EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD

EL CUERPO DE CRISTO (F. G. PATTERSON)

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1ª Parte de: La Doctrina de Pablo y Otros Documentos

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La Doctrina de Pablo y Otros Documentos

 

F. G. Patterson

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles (" ") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

 

Prólogo

 

Los siguientes folletos y opúsculos aquí reimpresos han sido escritos por el Sr. F. G. Patterson. (En esta presentación ellos son presentados por separado). Aunque la información sobre él personalmente parece ser limitada nosotros podemos considerar por sus escritos que él era un hermano bien instruido y bastante activo entre los hermanos en aquellos prometedores años entre 1865 y 1880, antes que las devastadoras escisiones entre los santos reunidos los hubieran dejado humillados y quebrantados. Su ministerio escrito se extiende a lo largo de un período de unos veinte años, 1864-1884.

 

Es el criterio unánime de los responsables de los escritos aquí reproducidos que este hermano F. G. Patterson tenía una línea especial de ministerio muy valiosa y necesaria para el día actual. Prácticamente todos sus libros y folletos están fuera de circulación, pero se espera que a su debido tiempo, si el Señor lo permite, la mayoría de ellos, si no todos, vuelvan a estar disponibles.

 

La insistencia de F. G. Patterson acerca de la obligación que tiene la iglesia de mantener en la práctica la verdad bíblica de "Hay un solo cuerpo" (Efesios 4: 4 – RVA), es muy oportuna en la actualidad. "Procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu" (Efesios 4: 3 -RVA) es la exhortación a los Efesios, y que la iglesia de Dios ignore deliberadamente su responsabilidad de oír y obedecer este claro llamamiento es el tipo más flagrante de indiferencia laodicense. Nosotros sentimos claramente que si estos artículos tan hábilmente escritos por F. G. Patterson estaban de acuerdo con el pensamiento del Espíritu en los años setenta y ochenta del siglo 19, ellos son igualmente verdaderos hoy. Los principios de Dios de la verdad y la práctica no varían con las condiciones cambiantes en la gran casa de la cristiandad. No solamente estar en la doctrina sino en la práctica de la verdad de Efesios capítulo cuatro es el gran privilegio de la fe en el momento actual. Si ello conduce a un camino angosto y a un testimonio rechazado no retrocedamos porque "Fiel es el que prometió"; "Él no puede negarse a sí mismo". (Hebreos 10: 23; 2ª Timoteo 2: 13).  Que Dios, mediante el Espíritu, bendiga abundantemente el siguiente ministerio competente a Sus queridos santos hoy.

 

C. H. B.

 

Septiembre 1944.

 

* * *

 

El Cuerpo de Cristo

 

1ª Parte de: La Doctrina de Pablo y Otros Docunentos

 

Desde hace algunos años existe un hecho que es corriente entre cristianos juiciosos y consiste en que ellos afirman que de todos los Apóstoles el único que habla de la "Iglesia de Dios" es el Apóstol Pablo. Juan, en su tercera Epístola, habla de una Asamblea, o iglesia local como se lee en la Biblia Reina-Valera 1960 en español, (véase 3ª Juan 9), y Santiago (capítulo 5 versículo 14) escribe, "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia", etc. Estas dos excepciones en el Nuevo Testamento son encontradas en el uso de la palabra "Iglesia", o más correctamente, "Asamblea", o "Iglesia de Dios" como si sólo fuera tratada por Pablo. También podemos exceptuar, obviamente, el propio anuncio del Señor durante Su vida acerca de la entonces futura existencia de Su iglesia en las palabras, "Sobre esta Roca edificaré mi Iglesia". (Mateo 16: 18).

 

Cuando el gran Apóstol de los Gentiles fue llamado por primera vez por el Señor durante su viaje perseguidor contra la Iglesia de Dios desde Jerusalén a Damasco; las raíces de sus futuras doctrinas fueron expresadas en las palabras del Señor, "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Vemos que ¡Los santos en la tierra eran Cristo mismo! Leemos, ¡"Yo soy Jesús, a quien tú persigues"! "Pero levántate (dijo el Señor) y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo (1) de las cosas que has visto, y (2) de aquellas en que me apareceré a ti." (Hechos 26: 12-16). Nosotros encontramos aquí una insinuación desde el principio mismo de que no sólo las cosas que él había visto, — este Cristo en gloria, y todo lo que Le pertenecía, iban a ser los temas de su ministerio; sino que revelaciones adicionales le serían hechas especialmente a este varón por un Señor ascendido y glorificado que se le aparecería una y otra vez para comunicárselas.

 

En rasgos más amplios yo señalo cuatro distintivas revelaciones comunicadas así después a Pablo, y señaladas como tales en otras tantas palabras: — y estas cuatro revelaciones nos presentan en un breve compendio todo el carácter, ocupación, verdad de su existencia aquí, y la salida de esta escena, de la Iglesia de Dios.

 

1. El cuerpo místico de Cristo — su Cabeza — formado por el Espíritu Santo enviado desde el cielo en Pentecostés.

 

2. La expresión de la unidad de ese cuerpo en la tierra en y mediante la cena del Señor.

 

3. La primera resurrección de los que se han dormido durante su formación y estancia terrenal.

 

4. El arrebatamiento de los santos vivos y los santos resucitados que la componen — para estar "para siempre con el Señor" cuando Él viene nuevamente.

 

Se verá a simple vista que estas revelaciones son completas en sí mismas. Pero ahora yo mostraré la manera en que Él llama a prestar atención al hecho de que cada una fue revelada a él especialmente por el Señor.

 

En cuanto a la primera nosotros leemos: "Por revelación me fue dado a conocer este misterio … que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro", etc. (Efesios 3: 3, 5, 6, 7).

 

En cuanto a la segunda: Un Señor celestial ascendido, — Cabeza de la Iglesia, Su cuerpo, presenta una nueva revelación de Su cena a Pablo, añadiéndole ciertos rasgos y características que ella no poseía como había sido presentada por un Cristo encarnado en la tierra a Sus seguidores de aquel entonces. El apóstol señala esto con las palabras "Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado", etc... De allí sigue la cena (1ª Corintios 11: 23). En 1ª Corintios 10: 16, 17, ella recibe el carácter adicional de ser el símbolo de la unidad del "un solo cuerpo" de Cristo en la tierra (Efesios 4: 4 – RVA), expresado en aquel "un solo pan".

 

Él destaca la primera resurrección con las palabras: "He aquí, os digo un misterio", y despliega las verdades de una resurrección de entre los muertos de los cuerpos de los santos que una vez habían sido miembros del cuerpo de Cristo aquí en la tierra y habían pasado a lo alto para estar con Él hasta el día de Su gloria. Véase 1ª Corintios 15: 51 y todo el capítulo.

 

Él destaca el arrebatamiento de todos, — vivos y muertos, — a esa escena con las palabras: "Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor"; y de allí sigue en 1ª Tesalonicenses 4 el arrebatamiento de los santos, — la Iglesia de Dios, — para estar para siempre con el Señor.

 

Ahora bien, aunque nosotros sabemos que desde el principio Pablo enseñó estas cosas a la Iglesia de Dios, tal como lo demuestran abundantemente sus primeros escritos y ministraciones, es sorprendente y notable que ello fuese reservado hasta el final de su ministerio, sorprendente y notable que estando él en la cárcel en Roma se nos hubiera enseñado en su carácter más pleno la verdad de la unidad de la Iglesia de Dios tal como es revelada en la Epístola a los Efesios.

 

En la cárcel en Roma Pablo escribió cuatro epístolas, — el final de todo su ministerio escrito, con la excepción de 2ª Timoteo, por lo que sabemos. Ellas son Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón.

 

1. Colosenses, — escrita a personas que él nunca había visto las cuales son advertidas de descuidar lo que sería caer en Laodicea, — despliega el lado positivo del evangelio, el cual pondría el alma en unión consciente con Cristo en gloria, — asiendo la Cabeza, — esta Cabeza de Su cuerpo, — y simplemente conduce a los santos hasta la ventaja de este cuerpo - al cual;" fuisteis llamados en un solo cuerpo", pero no más allá. (Colosenses 3: 15).

 

2. Efesios — les enseñaría toda la verdad del misterio de Cristo y la Iglesia — Su cuerpo; cuando todos buscaban "lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús". Cuando andaban "muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre… que sólo piensan en lo terrenal". Filipenses 3. 

 

3. En Filipenses— está la consagración individual en aquellos que eran "perfectos", — es decir, que respondiendo moralmente en espíritu y andar y modos de obrar a la gloria de Cristo en el cielo; o a aquellos que eran fieles, pero no sentían lo mismo, y a quienes Dios revelaría más, — Pablo mismo debía ser imitado en esto. (Filipenses 3: 15, 17).

 

4. Filemón. Estas verdades no obstaculizaban sino que eran la base de la rectitud de corazón y de los modos de obrar, incluso en un esclavo fugitivo para con su amo terrenal. La justicia práctica en la vida diaria es inculcada así en Filemón; y Onésimo, — aunque dotado por Cristo como Su siervo y convertido a Él para Su gloria, — debe volver a su ama y su amo, y someterse nuevamente al yugo, y confiar en el Señor de todos los corazones para que le haga apto para servir como esclavo; o 'habiendo sido libertado' para usar esto más bien para Cristo.

 

Tenemos así:

 

1. El lado positivo del evangelio — Colosenses.

 

2. La Unidad del cuerpo de Cristo cuando todo estaba arruinado — Efesios.

 

3. Consagración personal, — Filipenses.

 

4. Justicia práctica, por medio de la gracia, en Filemón.

 

Todo enviado a través del Apóstol por Jesucristo en la gloria desde los muros de la cárcel en Roma cuando había sobrevenido la ruina total.

 

Esta Epístola a los Efesios no está dirigida a la "Iglesia de Dios". Está dirigida a los "Santos y fieles en Cristo Jesús". (Efesios 1: 1). Tal vez la misma pluma con la que Pablo escribió Filipenses redactó esta Epístola. "Todos buscan lo suyo propio". (Filipenses 2: 21). "Lobos rapaces" se olían desde lejos, mucho antes. (Hechos 20: 29). ¿Ya habían empezado ellos a dispersar el rebaño? Sea como fuere él no se dirigió a la 'Asamblea de Dios en Éfeso', sino a los "Santos y fieles en Cristo Jesús ". Por lo tanto, desde aquel momento hasta el final esta carta no ofrece un terreno divino para la fe, — aunque los días nunca fueran tan malos. Ella enseñó la "Iglesia de Dios", — un propósito de los siglos, — sacado a relucir en el tiempo, para residir por un momento en la tierra pero no siendo del mundo, y para tener un lugar en las cosas eternas cuando el mundo haya pasado.

 

Además, dicha carta fue escrita TENIENDO PRESENTE un día de completa ruina.

 

Fue proporcionada para consuelo e instrucción de la fe PARA un día de ruina: y eso, "HASTA QUE TODOS lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Efesios 4: 13.

 

El cuerpo de Cristo fue exteriormente dispersado en todas direcciones y nunca pudo ser mantenida nuevamente la unidad del cuerpo: pero el Espíritu de Dios lo mantuvo intacto y la ruina nunca sería tal como para que los santos y fieles no pudieran estar con Él, el cual permanece en y con la iglesia para siempre, en poder práctico y comunión. Por lo tanto, nunca puede llegar un momento en que esto no pueda ser observado; ni puede el "Un solo cuerpo" ser inservible como el divino terreno positivo de la acción, por aquellos que sienten que los días son peligrosos y están siendo solícitos en guardar la unidad del Espíritu, en Un solo cuerpo hasta que Cristo venga otra vez.

 

Examinaré ahora lo que la Escritura enseña acerca de la formación de este Un solo cuerpo de Cristo en la tierra. En este escrito yo no menciono el Cuerpo de Cristo como algo de designio (Efesios 1: 11), y como se dice en Efesios 1: 23, compuesto de todos los que son Suyos desde la primera formación de este hasta que Él venga otra vez. Sólo abordo el lado práctico del hecho de que

 

"Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu". (Efesios 4: 4 - RVA).

 

Será bueno entender la posición distintiva que el judío y el gentil ocupaban delante de Dios en los días del Antiguo Testamento, antes de la formación del Cuerpo de un Cristo resucitado y ascendido. La cita de dos Escrituras comprobará claramente esta distinción.

 

En cuanto a Israel yo leo: "Que son israelitas; a quienes pertenece la adopción, y la gloria, y los pactos, y la entrega de la ley, y el servicio de Dios, y las promesas: cuyos son los padres, y de quienes, en cuanto a la carne, vino Cristo, que es sobre todos, Dios bendito por los siglos". (Romanos 9: 4, 5).

 

En cuanto al gentil, "Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo". (Efesios 2: 11, 12).

 

La sencilla lectura de estos pasajes mostrará que todas las bendiciones, y privilegios, y promesas, y esperanzas que Dios dio estaban limitadas a la nación escogida de Israel, y para participar de estas bendiciones un gentil debía venir y participar de ellas de manera subordinada al judío a quien se le habían conferido como vaso de bendición.

 

En 1ª Corintios 12: 12, 13 leemos: "Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". Ahora bien, antes de que pudiera tener lugar la formación de un Cuerpo tal tanto de judíos como de gentiles, era necesario que Dios mismo, que había rodeado a Israel con una "pared intermedia de separación", la eliminara. (Efesios 2: 13-16). No fue suficiente que la pared intermedia de separación que Dios había colocado alrededor del judío hubiera sido casi invalidada por la infidelidad de aquellos que habían sido así cercados. La pared intermedia de separación existía tan plenamente en la mente de Dios, y para la fe, como si nunca hubiera habido un judío infiel en la tierra. Dios la había colocado allí y Dios mismo debía eliminarla antes de formar el cuerpo del cual leemos aquí.

 

Los profetas habían hablado de un día del cual se dijo: "Alegraos, gentiles, con su pueblo", etc. (Romanos 15: 10; Deuteronomio 32: 43). Pero aun en tal estado de bendición los "gentiles" seguían siendo "gentiles", y "su pueblo" seguía siendo "su pueblo". Ellos nunca hablaron de este "cuerpo" en el cual Judío y Gentil por igual han perdido su posición nacional, — donde no hay Judío ni Griego, ni esclavo ni libre. Hay tres cosas delante de Dios en el mundo. Pablo las enumera en 1ª Corintios 10: 32. Ellas son: 'judíos, gentiles, y la Iglesia de Dios'. En la mencionada en último lugar tanto el judío como el gentil han dejado de ser tales delante de Dios habiendo sido incorporados los creyentes de ambos a este Cuerpo del cual hablamos. Los profetas hablaron del tiempo cuando aquello que nosotros conocemos familiarmente como el Milenio, o más correctamente el "Reino", habrá sido establecido en la tierra; entonces el judío será la nación central, y el gentil se regocijará con el pueblo de Jehová: un estado de cosas que vendrá después que la Iglesia haya sido recogida y esté con Cristo en el cielo.

 

El presagio de la eliminación de esta "pared intermedia de separación" fue visto con frecuencia en el ministerio del propio Señor Jesús en los Evangelios. Por ejemplo, la mujer de Samaria que no podía entender que el Señor, siendo judío Él mismo, le dijera: "Dame de beber" a una mujer de Samaria porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. (Véase el evangelio según Juan capítulo 4, véase también el caso de la mujer sirofenicia en el evangelio según Mateo capítulo 15). Antes que esta "pared intermedia de separación" fuera eliminada, era abominable "para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero". (Hechos 10: 28).

 

F. G. Patterson

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Mayo 2024

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano).


Título original en inglés:
Paul's Doctrine and Other Papers, Articles by Frederick George Patterson
Traducido con permiso
Publicado por:
Bible Truth Publishers

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