALVACIÓN (De Egipto a Canaán, W. T. P. Wolston - Capítulo 5)

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Duración: 31 minutos y 56 segundos

DE EGIPTO A CANAÁN

 

W. T. P. Wolston

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960, excepto en los lugares en que además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

Capítulo 5: Salvación

 

Lectura Bíblica: Éxodo 14.

 

Hay un comentario muy llamativo en el Nuevo Testamento acerca de este pasaje de la historia de Israel. Lo leeré. "Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados". (Hebreos 11: 29). Se trata del contraste sorprendente, amados amigos, entre la senda de la fe y la senda de la naturaleza, que es la senda del hombre del mundo, en lenguaje sencillo.

 

Ahora bien, si tú reflexionas sobre esta parte de la historia de Israel verás que hay una hermosa evidencia de la energía de la fe, aunque estuvo mezclada con una gran cantidad de temor y temblor. La Palabra de Dios describe siempre las cosas exactamente como son, incluso en una figura como ésta, y tú encontrarás en este capítulo 14 lo que responde absolutamente a tu propia experiencia. Lo que tenemos aquí en figura sólo ilustra lo que tú conoces en la historia de tu propia alma, — a saber, lo que yo creo que todos nosotros hemos conocido.

 

Por medio de estas figuras y tipos nosotros nos enteramos de lo que Dios tiene ahora para la bendición de nuestras almas en relación con el Señor Jesucristo. Tú debes entender que hoy en día todo es sacado a la luz desde el tipo, y todo se encuentra en una Persona en la Gloria. Sin embargo, todos los tipos están diseñados por Dios para enseñarnos preciosas y maravillosas verdades. Como dije anteriormente, hay cuatro tipos destacados del Señor Jesús en la historia de Israel. En primer lugar, la inmolación del cordero; en segundo lugar, el paso a través del Mar Rojo; en tercer lugar, la serpiente de bronce; y por último, el paso a través del Jordán. Estas son cuatro figuras de la muerte de Cristo, y todas ellas enseñan verdades totalmente diferentes.

 

Dios es santo, Él aborrece perfectamente el pecado y no puede tolerarlo en nadie, ni siquiera cuando fue puesto sobre Su propio Hijo bendito, el cual lo llevó vicariamente en la cruz. El pecado debe ser juzgado. Pero, la lección del Mar Rojo difiere enormemente de la de la sangre sobre el dintel. En ese caso ello no va más allá de la verdad de que Dios, como juez, se mantiene afuera. Si por medio de la gracia tú has sido conducido a confiar en la sangre del Señor Jesucristo, la propia santidad y la propia justicia de Dios hacen absolutamente imposible que Él te juzgue. Yo puedo tener muy claro eso y puedo saber que mis pecados han sido perdonados pero, aun así, yo puedo encontrar verdaderas dificultades de alma. ¿Y qué acerca del poder de Satanás? Aunque Israel estaba perfectamente seguro en lo que respecta a Dios, no estaba de ninguna manera seguro en lo que respecta a Faraón (Éxodo 14). El asunto fue si acaso ese pueblo realmente pertenecía a Dios o a Faraón. El Mar Rojo resolvió ese asunto.

 

Últimamente me impresionó mucho una Escritura notable en Isaías donde se habla de Israel en un día venidero, cuando Dios los libertará de nuevo. La Escritura dice, "Porque no saldréis a la desbandada, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y el Dios de Israel será vuestra retaguardia". (Isaías 52: 12 – RV1977). Eso es lo que ellos hicieron en Éxodo 12. Eran como un montón de criaturas tímidas y atemorizadas, huyendo de un enemigo enfadado. Al ser echados fuera de Egipto (Éxodo 12: 39), ellos salieron apresuradamente y "fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía". (Éxodo 14: 5). Ellos no salieron con paso majestuoso. Salieron, como yo puedo decir, urgentemente. Huyeron para refugiarse, temiendo al enemigo perseguidor. En breve ellos no tendrán prisa porque entonces se habrán enterado que no se trata de una asunto entre ellos y Faraón sino de un asunto entre Dios y Faraón en cuanto a quién ellos pertenecen.

 

Tal vez alguien está diciendo: «Yo pensaba que me había convertido pero ahora no creo que lo haya hecho pues a veces caigo en un gran estado de temor y duda». Tú encontrarás gran consuelo en la forma en que la verdad es sacada a relucir en este capítulo. En el momento que un creyente está bajo la sangre del Señor Jesucristo, él está protegido. Y la misma sangre que lo protege lo pone aparte, lo separa para Dios. Por lo tanto, tú perteneces a Dios, en espíritu, alma y cuerpo. Tú no te perteneces a ti mismo porque has sido comprado por precio. (1a Corintios 6: 19, 20). Perteneces al Señor pero todavía estás en el mundo, y Dios quiere sacarte, como sacó a Israel de Egipto. "Los dirigió por camino derecho". (Salmo 107:7). Leemos también, "Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto. Mas Dios condujo al pueblo a dar un rodeo,  por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados (o, "en columnas de a cinco")". (Éxodo 13: 17, 18 – KJV y su nota al margen).

 

Ellos habrían podido llegar a la tierra de Canaán en alrededor de once días de viaje (Deuteronomio 1: 2). Pero, ¿por qué no fueron ellos llevados por ese camino? Porque ellos todavía no estaban preparados para la guerra, y Jehová dijo «Si ellos encuentran a los Filisteos en el camino, y ven la guerra, volverán a Egipto», así que Él los condujo por el camino del desierto. Ellos nunca habían visto la guerra, ni la vieron hasta que hubieron visto el poder de Dios. Yo les diré lo que ellos vieron. Ellos vieron «la salvación de Jehová». (Éxodo 14: 13). Él ama enseñarte, en primer lugar, lo que es el triunfo de Cristo, es decir, cuán completa y absolutamente el poder del enemigo ha sido quebrantado. Tú tienes que aprender esto, a saber, que no puedes libertarte a ti mismo. La debilidad nos caracteriza y la debilidad fue confesada por ellos cuando "subieron en columnas de a cinco" (Éxodo 13: 18 - KJV, nota al margen). ¿Sabes tú cómo, — cuarenta años después, — ellos entraron en Canaán? Allí también ellos entraron "en columnas de a cinco". (Josué 1: 14 - KJV, nota al margen).

 

¿Cuál es el significado de cinco? En las Escrituras el cinco es el numeral que siempre está relacionado con la debilidad, por ejemplo, "Cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?" (Juan 6:9). ¿De qué sirvieron cinco? Yo no dudo que el número cinco expresa debilidad. Y lo que Dios tiene que enseñarnos es que en nosotros mismos somos la expresión de la más absoluta debilidad. No tenemos fuerza ni al principio ni al final de nuestros recorridos, pero no aprendemos todo eso en un día. Cuando ellos van a entrar en la tierra celestial, lo hacen en columnas de a cinco. Tú no tienes fuerzas ni para salir de Egipto ni para entrar en Canaán. Dios debe ser nuestra fuerza, y Él lo es cuando somos conscientemente débiles. Leemos, "Cuando soy débil, entonces soy fuerte". (2a Corintios 12: 10).

 

Esta afirmación en cuanto a los cinco surge primero cuando ellos iban a atravesar el Mar Rojo, con paredes de agua a ambos lados: la defensa lateral de ellos contra el enemigo. Cuando llegan al Jordán, ¿qué encuentro? Se mantienen "las columnas de a cinco", aunque, como tú sabes, no había ni una gota de agua a cincuenta kilómetros de ellos. (Josué 3: 16). Cuando ellos atravesaron el Mar Rojo las aguas eran una pared a la derecha y a la izquierda. ¿Quién podía entrar allí? Nada más que la fe. La naturaleza podía intentarlo, y lo hizo, pero sólo para encontrar juicio. Es una cosa muy seria intentar la senda de la fe en el poder de la naturaleza.

 

Pero, nosotros leemos que Faraón "unció su carro, y tomó consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos… y él siguió a los hijos de Israel". (Éxodo 14: 6-8). Todo el poder del enemigo está en ejercicio para impedir que ellos escapen, pero todo ese poder fue quebrantado por Dios en el momento de la liberación de Su amado pueblo. Dios los condujo, y "los sacó con plata y oro; Y no hubo en sus tribus ninguno que flaqueara". (Salmo 105: 37 – RV1977). ¡Cuán seguros estaban ellos! "Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego".  (Éxodo 13: 21, 22). ¿No Le has oído tú también decir, "He aquí que estoy yo con vosotros siempre, hasta la consumación del siglo" (Mateo 28:20 -VM)? Oh, amado, él guio a Su pueblo entonces, y Él guía a Su pueblo ahora, si ellos tan sólo Le dejan hacerlo.

 

Dios primero los hace descender hasta el borde del mar (Éxodo 14: 1, 2). Él debe enseñarnos, como cosa práctica, nuestra propia debilidad. Tú preguntas: «¿Cuál es el significado de la figura del Mar Rojo?» Es la muerte y resurrección del Señor Jesucristo por nosotros, y por nuestros pecados. Yo nunca estaré libre del enemigo hasta que conozca a un Cristo resucitado. Muchos creyentes pasan todos sus días diciendo, "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Romanos 7: 24). Tú nunca serás librado hasta que pongas tus ojos en un Cristo resucitado y sepas que en Su muerte y resurrección tú estás relacionado con Él. Es decir, que lo que es cierto acerca de Cristo es ahora cierto para ti. Por gracia yo estoy unido a Cristo. En figura aprendo que la muerte y resurrección de Cristo fue por mí. Si Él murió, yo morí. Si Él resucitó, yo resucité. Debo aceptar la muerte como el juicio de Dios sobre el hombre. Pero, qué libertad, qué bendición para tu alma cuando ves que todo esto es cierto para ti en la muerte y resurrección de Cristo.

 

Nosotros no aprendemos todo eso en un minuto, pero si lo aprendemos podemos decir verdaderamente: «Oh, qué hombre feliz soy porque me he enterado por medio de la gracia de lo que el amor del Señor es, y de la victoria que Él ha obtenido para mí». Romanos capítulo 7 es la experiencia de muchas personas que son realmente creyentes y, por lo tanto, son hijos de Dios, pero es la experiencia de un alma no liberada. El alma liberada dice, "Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro". Pero, "¿Quién me librará?" es la lastimosa pregunta de los que no han sido liberados, y sin duda hay muchas personas que están pasando por esa experiencia. Admito que ello es experimental. Debes conocerlo en tu propia alma. Y no estás liberado hasta que lo estés. ¿Entiendes eso? ¿Cuándo estás liberado? Cuando renuncias a intentar liberarte a ti mismo. Toma a Jonás como una ilustración. Allí estaba él en el vientre del gran pez. ¿Cuándo fue liberado? Cuando hubo renunciado a toda esperanza de liberarse él mismo, entonces vino la liberación. Lee Jonás capítulo 2. Él estaba en gran miseria. Él ora (versículo 1); clama (versículo 2); promete, "Volveré a mirar hacia tu santo Templo" (versículo 4 - VM); moraliza (versículo 8); sacrifica, hace votos (versículo 9); pero sigue en el vientre del gran pez. Al final dice, "La salvación es de Jehová", e inmediatamente él está en tierra seca (versículo 10).

 

Esa es la forma en que Israel atravesó el Mar Rojo, como por tierra seca. (Hebreos 11: 29). Tierra seca es donde Cristo está. Cristo en resurrección, Cristo en aceptación, y en vida, y en gloria ante Dios. Cristo el vencedor. Eso es tierra seca para un Cristiano hoy en día. Yo estoy en Cristo. No estoy en Adán. Eso es lo que entiendo por "tierra seca". Todo obstáculo ha desaparecido, y todo el poder del enemigo ha sido quebrantado.

 

"Habló Jehová a Moisés, diciendo: Dí a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado". (Éxodo 14: 1-3). Pi-hahirot forma parte de los modos de obrar de Dios con nosotros para enseñarnos la absoluta inutilidad de la carne. Una persona recién convertida suele decir: «Ahora yo voy a hacer el bien, y seré una persona diferente, y viviré una vida diferente». Hay mucha confianza acerca de nosotros mismos hasta que nos enteramos que no podemos hacer nada y que Dios debe hacerlo todo. Es algo muy notable que el significado de la palabra Pi-hahirot sea «Puerta de la libertad». Cuando tú tienes el sentido, «yo no tengo ni un ápice de fuerza para librarme a mí mismo», todo estará bien para ti. Así fue aquí. Los siervos de Faraón le dijeron que el pueblo había huido; entonces él preparó sus carros, y fue tras ellos con mano poderosa (Éxodo 14: 5-8). Así el diablo está decidido a seguirte y alcanzarte. No va a dejar que seas el siervo consagrado del Señor Jesús, si él puede evitarlo.

 

Leemos en el versículo 9 que Faraón los alcanzó, "Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová". (Versículo 10). La condición de Israel es muy similar a las dudas y temores que han pasado por nuestras almas, y las siguientes palabras de ellos muestran que sus corazones y los nuestros son exactamente iguales. ¿Sabes tú que tienes un corazón que podría llevarte de regreso al mundo, incluso suponiendo que te hayas convertido? Leamos, "Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto" (versículos 11 y 12). Cuando ellos iban de camino a Canaán, ¡qué lenguaje tan incrédulo! ¿Podríamos nosotros hablar así? ¿Acaso nunca dijo tu corazón, en horas de presión y tentación, «Después de todo es una lástima que yo haya profesado a Cristo»? Si es así, amigo mío, aún lamentarás haberte permitido tal incredulidad.

 

Pienso que Dios dejó que Israel pasara por Pi-hahirot para que ellos aprendieran de qué manera Él puede abrir una puerta de libertad, y para que pudieran experimentar el triunfo de Su liberación. Dios, y sólo Dios, podía liberarlos. Ese era el asunto (versículo 13). La respuesta de Moisés es espléndida. Él fue un hombre muy querido, un personaje que yo amo con todo mi corazón. Tú ve y lee la historia de ese hombre. He oído que una vez él perdió la paciencia, y sólo una vez. Pero aun así, como siervo, él fue un hermoso siervo. Él fue el portavoz de Dios, y es algo maravilloso si uno puede ser portavoz de Dios para las pobres almas temblorosas. Oye lo que él dice, "No temáis, estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis". (Éxodo 14: 13). "Jehová peleará por vosotros, y vosotros guardaréis silencio". (Éxodo 14: 14 - VM). Aquel día ellos iban a ver la salvación de Dios. Esta es la primera vez, salvo una, que tú tienes la palabra "salvación" en las Escrituras. La primera vez que aparece es en Génesis 49: 18 donde leemos, "Tu salvación esperé, oh Jehová". Allí la salvación es esperada, aquí es enviada. ¿Cuál es la salvación de Dios? La sangre del Cordero ha satisfecho todas Sus demandas, Su poder ha aplastado absolutamente el poder del enemigo, y Su pueblo es llevado a Él mismo, sólo para que ellos disfruten de Él.

 

"Estad firmes", fue la palabra que se escuchó ese día. "Jehová peleará por vosotros, y vosotros guardaréis silencio". (Éxodo 14: 14 - VM).  Tú comprendes en tu alma el hecho maravilloso de que Cristo ha entrado en la muerte, y ha probado la muerte como el juicio de Dios sobre el hombre, en la cruz. Él ha entrado en la muerte y, amado, Él ha salido de ella, y allí está Él, vivo ante Dios, y por medio de la fe andando ahora en Sus pisadas, tú pasas a través de tierra seca a las escenas de resurrección. No hay muerte ni juicio para ti. Todo fue consumido por el amado Hijo de Dios.

 

Pero, para saber esto tú debes hacer lo que se le ordenó a Israel, a saber, "que marchen". (Éxodo 14: 15). Ellos obedecen, la "columna de fuego" formando su retaguardia porque "el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros". (Éxodo 14: 19, 20). Cuando ellos comenzaron, la luz estaba delante de ellos, y la luz los motivaba. Pero, ¿qué es lo siguiente? Ellos miran hacia atrás por un momento, y descubren que entre ellos y el enemigo Dios se ha puesto a Sí mismo. Él parecía decir: «Vamos, Faraón, es posible que los toques, si es que puedes, es posible que pongas tu mano sobre ellos, si es que puedes». ¿Y estaban ellos seguros, fuera de peligro? Ciertamente lo estaban. Estaban seguros, fuera de peligro, bajo la protección de la sangre, pero ahora han de aprender que son salvos. Yo estoy seguro, fuera de peligro, cuando estoy bajo la protección de la sangre del Cordero, pero soy salvo cuando el poder del enemigo es quebrantado y aprendo que estoy ante Dios en todo el valor de la obra de Su amado Hijo.

 

El ángel que iba detrás de ellos fue muy benigno. Si la luz hubiera estado al frente, la retaguardia habría estado aterrorizada. Imagínate a seiscientos mil de ellos, y sólo columnas de a cinco, uno al lado del otro. Los cinco primeros estarían diciendo: «Estamos bien, pero los cinco últimos no están muy seguros». Pero Dios se sitúa entre los cinco últimos y el enemigo y, oh qué seguros, fuera de peligro, estaban todos, mientras la luz de Dios resplandecía sobre sus cabezas. La luz eléctrica de nuestros días es tenue comparada con la luz que las huestes de Dios tenían esa noche. Todos vieron la senda perfectamente clara. Eso es evidente.

 

Nuevo cristiano, este es tu Dios, el Dios que te ama. Este es la clase de Salvador que ha venido a ocuparse de tu caso y a sacarte de este mundo directo a la gloria. ¿Crees tú que hay alguna posibilidad de que Satanás te atrape? ¡No, no! Mira lo que sigue a continuación, "Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y Jehová hizo que éste se retirase con un fuerte viento del oriente que sopló toda aquella noche e hizo que el mar se secara, quedando las aguas divididas. Y los hijos de Israel entraron en medio del mar en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda". (Éxodo 14: 21, 22 - RVA). La senda de ellos está abierta. ¿Qué hay ante ellos? Yo los veo marchar hacia adelante y, ¿hacia dónde? Aparentemente a una muerte segura. Un paso más y ellos se adentran en esas negras y oscuras aguas de la muerte. Ellos aceptan la muerte, y descubren que ello es vida y libertad. Tú debes aceptar la muerte. Las aguas del Mar Rojo, o de Mara, o del Jordán, todas hablan de una verdad. Sólo hay un camino para que mi alma llegue a Dios y es a través de la muerte. Yo tengo que aceptar la muerte del bendito Señor Jesucristo por mí.

 

Qué maravilloso espectáculo cuando ellos alargan el paso ahora; ellos oyen la palabra "Marchen" (Éxodo 14: 15), y levantan su pie para ponerlo sobre lo que parecía imposible de soportar,— a saber, el agua. Ello es la aceptación de la sentencia de muerte. Ahora bien, para nosotros la maravillosa verdad es que Cristo ha entrado en la muerte y la ha anulado por completo. Leemos, "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre." (Hebreos 2: 14, 15).

 

Y tú me preguntas ahora: «¿Cómo puedo aplicar esta verdad a mí mismo?». Bueno, ellos debían entrar, cada uno de ellos. No hubo ninguno de ellos que no tuviera conciencia de ello, «Tendré que entrar en aquel mar». Pero, cuando llegaron al lugar, ¿qué era aquel mar? «Tierra seca». El paso fue dado con la energía de la fe, pues leemos, "Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados". (Hebreos 11: 29). La última cláusula de ese versículo es muy sorprendente. Tú encontrarás que hay personas que procuran ocupar el lugar de hijos de Dios. Vivimos en un día de gran imitación. Todas las almas que carecen de realidad deberían recordar que todo Egipcio fue ahogado en aquel mar. Sólo la fe puede recorrer ese camino y la fe pasó por en medio del mar sobre tierra seca. Yo no dudo que Faraón pensara: «Ahora los alcanzaré». Su gran objetivo era alcanzar y destruir, el de Dios era liberar y salvar, y cuán seguros, fuera de peligro, ellos estuvieron cuando pasaron en medio de estos inmensos muros, — muros de cristal, — levantados por Dios. De la misma manera, nosotros disfrutamos del maravilloso amor que permitió a Su Hijo atravesar la muerte y el juicio por nosotros. Y ahora Él ha resucitado, y nosotros hemos resucitado en Él.

 

Yo no dudo de que la verdad desplegada en tipo en este capítulo encuentra su respuesta en el Nuevo Testamento en la epístola a los Romanos, capítulos 6 y 7, donde leemos, "Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro". (Romanos 6: 11). Es nuestro privilegio considerar como nuestro aquello por lo cual el Señor Jesús pasó. Todo es nuestro. Su muerte y resurrección fueron nuestras, y Su victoria sobre todo enemigo fue para nosotros.

 

En nuestro capítulo (Éxodo 14) es muy interesante la forma en que Dios controla y vence al enemigo. Faraón recibe una solemne advertencia cuando los pasadores de sus ruedas salen volando, y recibe un inesperado jaque mediante el arranque de las ruedas de su carro. El efecto es arrebatador. Leemos, "Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios." (Éxodo 14; 24, 25). Los roles se invirtieron completamente. Ahora no es el pueblo de Dios el que huye sino sus enemigos. Los primeros están realmente en terreno de resurrección, mientras que la muerte y el juicio abruman a todos sus enemigos, pues, "Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno". (Éxodo 14: 26-28).

 

Algunos de nuestros doctos amigos incrédulos creen gustosa y voluntariamente, y tratan de persuadirnos, de que Faraón no estuvo allí personalmente. El Salmo 136 despeja esa niebla de incredulidad pues dice que Jehová "arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo, Porque para siempre es su misericordia". (Salmo 136: 15). Que todos los que dudan miren ese pequeño y encantador comentario o resumen de los modos de obrar de Dios en misericordia para con Israel. Todo es Dios, como tú ves. Yo creo que ese rey soberbio encontró su fin allí. Me encanta pensar cuán completamente Satanás ha sido vencido porque Faraón es un tipo de Satanás. El pensamiento de Dios es sacar a Su pueblo de este mundo. Si tú eres un Cristiano mundano, ¿crees tú que tendrás el disfrute del Señor? No, tú puedes tener la sensación de que Dios nunca te juzgará, pero no estás libre de Satanás, y tendrás dudas y temores porque nunca has salido del territorio de Satanás, — a saber, el mundo.

 

Lo que Dios quiere es que tú dejes el mundo. Hubo dos hombres que dejaron Egipto en este capítulo, Moisés y Faraón. Moisés dejó Egipto voluntariamente pues él, "Por la fe dejó a Egipto". (Hebreos 11: 24-27). Faraón lo dejó porque no pudo evitarlo. Él cayó bajo el juicio de Dios como muchos otros pecadores que han tenido que dejar el mundo porque la muerte los quitó de él, y al no tener nada para la eternidad, ellos lo han perdido todo, — incluida su propia alma. ¿Dónde estamos tú y yo en este asunto? ¿Están nuestros corazones libres del mundo y puestos en Cristo, y en las cosas de Cristo? Allí es donde debiesen estar.

 

Lo siguiente que leemos aquí es, "Así SALVÓ Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo". (Éxodo 14: 30, 31). Salvación es una palabra muy importante en las Escrituras. Cuando yo soy salvo estoy libre del enemigo, y estoy fuera de esta escena en espíritu y corazón. Soy un hombre libertado, en el contexto de la resurrección. Cuando Israel miró y vio a todos sus enemigos muertos, sin duda dijo: «No hay camino de regreso a Egipto». El camino estaba cerrado. Y, mi querido compañero Cristiano, si te imaginas que has encontrado un camino de regreso, eres un hombre muy desdichado. No has regresado realmente, no puedes pertenecer a él nunca más, y debes caer bajo el juicio de Dios, gubernamentalmente. Eres una persona de la que hay que compadecerse. Oh, aprende lo que es estar con Cristo en las soleadas orillas de la resurrección.

 

Del Cristiano se dice: "Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad". (Colosenses 2: 10). Es algo hermoso para el Cristiano ver esto, a saber, que muy por encima de los ángeles está sentado un Hombre, y yo estoy en Él, y Él es el deleite del corazón del Padre. Él está en una esfera de gozo y bienaventuranza celestiales, y yo estoy completo en Él. Es sólo la fe la que toca esa esfera. Él ha muerto y ha resucitado, pero ha muerto y ha resucitado por mí, y ahora ha asumido, como Hombre, este nuevo lugar ante Dios, y ese es mi lugar.

 

Oh, ¡cuán libremente debe haber respirado Israel aquella mañana! Y también, ¡cuán preparados estuvieron para cantar un cántico aquella mañana cuando vieron a todos sus enemigos muertos a la orilla del mar! Dios ama que nosotros cantemos. Un Cristiano es visto como una persona que canta. Y bien podemos cantar. Aquella mañana ellos vieron que todos los enemigos habían desaparecido, y una paz profunda, abundante y sólida llenó sus almas. ¿Dónde estaban ellos ahora? Estaban en el desierto. ¿Qué tenían allí? Tenían dos cosas. Tenían a Dios, y tenían arena. Ni siquiera había agua o pan. Ellos tenían que conocer a Dios, en aquel desierto. Y eso es lo que tenemos que hacer nosotros. Tenemos que conocer la gracia, el amor y el socorro sustentador del Señor, mientras tenemos que aprender también lo que nosotros mismos somos. Ellos comenzaron con Dios, y Dios fue todo para ellos. Así es Él para nosotros, si sólo Le dejamos ser lo que Él es.

 

Ven y canta, alma mía, y alaba al Señor.

Él te ha redimido con Su sangre;

Te ha libertado de las cadenas que te ataban,

y te ha llevado al terreno de la redención.

 

Terreno de redención, terreno de paz.

Terreno de redención, ¡oh, gracia maravillosa!

Abundan aquí nuestras alabanzas a Dios,

el cual nos salva en el terreno de la redención.

 

Oh, alegre hora gozosa en que Dios me dio Una visión del Calvario:

Mis cadenas fueron soltadas, mi alma desatada;

Yo canté en el terreno de la redención.

 

W. T. P. Wolston

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. - Agosto 2021.

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

 

KJV = King James 1769 (conocida también como la "Authorized Version en inglés"), versículos traducidos del Inglés al Español por: B.R.C.O.

RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano).

RV1977 = Versión Reina-Valera Revisión 1977 (Publicada por Editorial Clie).

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).

Título original en inglés:
"Salvation", by W. T. P. Wolston
"FROM EGYPT TO CANAAN"
 Traducido con permiso
Publicado por:

Versión Inglesa
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