EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD

PARA QUE LA IGLESIA RECIBA EDIFICACIÓN (W. T. P. Wolston)

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Duración: 28 minutos y 38 segundos

"PARA QUE LA IGLESIA RECIBA EDIFICACIÓN."

 

W. T. P. Wolston

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles (" ") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

 

1ª Corintios 12: 28-31; 1ª Corintios 14: 1-5, 29-40.

 

Capítulo 26 de "Manojos de Propósito" Parte 3 (Misceláneo, capítulos 15 - 30)

 

Dejados caer para anhelantes Espigadores.

 

Treinta Mensajes sobre Varias Verdades e Incidentes de la Escritura.

 

por W. T. P. Wolston, M.D.

 

 

          Todos sabemos que la primera epístola a los Corintios difiere ampliamente de la epístola a los Efesios, pero lo que me ha sorprendido mucho últimamente, es la manera en que el apóstol lleva el alma del santo a la presencia de Dios en relación con la verdad de la Asamblea. Me volveré, por un momento, a la parte más temprana de la epístola para mostrar lo que quiero dar a entender, porque aunque muchos han andado por largo tiempo por el camino, hay algunos recién convertidos, y es para ellos, principalmente, que yo hablo. Se ha dicho a menudo, que somos propensos a olvidar a los "reclutas". Yo digo, ¡gracias a Dios por los "reclutas"! y agradezco a Dios por los "sargentos reclutadores" - aquellos que procuran situarlos en el lugar de ellos en la Asamblea. Todos tenemos que aprender, y tenemos que recordar, que siempre existen los que están recién comenzando.

 

          Es muy interesante ver que, de todas las epístolas en el Nuevo Testamento, las dirigidas a los Corintios son las únicas dirigidas  "a la iglesia de Dios" (1ª Corintios 1: 2). Esta observación es válida, también, con respecto a la segunda epístola. Ambas están dirigidas "a la iglesia de Dios que está en Corinto." El punto es que, en medio de las tinieblas paganas, existía eso que Dios podía reclamar como Suyo, y a lo que Él se podía dirigir como a los Suyos. Había un sitio donde Él iba a ser conocido y revelado, y donde Él se mostraba a Su pueblo. Ese sitio era Su Asamblea. No hay nada más bienaventurado que el alma puede llevar en la mente que eso. Al mismo tiempo, es un asunto muy serio - yo lo siento cada vez más - es una cosa muy solemne tener algo que ver con las cosas del Señor, y la Asamblea, justamente debido a que es la Asamblea de Dios, no del hombre.

 

          A medida que ustedes recorren la epístola, este pensamiento sale a la luz en varias maneras. Regresen a 1ª Corintios 3. Si se trata de un asunto de labranza - "vosotros sois labranza de Dios." (1ª Corintios 3: 9). Si Pablo y Apolos eran colaboradores, ellos eran colaboradores de Dios. Nosotros también somos Sus colaboradores, pertenecemos a Dios, sea que esté en vuestras manos o en las mías, se trata de la obra de Dios. Si se trata de una cuestión de labranza - es el campo de Dios; o si se trata de un edificio, es el edificio de Dios - el templo de Dios. Entonces, en 1ª Corintios 4, si se trata de una cuestión de juicio de la administración de ellos, el apóstol dice que esperen hasta que el Señor venga, "y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios." (1ª  Corintio 4: 5). Este principio hace que usted sea independiente de todos, libre de toda influencia excepto de esto - «Yo tengo que ver con Dios: yo lo tengo que decir a Dios.» Da igual si yo soy alabado o censurado por el hombre. Es cosa de poquísima importancia, dice Pablo, si soy alabado o juzgado ("es cosa de poquísima importancia el que sea yo juzgado por vosotros, o por juicio humano: más aún, yo no me juzgo a mí mismo. Pues nada sé yo contra mí mismo; mas no soy por esto justificado, sino que el que me juzga es el Señor." 1ª Corintios 4: 3, 4 - VM) - "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor." (1ª Corintios 4: 5). Nuestras almas están establecidas delante de Dios para todo lo que está relacionado con Su pueblo, y Su testimonio, y Su servicio.

 

          Mucho más del mismo tipo hay en la epístola, y una palabra muy sorprendente se encuentra al final del capítulo 3. "La sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos." (1ª Corintios 3: 19). "El templo de Dios" está en perspectiva, y conforme yo llego a este edificio - y es edificio de Dios - yo veo escrito sobre el pórtico, por decirlo así, estas palabras, "El prende a los sabios en la astucia de ellos." Esto me transmite este pensamiento - Si tú introduces la sabiduría del mundo en este edificio, te encontrarás fuera de él. Cuando yo llego a las gradas del edificio, esa es la primera cosa que me sorprende. Recuerden que este es el templo de Dios, y lo que es del mundo - lo que es humano - todo ello se encontrará afuera y será juzgado. La sabiduría humana es inútil allí. Hay otra inscripción dentro del edificio a la cual llegaré en seguida.

 

          Pasando ahora al capítulo que leí (y que figura al comienzo de este escrito), es muy interesante ver la manera en que la verdad que sale a la luz en 1ª Corintios 12 es introducida en relación con el paréntesis que media entre este y el capítulo 14 - lo cual es, obviamente, una continuación del tema, dones y ministerio. Por muchos largos días, yo no podía ver la razón por la cual el apóstol detuvo su enseñanza en cuanto a los dones en conexión con el cuerpo en el capítulo 12. Él detiene su tema, como ustedes observan, y luego nos presenta el despliegue del amor divino - lo que el amor es - y lo que el amor no es, en 1ª Corintios 13, y reanuda sus enseñanzas con respecto a la Asamblea en 1ª Corintios 14. ¡Confío ver ahora la razón! Independientemente de lo que yo pueda tener, o ustedes puedan tener a manera de poder - porque eso es lo que se despliega en el capítulo 12 - independientemente de lo que ustedes puedan tener a modo de don y poder por el Espíritu Santo, ello no sirve para nada sin amor. De forma manifiesta, el poder no es gracia; el poder espiritual no es gracia. Un hombre puede tener mucho poder en conexión con un don impartido por el Señor, pero ello no es gracia. Entonces, no obstante cuál pueda ser la grandeza o la medida del don en el capítulo 12, yo no pienso que tenga la más mínima utilidad en el capítulo 14 - que es la Asamblea funcionando - la esfera y campo de su ejercicio - a menos que esté bautizado, y permeado con el espíritu del capítulo 13 - es decir, amor. Es exactamente lo que nuestro hermano estuvo diciendo en la reunión de esta mañana - el amor es todo. Puede que usted no tenga un don, pero puede haber aquello que es más provechoso - la efusión de aquel amor, lo cual es la marca de un alma que pertenece a Dios y que camina con Él.

 

          Se insiste mucho acerca de la supremacía y soberanía de Dios en el capítulo 12.

 

          Leemos en el versículo 28, cómo "puso Dios en la iglesia." (1ª Corintios 12: 28). Si en 1ª Corintios 12: 4 Pablo habla de la "diversidad de dones", después en 1ª Corintios 12: 6, él dice, "el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos." (1ª Corintios 12: 6 - VM). En Corinto, evidentemente, (y yo no pienso, amados hermanos, que Corinto fuese el único lugar donde había salido a la luz la tendencia, si es que yo conozco la historia de la Iglesia de Dios, ya sea en días pasados, o en nuestros días) existía la obra de la voluntad y de la mente humanas, y un deseo, por parte de algunos, de tener un lugar de importancia. No existía, de forma manifiesta, ningún deseo por parte de Pablo o Apolos  para querer tomar este lugar, pero había el intento, por parte de algunos hombres necios, de colocarse ellos, o colocar a otros, en una posición exaltada (ver 1ª Corintios 4: 6, 7). Observen de qué manera el apóstol deshace toda esta obra facciosa, o partidaria. "Dios es el que obra todas las cosas en todos." (1ª Corintios 12: 6 - VM). Él desharía todo cisma (o, herejía), y toda división, y escuela de pensamiento y todo partido de toda clase. Si se trata del cuerpo, no se trata de Pablo o de  Apolo, "Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso." (1ª Corintios 12: 18).

 

          Si yo pienso en la iglesia tal como es presentada aquí en Corinto, veo que Dios ha puesto a los miembros en el cuerpo según Su propia voluntad. ¿Sabe usted, amado hermano, por qué está usted donde está? ¿Por qué está usted colocado exactamente donde usted está? Si hay un sometimiento verdadero a Dios, y una verdadera subordinación a Él, usted sentirá, y reconocerá, que usted está en el sitio donde Dios se ha complacido en colocarle, y eso es todo. En el momento en que yo veo que Dios ha puesto a aquel hermano en su lugar, y a este otro en el suyo, yo me alegro, y digo, «¡Gracias a Dios por aquel siervo y su ministerio! Es su lugar, no el mío, así que, si yo soy recto, yo no lo imitaré, ni lo parodiaré, sino que me satisfaré sólo con mi propio lugar y sitio en el cuerpo. "Dios ordenó el cuerpo," etc. (1ª Corintios 12: 24).» Dios ha arreglado todo, porque leemos, nuevamente (1ª Corintios 12:28), "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros," etc. No tenemos aquí una lista completa de dones, porque eso no lo obtenemos en ninguna parte en la Escritura. Tenemos algunos mencionados en Romanos 12, otros en Efesios 4, y muchos aquí, pero en ningún caso una lista completa y detallada. En cada pasaje, los dones nombrados son contemplados como estando en relación con la verdad especial que el Espíritu de Dios trae ante los santos en el momento.

 

          Es sorprendente observar aquí, que la lista no incluye ningún evangelista. La razón no es difícil de encontrar. El apóstol está instruyendo a los santos acerca de la reunión de ellos, y del orden de la Asamblea delante del Señor, y no es allí donde el don de evangelista es ejercitado. Yo siento fuertemente la fuerza de lo que nuestro hermano dijo esta mañana, de que el evangelista es de la Asamblea, y pertenece a ella. Ningún evangelista está obrando según la verdad, a menos que esté trabajando en conjunto, y de ser posible, en incondicional comunión con la Asamblea, y él, entonces, ayuda naturalmente a sus convertidos a dirigirse hacia la Asamblea. En los días de los apóstoles eso era una cosa natural, y el convertido era como un pez fuera del agua si no se establecía entre los santos. En la Asamblea estaba el poder del Espíritu: el Espíritu reinaba allí, mientras afuera, reinaban las tinieblas y el diablo. Actualmente, en el estado dividido de cosas que caracteriza a la Cristiandad, es muy diferente, y yo pienso que un evangelista debería ser muy cuidadoso acerca de qué manera encamina él a sus convertidos al interior de la Asamblea. Puesto que yo mismo soy muy cuidadoso en cuanto a la manera en que yo procuro introducir a cualquiera que profese haber sido bendecido por mi ministerio. Pienso que mis hermanos son mucho más capaces de juzgar que yo en cuanto a juzgar mi obra. Este es un principio muy importante, y pienso que lo veo en la Escritura, en Hechos 8, donde Felipe descendió a Samaria. Felipe es el único hombre en la Escritura que es llamado "el evangelista" (Hechos 20:8), una buena persona afectuosa como él era - un verdadero pescador de hombres - él pescó una gran cantidad de peces en Samaria, y pensó que había pescado un gran pez cuando Simón el mago profesó creer, y fue bautizado. Felipe lo habría llevado a la Asamblea si el Señor, en Su gracia, no hubiese enviado a Pedro y Juan para detectarlo y mantenerlo fuera.

 

          Es una gran cosa para la Asamblea que ella sea ejercitada acerca de la recepción de almas que confiesan al Señor. Me gustaría añadir unas breves palabras con respecto a la responsabilidad de los santos en general, con respecto a la recepción de almas que desean comunión en el partimiento del pan. Dejar esto a los dos o tres que puedan recomendar a tales almas es demasiado. Es necesario, y está muy bien, que estas almas sean recomendadas, pero nosotros deberíamos tener muy claramente en nuestras almas el sentido de que es la Asamblea la que recibe, así como es la Asamblea la que puede tener que rechazar o expulsar. Si lo santos estuvieran más ejercitados en cuanto a esto, ello sería de enorme provecho para la Asamblea, y tendería a la comunión práctica.

 

          Y ahora, en cuanto a los dones y su ejercicio, "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas," etc. (1ª Corintios 12: 28). Nosotros aún los tenemos, si me puedo expresar así, en los escritos del Nuevo Testamento. Nosotros somos "edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas" del Nuevo Testamento. En otras palabras, nuestra fe reposa sobre aquello que está revelado en sus escritos (Efesios 2: 20). Otro sentido subsidiario en el cual los profetas (del Nuevo testamento) aún permanecen, lo tenemos en 1ª Corintios 14:3: "Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación." Prosiguiendo, nosotros leemos, "lo tercero maestros" (1ª Corintios 12: 28). La razón por la cual ustedes tienen los dones colocados en el orden de su valor - la razón por la cual ellos están numerados 1, 2, 3 - es debido a que los Corintios estaban llenos de sus dones de señales, y bastante ocupados con el hombre que tenía poder para hablar en lenguas y lo similar, y valoraban muy poco estos otros dones de mucha más importancia y valor para la edificación. El Señor viene y pone las cosas en su verdadero lugar, y estima los dones en su verdadero valor delante de Él, como dados a conocer por Él, y las "lenguas" son puestas últimas.

 

          Entre los demás, nosotros leemos acerca de "los [dones] de ayudar", o lit. «ayudas» (Y Dios ha puesto los miembros en la iglesia, primero apóstoles, segundo profetas, tercero maestros, luego milagros, después dones de curar, los de ayudar y de gobernar, y diversos géneros de lenguas." - 1ª Corintios 12: 28 - VM). Esa es una palabra pequeña muy hermosa, «ayudas». Hay muchas personas que pueden ser una «ayuda» en la Asamblea que pueden no poseer ningún gran don. Es muy hermoso ser una «ayuda», y es algo lleno de gracia el que Dios nos permita ser «ayudas» los unos para los otros, así como ser Sus ayudadores. Me sorprendí mucho, el otro día, con una palabra en Jueces 5. Había una gran crisis en la historia de Israel, y vemos a cierta compañía que no estuvo a la altura de la ocasión. "¡Maldecid a Meroz, dice el Ángel de Jehová, maldecid amargamente a los habitantes de ella; porque no acudieron en ayuda de Jehová, en ayuda de Jehová contra los poderosos!" (Jueces 5: 23 - VM). Es una gran cosa ser siempre libre, y renovado, y sencillo en el corazón, y dispuesto a estar en la mano del Señor para hacer exactamente lo que Él le daría a uno para hacer. Cada uno tiene su propio pequeño sitio para Dios, y es bueno recordar la Palabra de nuestro Señor cuando Él "dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase." (Marcos 13: 34). Todo nosotros podemos ser «ayudas». El Señor nos da una oportunidad, en nuestra pequeña esquina, para servirle, dulce y sencillamente, a Él y a su pueblo. Esto está abierto para todos.

 

          Paso por alto el capítulo 13 - un asunto maravillosamente escogido e interesante - porque falta tiempo para exponer este "camino aun más excelente." (1ª Corintios 12: 31). Cualquiera sea el don nos pueda poseer a usted o a mí, este podría ser aumentado, y si no poseemos ningún don, yo me pregunto, ¿si acaso lo deseamos ardientemente en el sentido de 1ª Corintios 12:31, "Mas desead ardientemente los mejores dones." (1ª Corintios 12:31 - VM)? Hermano, ¿siente usted un ardiente deseo de esta clase? Mi hermano recién convertido, ¿desea usted ardientemente "los mejores dones"? Si no es así, yo tengo el privilegio de exhortarle esta noche, para que lo desee ardientemente. El Sr. Darby solía decir, «Si hubiese más consagración, habría más don.» Es verdad, efectivamente, y si hubiese más consagración al Señor, si buscásemos que Él nos hiciera ayudadores de Sus santos, yo estoy seguro que habría más don del que hay. La exhortación del apóstol es muy sorprendente.

 

          ¿Cuál es el camino aun más excelente? Es esta hermosa atmósfera de amor del capítulo 13 de 1ª Corintios. Usted recuerda la palabra del apóstol a su hijo Timoteo, "Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de cordura." (2 Timoteo 1: 7 – RVR 1865). Estas tres palabras traen ante mí estos tres capítulos: 1ª Corintios 12 es "poder" (fortaleza); 1ª Corintios 13 es "amor"; y 1ª Corintios 14 es "cordura", y algunas veces yo dudo, hermanos, si acaso lo hemos leído; y ciertamente no lo hemos hecho si el amor no gobierna para que nuestros modos de obrar y nuestras palabras en la Asamblea sean para "edificación."

 

          Paso ahora al capítulo 14, por uno o dos minutos.

 

          1ª Corintios 14:1. La profecía tiene el doble sentido de (1) predecir acontecimientos, o (2) ser esa clase de ministerio que alcanza la conciencia y lleva al alma a la presencia de Dios. Ustedes lo tienen hermosamente ilustrado en el caso del Señor con la mujer en Juan 4, donde Su palabra, "el que ahora tienes no es tu marido" (Juan 4: 18), alcanzó plenamente su conciencia, ya que ella dice, "Señor, me parece que tú eres profeta." (Juan 4: 19). Aquí, sin embargo, claramente, la profecía tiene un alcance más amplio que eso, porque "el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación." (1ª Corintios 14: 3). Esa es una línea de ministerio muy bienaventurada. La "edificación" edifica. La "exhortación" espabila. El "consuelo" venda la herida. Si el ministerio es de un carácter realmente profético, habrá edificación, la consolidación de la Asamblea. Y hay más que eso, hay la "exhortación" que nos espabila, o nos despierta. Yo le pregunto a cualquiera que contempla la escena hoy en día, ¿Piensa usted que los santos de Dios quieren ser espabilados? Yo se que lo necesito, y estoy siempre agradecido al hombre que me espabila. El ministerio que lo espabila, hace que usted sienta: «Yo debo espabilar; tengo que desechar este o aquel peso.» Y más que eso - este ministerio consuela, venda la herida, y hace que Cristo sea precioso para el corazón. Que el Señor pueda darnos más de esa clase de ministerio, amados amigos. Yo hablo de la rutina común de ministerio en la Asamblea día a día.

 

          Hay una palabra que marca este capítulo. La clave de 1ª Corintios 14 es una palabra: "edificación." ¿Qué edificará? Esa será siempre una pregunta seria para cada uno que posee algún don. Yo puedo pensar que estoy edificando la Asamblea, y puedo estar equivocado. Si yo no edifico, pienso que ustedes deberían decírmelo. Si mi ministerio no es provechoso, pienso que los hermanos deberían ser fieles conmigo - al mismo tiempo que son amables - y decirme que mi ministerio no es para provecho, y entonces yo confío que tendré gracia para no mortificarlos con él. El gran punto es, ¿qué edificará? Usted lo encontrará una y otra vez en el capítulo. Es muy importante que lo que tiene lugar en la Asamblea tenga ese carácter, y el amor desistiría de continuar el ministerio que no puede edificar. Noten cómo se enfatiza esto en 1ª Corintios 14: 12-14, "Así también vosotros, puesto que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para la edificación de la iglesia." (1ª Corintios 14: 12 - LBLA). Se nos manda, también, a proferir con la lengua palabras fáciles de entender. ("Así también vosotros, si con la lengua no profiriereis palabras fáciles de entender, ¿cómo se conocerá lo que se dice? pues hablaréis al aire." 1ª Corintios 14: 9 - VM). A menudo, en nuestras reuniones hay mucho que no edifica, sencillamente porque no se oye, se habla en voz muy baja.  ¿Cómo puede usted decir "Amen" a las oraciones de un hermano si usted no las oye? Usted puede decir: «El Señor oye.» Sí; pero si la parte que yo tomo ha de ser de provecho para los demás, yo debería hablar de tal modo que usted pueda oír, y debería hablar tan claramente, que usted me pueda entender. La Palabra de Dios está aquí para ello. Solamente estoy llamando a poner atención a lo que falta a menudo, y de lo cual muchos son conscientes. Confío que el Señor usará Su Palabra. Recordemos que el provecho es la gran cosa, y que lo que no podemos oír, ni entender, no será de provecho para mí, ni para los demás.

 

          Yo mencionaría otro punto. "Los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen." (1ª Corintios 14: 29). Yo entiendo que esta es una ocasión cuando la Asamblea está reunida. Se puede abrir la interrogante acerca de si una reunión como esta de la cual estoy hablando ahora ha de ser considerada como una reunión de Asamblea. Ello es, yo pienso, un punto discutible; pero pienso que "dos o tres" pone un límite al número de los que hablan en este tipo de reunión. En cuanto a esto, yo siento que los que hablan necesitan estar individualmente delante del Señor. Yo lo menciono, porque uno ha oído acerca de no sólo dos o tres sino de más hermanos hablando en tales ocasiones; pero yo lo tomo, el Señor nos ha dado Su pensamiento muy claramente aquí - "dos o tres", y no más.

 

          "Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero." (1ª Corintios 14: 30). ¿Qué significa eso? ¿Significa que el segundo tiene que esperar hasta que el primero tome asiento? No pienso que sea así. Si el Señor diera una revelación a otro profeta, él debería levantarse para entregarla, y el primero debería callarse y tomar asiento. Ahora no hay revelación, y como ha dicho otro: «El orden está antes del poder. Dios jamás es el autor de confusión.» La sujeción es aquí el gran punto. Es hermoso observar la manera en que el Espíritu busca provecho. ¿Qué es más provechoso que ver a un hombre sometido al Espíritu? El profeta debería estar bajo el control del poder del Espíritu de Dios, y en sujeción a Él, debido a que el podría haberse levantado en el poder del Espíritu para hablar, y puede haber ido más allá de su medida.

 

          Que el Señor pueda darnos a conocer a todos nosotros lo que es estar siempre delante de Él para real provecho, no sólo ahora, sino cuando estamos en el hogar, en las pequeñas reuniones de donde procedemos todos los que estamos aquí reunidos.

 

          El apóstol concluye en forma muy hermosa con 1ª Corintios 14: 39, 40. Esto es lo que yo veo escrito dentro del edificio en que nos encontramos, todo alrededor de la pared, por decirlo así, "hágase todo decentemente y con orden." Fuera del edificio yo vi que todo lo que no es de Dios será detectado, porque "El prende a los sabios en la astucia de ellos." (1ª Corintios 3: 19). Ahora bien, adentro está lo que conviene a la presencia de Dios, y lo que ha de caracterizar a Sus siervos y a Sus santos en Su asamblea. Este mandato habla por sí mismo, y yo deseo tener el recuerdo permanente de este mandato en mi corazón.

 

          Es una cosa maravillosa cuando usted piensa que la Iglesia, la Asamblea, es ahora el libro de lecciones de los ángeles - los ángeles han de conocer, mis amados Cristianos, la multiforme sabiduría de Dios, tal como ellos ven la bendita actividad y el bendito poder del Espíritu en la Asamblea de Dios. (Efesios 3: 10).

 

          Que el Señor otorgue a cada uno, el ocupar más adecuadamente nuestro pequeño sitio, como individuos a Su servicio, e igualmente, conocer en nuestros corazones la bienaventuranza de ser miembros de aquel cuerpo del cual Cristo es la Cabeza, de modo que cuando entremos en la Asamblea, nosotros podamos recordar que ella es la Asamblea de Dios, y que todas las cosas pueden ser hechas "decentemente y con orden", por amor de Su nombre.

 

          Tu precioso nombre es todo lo que nosotros mostramos,

          Nuestro único pasaporte, Señor,

          Y plena seguridad ahora gozamos,

          Confiando en Tu palabra de amor.

          Oh, da ampliamente, todo es Tuyo,

          Del Espíritu el piadoso fruto:

          Sólo alabanza emanando en la vida,

          A nuestro Dios puede convenir.

          Que de aquí en adelante cada amado hijo

          Siga adelante con paso vivificado,

          Para andar con vestiduras impolutas,

          Doquiera Tu ojo pueda conducir.

 

W. T. P. Wolston

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. - Mayo 2010.

Título original en inglés:
"THAT THE CHURCH MAY RECEIVE EDIFYING", by W. T. P. Wolston
Traducido con permiso
Publicado por:
www.STEMPublishing.com
Les@STEMPublishing.com

Versión Inglesa
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