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TEOLOGÍA DEL PACTO HOY (W. J. Prost)

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Duración: 14 minutos y 31 segundos

Teología del Pacto hoy

 

W. J. Prost

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

 

El sistema de pensamiento que actualmente es denominado 'Teología del Pacto' comenzó en la época de la Reforma con hombres como Calvino y Zwinglio, aunque algunos indagarán sus raíces hasta Agustín de Hipona y otros de los primeros padres de la Iglesia. Este sistema influyó más tarde en el pensamiento de los conocidos como puritanos, como se evidencia en la confesión de Westminster de 1647. El movimiento fue especialmente firme en Escocia, y con el tiempo en la zona de Nueva Inglaterra, en los Estados Unidos de Norteamérica. Siempre ha habido quienes sostenían estos principios pero en los últimos cincuenta años ha aumentado el interés por sus dogmas. Esto ha provocado muchas controversias entre los teólogos del pacto y aquellos que han sido mencionados como dispensacionalistas.

 

Los principios Básicos.

 

¿Cuáles son los principios básicos de la teología del pacto? Esto puede ser resumido en una cita de uno de sus más firmes defensores —

 

«El eje central de la Biblia... es la revelación en espacio y tiempo de la intención inmutable de Dios de tener un pueblo en la tierra con el que Él se relacionaría mediante un pacto para Su gozo y el de ellos».

 

«Por lo tanto, las promesas evangélicas que ofrecen a Cristo y Sus beneficios a los pecadores son invitaciones a entrar y disfrutar de una relación de pacto con Dios».

 

Básicamente ellos creen que hay y que siempre ha habido un único pueblo de Dios. Ellos creen que Israel era la iglesia en el Antiguo Testamento y que la iglesia es el Israel del Nuevo Testamento. Creen que todo en la Escritura se centra alrededor de dos pactos, a saber, el pacto de la ley y el pacto de la gracia. Sin embargo estos no son considerados como diferentes sino más bien como siendo diferentes aspectos del mismo pacto.

 

Énfasis en las obras.

 

 Los teólogos del Pacto enfatizan firmemente las obras como siendo ellas necesarias para la salvación y ellos no creen que el Pacto de la Gracia haya dejado obsoleto el Pacto de Obras. Sin embargo ellos consideran las obras de los creyentes como habiendo sido hechas por Cristo en nombre de ellos porque todos los que estaban bajo Adán no habían logrado guardar la Ley. Ellos creen en la obra de Cristo para salvación pero enfatizan Su obediencia a la voluntad de Dios como el principio básico de nuestra 'justicia imputada'. Otro contemporáneo defensor de este pensamiento Lo expresa de esta manera —

 

«Nosotros sabemos que Cristo hizo expiación en la cruz  por la desobediencia de Adán y por la nuestra, pero nosotros a menudo olvidamos que la obra de Cristo no fue meramente negativa o 'pasiva' (soportando la maldición). Nuestro Señor fue también "activamente" obediente cumpliendo la ley por nosotros. Los que están unidos a Cristo no sólo son neutrales o no sólo están libres de culpa ante el Padre sino que realmente son considerados positivamente justos, como si nosotros mismos hubiéramos cubierto al desnudo, sustentado al hambriento y haber guardado toda la ley. Como el criminal en la cruz, nosotros hemos hecho estas cosas "en Cristo».

 

Reconstruccionistas Cristianos como resultado de esta forma de pensamiento.

 

La Teología Del Pacto enfatiza la necesidad que tienen los creyentes de involucrarse en el mejoramiento de este mundo pues los Teólogos del Pacto algunas veces se llaman a sí mismos 'Reconstruccionistas Cristianos'. Aunque hay algunas variaciones en su pensamiento la mayoría de ellos no cree que el Señor vendrá sino hasta después de que el Milenio haya terminado, y algunos ni siquiera creen en un Milenio literal de 1000 años. La mayoría de los Teólogos del Pacto creen que lo que las Escrituras llaman "la Gran Tribulación" en realidad tuvo lugar alrededor del año 69-70 después de Cristo cuando el general romano Tito destruyó Jerusalén, y que nosotros ya estamos en el Milenio, trabajando hacia la perfección del Reino de Dios en este mundo. Otro de sus adherentes ha dicho que «el reinado de Cristo no es un acontecimiento futurista sino uno que Él ha llevado a cabo y mantiene incluso ahora». El firme énfasis que ellos hacen es acerca de la extensión del Reino de Dios para integrar a todo el mundo mediante la predicación del Evangelio. Ellos no esperan que el Señor regrese por algún tiempo, — no hasta que el mundo entero haya sido llevado al punto en que el carácter de Su reino sea exhibido en todas partes.

 

La sal se ha desvanecido, ha perdido su sabor.

 

El testimonio cristiano en general debe asumir alguna responsabilidad por los errores de la teología del pacto y por el avivamiento del interés en ella. la Iglesia no ha andado en la luz que Dios le ha dado. Demasiado a menudo la gracia ha sido enfatizada de manera incorrecta resultando en lo que Judas llama 'convertir en libertinaje la gracia de nuestro Dios' [pasión desenfrenada]. (Judas 4). Los creyentes han descansado en la certeza de la obra consumada de Cristo descuidando la importancia del discipulado. Ellos se han gloriado en el Evangelio de la Gracia de Dios y han olvidado que Pablo también predicó el Reino de Dios. — un estado moral consistente con aquellos que reconocen al Señor Jesús como el legítimo Rey. En lugar de ser embajadores de Cristo de la manera correcta y por lo tanto ser la "sal de la tierra", la sal se ha 'desvanecido', ha perdido su sabor (Mateo 5:13) y por lo tanto a menudo ha sido echada fuera por el mundo. La rectitud moral ha sido reemplazada por el descuido en nuestras vidas cristianas, mientras que la devoción a Cristo ha sido reemplazada por el egoísmo y la comodidad.

 

¿Qué tienen que decir las Escrituras a todo esto?

 

A primera vista parecería que los que apoyan la teología del pacto tienen algunas Escrituras a favor de ellos. Es cierto que la Escritura gira en torno a la historia de dos hombres, Adán y Cristo como cabezas de una raza caída y de una raza nueva respectivamente. Es cierto que Dios hará que a su Hijo se Le dé el lugar que Le corresponde en este mundo y que habrá un reino visible que exhiba el carácter de Dios. Es cierto que Dios espera ver en la vida de los creyentes el fruto de esa nueva vida que Él les ha dado y que Dios quiere "purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras". (Tito 2:14). Sin embargo, la teología del pacto dista mucho de toda la verdad de Dios en varios asuntos importantes y si es adoptada ella tiende a a deprimir espiritualmente al creyente y a reducirlo al nivel de la revelación del Antiguo Testamento.

 

Los Reinos Celestiales y Terrenales ante todo.

 

Un sistema tal ignora la verdad de Efesios, — "Según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra". (Efesios 1:9, 10). Dios no sólo va a tener un reino en la tierra sino que Él tiene En Sus propósitos la bendición de La iglesia en el cielo. La iglesia no es una compañía terrenal, y por este motivo ella no está en una relación de pacto con Dios. Es cierto que ella entra en el bien del nuevo pacto en que sus bendiciones se fundamentan en la obra de Cristo en la cruz, pero ella no está en una relación de pacto con Dios. Un pacto siempre tiene que ver con la tierra y con un pueblo terrenal y la iglesia es una compañía celestial. "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos". (Filipenses 3:20). La teología del pacto niega la vocación celestial de la iglesia.

 

En segundo lugar, la esperanza de la segunda venida del Señor y lo relacionado con esto.

 

La teología del pacto destruye prácticamente la venida del Señor como una esperanza viva actual para el creyente. Ellos no esperan que el Señor venga en cualquier momento sino que esperan más bien que el Reino de Dios en poder sea establecido antes de que el Señor venga. La esperanza de ellos no es la venida del Señor por nosotros sino más bien para ser usada en la promoción del reino de Dios en este mundo. La Escritura nos enseñan que aquellos que son salvos hoy son salvos "para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo". (1ª Tesalonicenses 1:9, 10).

 

En  tercer lugar, Justicia a través de la obediencia de Cristo.

 

La teología del pacto dice erróneamente que la justicia de Cristo al guardar la ley nos es imputada y que nuestra justicia se debe a que Él fue perfectamente obediente a Dios el Padre. Es cierto que como el hombre perfecto sin pecado Cristo guardó la ley, pero en ninguna parte se dice en la Escritura que la justicia de Cristo al guardar la ley nos es imputada. Más bien, la justicia es imputada porque Cristo ha satisfecho plenamente las justas demandas de un Dios santo en la cruz y porque "[Dios] por nosotros lo hizo pecado [al Señor Jesús]",y nosotros hemos sido hechos "justicia de Dios en él" (2ª Corintios 5:21).

 

En cuarto lugar, Israel y la Iglesia.

 

la Teología del Pacto niega la diferencia fundamental entre Israel y la Iglesia. Es cierto que Dios traerá de regreso a Israel a la bendición terrenal en el Milenio, pero, como hemos visto, la Iglesia está destinada para la bendición celestial. La Teología del Pacto ignora de manera práctica la posición única de la Iglesia como Cuerpo y Esposa de Cristo. la Iglesia era un Misterio o Secreto Oculto en Dios, un Secreto que no fue revelado hasta que a Pablo le fueron dadas las revelaciones especiales concernientes a ella. Al tratar de fusionar la Iglesia con Israel estos privilegios especiales de la Iglesia son ignorados. A menos que entendamos que la iglesia no es el tema de la profecía, propiamente hablando, nunca seremos capaces de entender la profecía ni de ver cómo todo en la Palabra de Dios se ajusta a Sus propósitos.

 

En quinto lugar, Mejoramiento del mundo.

 

la Teología del Pacto espera que el mundo mejore gradualmente a medida que el Espíritu de Dios (supuestamente) trabaja para traer almas a Su Reino. Un relevante teólogo del Pacto hace esta afirmación: «Los cristianos modernos... prefieren minimizar su responsabilidad llamando a los hombres a salir del mundo en lugar de llamarlos a gobernar el mundo bajo la autoridad de Jesucristo». Por el contrario, Pablo y otros como Pedro y Judas predijeron que este presente siglo (o era) terminaría con un fracaso por parte de la Iglesia como testimonio público, y con una iniquidad sin precedentes en el mundo. Pablo también reprendió a los Corintios, diciéndoles: "Ya estáis saciados; ya os habéis enriquecido; sin nosotros habéis llegado a reinar". (1a Corintios 4:8 - VM). Hoy es un tiempo para que el creyente siga a un Salvador rechazado, no para que él asuma un lugar en reinar porque, de hecho, el creyente es llamado a salir de este mundo. En cuanto a la bendición venidera para este mundo la teología del pacto postula que un hipotético 'pacto de gracia' introducirá un orden social transformado mediante la predicación del evangelio. La Palabra de Dios dice: "Cuando tus juicios están en la tierra, los habitantes del mundo aprenden justicia". (Isaías 26:9 – VM). Sólo mediante juicio este mundo será limpiado y el reino será establecido.

 

En sexto lugar, el Evangelio de la Gracia y el Evangelio del Reino.

 

 la teología del pacto confunde el Evangelio de la gracia de Dios y el Evangelio del Reino. Al hacerlos iguales una gran confusión es introducida. Los hombres (tales como Juan el Bautista y los discípulos) predicaban el evangelio del reino cuando no esperaban que Cristo sufriera y muriera. El evangelio de la gracia de Dios se fundamenta en la muerte, la sangre y la resurrección de Cristo. Es cierto que toda bendición ya sea bajo el evangelio del reino o el evangelio de la gracia de Dios debe estar fundamentada en la obra consumada de Cristo, pero equiparar los dos mensajes es introducir una gran confusión en la Escritura. El evangelio del reino es para la tierra y predica bendiciones terrenales, mientras que el evangelio de la gracia de Dios predica bendiciones celestiales y llama a los hombres a salir de este mundo.

 

Finalmente, Ley y Gracia.

 

La teología del pacto llevada a su conclusión lógica coloca al creyente de nuevo bajo la ley. En lugar de ver la ley mosaica como "nuestro ayo (o tutor), para llevarnos a Cristo" (Gálatas 3:24), la teología del pacto insiste en que nosotros debemos continuar guardándola. Romanos 7:4 nos dice que nosotros hemos "muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo". La justicia de la ley debiese cumplirse en nosotros, pero ello no es por estar bajo la ley. Ello es más bien por andar en el Espíritu y permitir que esa nueva vida que Cristo nos ha dado se muestre a sí misma en nuestras vidas.

 

Se podría decir más pero tal vez esto presenta lo suficiente de un retrato para mostrarnos la falacia del sistema de creencias del pacto. Estar bajo él es glorificar al hombre, y en definitiva, estar en esclavitud. "Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud". (Gálatas 5:1).

 

W. J. Prost

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Julio 2023

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

 

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).

Publicado originalmente en Inglés bajo el título:
Covenant Theology Today, by W. J. Prost
Traducido con permiso
Publicado por:

Versión Inglesa