Los Postreros Días
F.
G. Patterson
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles (" ") y han
sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RV60) excepto en los lugares en que además de las
comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.
4ª
Parte de: La Doctrina de Pablo y Otros Documentos
"Y
de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad".
(2ª Timoteo 3: 8).
Las
últimas palabras de cualquier siervo de Dios deben llevar consigo un sentimiento de profunda solemnidad; y especialmente
es así cuando pensamos en ellas como escritas o pronunciadas al final de su servicio terrenal, el fruto de su variada
y prolongada experiencia, y con el juicio solemne acerca de todo que la relación con Dios durante años había
dado. Con cuanto mayor poder ellas deben llegar a nosotros como palabras de inspiración dadas por el Espíritu
de Dios, como estas últimas palabras de Pablo a Timoteo, su hijo en la fe.
Generalmente
hablando, las Escrituras de Dios contienen la Verdad revelada para la Eternidad: pero ellas contienen también la Verdad
para la Época, Verdad que no tendrá aplicación alguna cuando la Época haya pasado; sin embargo,
los asuntos acerca de los cuales ellas enseñan, — -aunque no sean para la época, — tendrán
su influencia sobre la historia eterna de todos a quienes ellas fueron dirigidas, o a quienes ellas fueron expresadas. Tal
es la Segunda Epístola de Pablo a Timoteo. Tales son las últimas palabras de este hombre de Dios. Eternas en
los asuntos revelados, ellas fueron escritas para aquel momento, y tienen su aplicación especial ahora, antes que la
Época haya pasado.
Cuán
solemne es también el pensamiento de que en cada caso cuando las últimas palabras de los grandes líderes
del pueblo de Dios han sido oídas en la Escritura, nosotros encontramos invariablemente la decadencia total y la ruina
absoluta de todo lo que los rodeaba: pues aquello por lo cual el corazón trabajó y amó, había
caído, — había caído para nunca más levantarse de nuevo; y si bien es algo seguro que una
senda para la fe va a ser hallada, señalada por Dios en medio de ello, nunca hay una esperanza de restauración.
La mirada se vuelve hacia el Señor, — la mirada insatisfecha con las cosas aquí y espera Su intervención,
Su regreso, como el único gozo y recurso y esperanza, que quedan.
Vea
usted el final de la carrera de Moisés, y lea la conmovedora narración al final de su senda, — narración
que concluye con su cántico profético; y aprenda usted algo acerca del corazón y los sentimientos de
este hombre de Dios antes que él desapareciera para nunca más ser visto. (Deuteronomio capítulos 31 y
32).
Así
también en el caso de las últimas palabras de David y sus cánticos ya que cuando los restos de las esperanzas
yacían esparcidos a su alrededor su corazón se vuelve hacia esa mañana sin nubes, — hacia ese Justo
Gobernante sobre los hombres a quien él vio por medio del Espíritu, a saber, el Cristo ideal de Dios, hasta
donde podía ser conocido en aquel entonces.
Asimismo,
cuáles deben haber sido los sentimientos de Pablo en medio de la corrupción de aquello que era lo mejor, —
lo mejor que jamás había sido visto en la tierra junto a aquel único Perfecto. Ojalá que el corazón
de uno, enseñado por el Espíritu de Dios, pudiera acercarse a estas últimas palabras de Pablo (2ª
epístola a Timoteo), con algo de esos sentimientos que llenaban su alma mientras escribía a su amado hijo en
la fe: aquel de quien él podía decir, "a ninguno tengo del mismo ánimo". (Filipenses
2: 19, 20). Cuando nosotros consideramos a nuestro alrededor a los carnales, a los mundanos, que encontramos día
tras día en Su iglesia, carnales y mundanos aunque Suyos, poco nos extraña la angustia de alma del apóstol
y la preciosidad cada vez mayor y más profunda de Cristo, a quien él había
creído. (2a Timoteo 1: 12). Al apartarse de todo lo terrenal en lo que vivía su corazón y por lo que
trabajó y se esforzó durante tantos largos años; trabajó y se esforzó con padecimientos
sin parangón en la historia de un hombre; y se vuelve hacia Aquel que era el único digno de toda la consagración
de su corazón, para decir: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás,
me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y
no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida". (2ª Timoteo 4: 7, 8).
Oiga
usted también el clamor que salió de lo más íntimo del alma del Legislador cuando Dios le dijo:
"Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel. Y después que la hayas
visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón". (Números
27: 12, 13). "Ponga Jehová", dijo él, "Dios de los espíritus de toda carne, un varón
sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para
que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor". (Números 27: 16, 17).
¡De
qué manera hace reverberar el corazón el espíritu de un clamor tal! Cómo se vuelve más
claramente al Señor para que Él, el Pastor de Sus ovejas, actúe de acuerdo con Su naturaleza, Su carácter
y Sus modos de obrar. De qué manera el corazón de Pablo se vuelve al Señor que estuvo a su lado y lo
fortaleció, que lo libró y lo libraría; y el corazón del anciano siervo está con Timoteo
en una hora como la que tenemos ante nosotros en su Segunda Epístola a su amado hijo; antes que él fuera "sacrificado"
(2ª Timoteo 4: 6), ya que el momento de su "partida" estaba cerca.
Hay
algo sorprendente en las palabras iniciales de esta Epístola; y es aquello que no es el testimonio general en sus otros
escritos, a saber, él habla de sí mismo como un "Apóstol… según la promesa de la
vida que es en Cristo Jesús". (2ª Timoteo 1: 1). Él se refiere más ampliamente a esta
vida, — "la vida Eterna", prometida "desde antes del principio de los siglos",
en su anterior carta a Tito. (Tito 1: 2). Pero también aquí él es un Apóstol según esta
"promesa de la vida que es en Cristo Jesús". Esto tiene un significado relevante en la epístola,
a lo largo de toda ella. Asimismo, las exhortaciones se vuelven aquí más deliberadamente individuales cuando
las cosas habían llegado a la ruina que ahora está ante nosotros; y cuando se insiste de modo tan prominente
en esta llamativa mención de la vida.
Ahora
bien, la tendencia del alma del hombre, — de los santos, — es ir siempre de un extremo a otro, casi en todo; y
en casi en nada más que en las cosas espirituales. Muchos que anhelaban las verdades; habiendo encontrado lo que los
había librado de los sistemas de los hombres en la iglesia profesante, se han sentido afligidos y desilusionados ante
el fracaso y la debilidad de aquellos que con ellos mismos lo habían buscado y encontrado, y habían caminado
en las verdades divinas de la Iglesia de Dios, invocando al Señor con un corazón puro; se han descorazonado
ante toda esperanza adicional de que la perfección corporativa es posible, y han pasado al otro extremo, que estando
todo tan quebrantado y arruinado, no queda nada más que la piedad individual, y una senda de unidades reunidas por
su necesidad espiritual común.
¿Acaso
no hemos oído decir a veces, «Bueno, el testimonio corporativo ha terminado, pero tenemos la Palabra, Mateo
18: 20 a la cual recurrir», — el mal uso del pasaje,
"Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Todos
esos pensamientos son el clamor de la incredulidad. De modo que cuando nos desanimamos acerca de las cosas en la
iglesia de Dios, nosotros demostramos que no estamos, o nunca estuvimos, en el terreno correcto en nuestras almas.
La
tendencia constante del alma es ocuparse del mal y zozobrar bajo el pensamiento de que el mal es mayor que el bien. Hacer
esto es suponer ¡que el mal es más grande que Dios! Es una gran cosa contar con Él: sentir que Él
está por encima de todo, y que Él llena nuestros corazones con la fortaleza de Su gracia que es en Cristo Jesús.
En ninguna epístola encontramos tan variado poder del mal reconocido como en la Segunda epístola a Timoteo,
y sin embargo, en ninguna epístola se insiste más en la confianza y el valor para el siervo en medio de todo
ello, que en ella. "Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús". (2ª Timoteo 2: 1). "No
te avergüences pues del testimonio de nuestro Señor". (2ª Timoteo 1: 8 – VM). "Participa
de las aflicciones por el evangelio". (2ª Timoteo 1: 8). "Retén la forma de las sanas palabras".
(2ª Timoteo 1: 13). "Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo". (2ª Timoteo
2: 3). "Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones". "Cumple tu ministerio", etc.,
etc.". (2ª Timoteo 4: 5).
Pero
yo quisiera examinar ahora, en primer lugar, este pensamiento acerca de la "vida" que está tan presente
en la mente del apóstol. Él habla de sí mismo como apóstol según la promesa de la vida
que es en Cristo Jesús. Nosotros volvemos aquí a lo que existía desde antes del principio de los siglos,
leemos, "La vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos"
(Tito 1: 2), pero que el Evangelio manifestó a su debido tiempo y cuando el hombre había sido plenamente probado
y hallado falto. Dios "nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras", —
es decir, a nuestra responsabilidad, según la cual se obtenía juicio; "sino según el propósito
suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada
por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida
y la inmortalidad por el evangelio". (2ª Timoteo 1: 9, 10).
Nosotros
tenemos aquí los "tiempos de los siglos" y, pasada por alto en silencio durante la historia del primer hombre;
tenemos la vida dada antes que los siglos comenzaran y sacada a la luz cuando la historia del hombre hubo pasado,
aunque mostrada y revelada en la Persona, y senda, y aparición de Jesucristo en esta escena. La vida eterna que estaba
con el Padre fue manifestada en el Hijo, — un Hombre en la tierra. Una vida de la cual cada movimiento y expresión
era una vida de comunión entre Su Padre y Él.
Una
sola voluntad, — la voluntad del Padre, fue hecha por Aquel único que no hizo Su voluntad, sin embargo Él
era Uno cuya voluntad siempre perfecta fue entregada a Dios y nunca fue hecha: leemos, "Porque he descendido del cielo,
no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6: 38), esta fue Su vida. Hermosa senda de
luz y bendición en un mundo alejado de Dios por la voluntad del hombre instigada por el enemigo. En la muerte y por
medio de la muerte tenemos la perfección de la obediencia, sin la cual, todo lo demás era imperfecto.
Él
quitó (anuló) la muerte; Aquel en quien no había necesidad alguna de morir descendió a la muerte:
y pudo hacerlo porque Él en gracia se hizo Hombre, entrega esa vida perfecta en obediencia al mandamiento de Su Padre,
— tomando sobre Sí en pureza de persona sin mácula los pecados de Su pueblo: la paga de lo cual es la
muerte. Pero más que esto; cargando con todas las demandas que el Santo Ser de Dios requería para la vindicación
contra el pecado y a causa de él; Él cambió la muerte de ser su paga en una senda hacia la vida; anulando
su oficio como precursora del juicio venidero.
Cuerpo
y alma estaban bajo el poder de la muerte; y en lugar de la muerte del alma y la corrupción del cuerpo, ¡Él
sacó la vida de lo uno y la inmortalidad de lo otro a la luz por medio de las buenas nuevas de Su victoria! (2ª
Timoteo 1: 10). Esta vida fue prometida antes del principio de los siglos (Tito 1: 2); fue manifestada en Él como Hombre
en la tierra, y ha resplandecido ahora en el Evangelio.
"Palabra
fiel es esta" a los Suyos, — "si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos,
también reinaremos con él". (2ª Timoteo 2: 11).
Y
por otra parte, "Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".
(2ª Timoteo 3: 12). En la vida de Pablo vemos un patrón de esto de una manera sorprendente. Y ahora, al final
de un curso tal de vida él puede volverse a Timoteo y recordarlo en las palabras, "Tú empero has conocido
perfectamente mi enseñanza, mi conducta, mi propósito, mi fe, mi longanimidad, mi amor, mi paciencia, mis persecuciones,
mis padecimientos: sabes cuales cosas me sucedieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; qué persecuciones sufrí;
y de todas ellas me libró el Señor". (2ª Timoteo 3: 10, 11 - VM).
Yo
quisiera comentar aquí que estas Escrituras (2ª Timoteo capítulos 3 y 4), son las predicciones del Espíritu
de Dios en cuanto al estado de cosas que sobrevendría de inmediato cuando el servicio apostólico en la iglesia
finalizara.
Los
"postreros días" comenzaron de inmediato cuando Pablo ya no estuvo allí. Juan, que le sobrevivió,
pudo decirnos: "Hijitos, es ya la hora postrera". (1ª Juan 2: 18 - VM). Así lo hizo Santiago, "Habéis
acumulado tesoros para los días postreros". (Santiago 5: 3). "El juez está delante de la puerta".
(Santiago 5: 9). También Pedro dice, "Preparada para ser manifestada en el tiempo postrero". (1ª Pedro
1: 5). "Es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios". (1ª Pedro 4: 17). "En los postreros
días vendrán burladores". (2ª Pedro 3: 3). "Los postreros días" no es meramente la
época en que nosotros vivimos en las postrimerías de diecinueve siglos. Se trata de una expresión utilizada
por todos los Apóstoles de manera experta, descriptiva del estado moral de aquel entonces que había llegado
o que estaba recién entrando.
Pero
ahora preste usted atención a lo que viene a continuación. Esta vida en Cristo, — poseída por los
Suyos, a 'Cristo que es nuestra vida' (Colosenses 3: 4) , se le opondría la "apariencia de piedad",
en el cuerpo profesante arruinado. (2ª Timoteo 3: 5). Nosotros ya hemos citado sus palabras (2ª Timoteo 3) en cuanto
a lo que los hombres llegarían a ser bajo Su nombre; la "apariencia de piedad" poseída, — la
"eficacia" negada: por parte de aquellos a los cuales los de corazón fiel 'evitarían'. Un
claro alejamiento positivo de todo lo que no llevaba la impronta en eficacia práctica de esta vida en Cristo, vivida
y expresada.
Esta
resistencia a la verdad se vería de una manera notable por una imitación, una falsificación que llegaría
lejos para engañar. El anciano Apóstol vuelve a los primeros momentos de la historia de Israel, cuando ellos
estaban en Egipto antes de la liberación. Cuando ellos estaban todavía cautivos bajo el poder de Satanás.
Dios
había enviado a Moisés para liberarlos y Aarón iba a ser su portavoz y profeta. Ellos fueron a hablar
con Faraón tal como Jehová había ordenado y Aarón arrojó su vara ante la exigencia de Faraón
de mostrar una prueba de la misión divina de ellos; y la vara de Aarón se hizo culebra. (Éxodo 7: 8-13).
La vara (el signo de poder) se había vuelto satánica, y bajo esto el pueblo era mantenido cautivo. Así
como en la profesión del cristianismo la forma de piedad tenía toda su eficacia de parte del enemigo, y estaba
sin la eficacia de la vida por medio de la verdad. Moisés huía ante ella, cuando Dios se la mostró por
primera vez en el desierto; y ahora los fieles también huirían, o se apartarían. (Éxodo 4: 1-5).
Faraón
llama ahora a sabios y hechiceros; a los Janes y Jambres de aquel día, los cuales resistieron a la verdad; y arrojaron
sus varas, que también se volvieron culebras. El Testimonio de Jehová fue frustrado por el poder de Satanás.
"Y el corazón de Faraón se endureció". (Éxodo 7: 11-13).
Jehová
presenta nuevamente más señales de poder. Aarón, por orden Suya, toma su vara y la extiende sobre las
aguas de Egipto; y las aguas se convirtieron en sangre. (Éxodo 7: 19-25).
Lo
que era la representación de refrigerio para el hombre se convirtió en signo de juicio y muerte. Todo esto apunta
a esa terrible segunda representación de estas cosas, cuando el "Segundo ángel derramó su copa sobre
el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.
El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en
sangre". (Apocalipsis 16: 3, 4). Todo se volvió mortífero, no sólo las masas de naciones y
de hombres; sino las corrientes y manantiales de todas las cosas humanas en aquel día. Cuán solemnemente corren
todos en el momento actual hacia el fin, —hacia el océano de juicio que viene sobre la tierra.
Otra
señal es presentada en la plaga de ranas. "Y Jehová dijo a Moisés: Dí a Aarón: Extiende
tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y estanques, para que haga subir ranas sobre la tierra de Egipto. Entonces
Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto".
Nuevamente se manifiesta el poder de Satanás; y leemos, "Y los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos,
e hicieron venir ranas sobre la tierra de Egipto". (Éxodo 8: 5-7). Entonces vino el reposo; y por la intercesión
de Moisés la plaga fue quitada, y "viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su
corazón" aún más. (Éxodo 8: 8-15). Cuán sorprendente es que la única posibilidad
de que la plaga desapareciera recayera en Moisés ante el Señor: los que ejercían el poder de
Satanás estaban indefensos ante él y bajo su poder.
Ahora
bien, nosotros tenemos aquí esta persistente y terrible resistencia a la verdad; pero no la tenemos con persecución
abierta o poder; sino de una manera que hace más para destruirla que cualquier otra. Ello fue por medio de la imitación,
por medio de presentar una falsificación de la verdad. Los siervos de Dios proporcionan una demostración de
su misión divina; pero esto es contrarrestado inmediatamente por el enemigo. Janes y Jambres imitan el milagro y el
observador queda confundido. Al parecer, Satanás y Dios estaban de acuerdo y a Israel no se le permitiría apartarse
de Egipto. Así sucede en la hora actual. ¿Qué es lo que nosotros oímos por todas partes? «Oh»,
dicen en las iglesias mundiales que nos rodean, «nosotros tenemos un evangelio tan bueno como el de tal otra iglesia;
no hay necesidad de separarse como separatistas para oírlo», y así el enemigo tiene éxito. «Nosotros
encontramos que se habla de la verdad de la presencia del Espíritu en la tierra, en tal o cual iglesia. Entonces, no
hay necesidad de mudarse de una sección de la iglesia profesante para oír eso». Así
ocurre también con las doctrinas de la iglesia de Dios; de la venida del Señor; cada cosa distintiva es aceptada,
— revelada la primera vez para formar a Su pueblo, por el Señor, luego las iglesias mundiales las ocupan, —
y el oyente, — el observador es engañado mediante la falsificación del enemigo; su conciencia es adormecida,
y la apariencia sin la eficacia es el soporífero usado.
Por
fin llegó otra señal. "Di a Aarón", dice Jehová: "Extiende tu vara y golpea el
polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto. Y ellos lo hicieron así; y Aarón
extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, el cual se volvió piojos, así en
los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país de Egipto. Y los
hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; pero no pudieron".
(Éxodo 8 : 16-18).
Sí,
lector mío, preste usted bien su atención a ese último triunfo de Dios; evocando la palabra pronunciada
por las bocas de los instrumentos de Satanás: "Dedo de Dios es éste". (Éxodo 8: 19).
La locura de ellos es hecha manifiesta a todos. El poder del engaño de Satanás; sus engañosas falsificaciones,
carecen de valor en presencia de la vida, — las realidades vivientes hablan por Dios más que todo.
Ellos no pudieron ir más lejos que esto. La imitación podría ser inimitable: la falsificación
podría estar tan cerca de la verdad, — tan parecida que todos fueran engañados. Pero que la vida
de Cristo sea vivida en la tierra, — a saber, Cristo viviendo en los Suyos y produciendo la profunda realidad
de lo que ninguna imitación puede jamás alcanzar, y la locura de todos es puesta de manifiesto como lo fue también
la de ellos.
Esta
"conducta" fue vista en Pablo, — un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras. Él era el exponente
de su doctrina. Sus "propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que
me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio; en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor".
(2ª Timoteo 3: 10, 11). Tal fue el curso de vida de este hombre. Tal fue el curso de vida que silenciaría la imitación
espuria que estaba resistiendo la verdad: siempre aprendiendo pero nunca capaz de llegar al conocimiento de ella.
Si
alguna vez hubo un momento en que los piadosos deben vivir para Cristo, dicho momento es ahora. Esta es la única
manera en que ellos avergonzarán las falsificaciones del enemigo en las cuales incluso los Suyos están atrapados;
y obligarán al enemigo y al mundo que él dirige y gobierna a decir: "Dedo de Dios es este". Sólo
Dios puede producir vida y dar el poder y la gracia para vivirla aquí abajo. Sólo ella es fragante ante Sus
ojos. Que "la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos". (2ª Corintios 4: 10). Que seamos
conmovidos hasta lo más profundo de nuestras almas con el pensamiento de esta victoria que en verdad podemos darle
a Él sobre el enemigo, a saber, nuestra fe; venciendo al mundo a través del cual Él ha pasado en Su propia
perfección. "Yo he vencido al mundo". (Juan 16: 33). Es un enemigo vencido. Nuestra fe en Él nos mantiene
dependientes y "Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". (1ª Juan 5: 4).
Por
lo tanto, el tema iniciático en la enseñanza del apóstol es aquí la "vida" que anda
con Dios y espera a Cristo, y Le sirve mientras espera. (2ª Timoteo 1: 1). Esta vida fue prometida en Cristo Jesús
antes de los tiempos de los siglos: exhibida en Él en la tierra; (2ª Timoteo 1: 10), sacada a la luz por medio
de las buenas nuevas de Su obra y victoria. (2ª Timoteo 1: 10). Los que han muerto con Él también vivirán
con Él, si miramos hacia el futuro. (2ª Timoteo 2: 11). Dicha vida fue vista en Pablo como algo que estaba
presente, ya que él andaba y servía continuamente. (2ª Timoteo 3: 10). El enemigo lo frustraría
mediante sus falsificaciones pero sería avergonzado por un andar con Dios humilde, no mundano, consagrado y separado.
(2ª Timoteo 3: 8, 9). Y todos los que así vivirían piadosamente en Cristo Jesús padecerían.
(2ª Timoteo 3: 12).
Sin
embargo, el siervo debía persistir "en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido".
(2ª Timoteo 3: 14). Nunca llegaría el momento en que eso debía ser abandonado ; la 'doctrina de Pablo'
era la última revelación jamás dada; era el secreto de Dios para los que le temen y que tenían
oído para oír. Dicha doctrina permanecería hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, porque el
Espíritu Santo permanecía en la tierra. Ha sido la última verdad restaurada a la iglesia
de Dios, así como fue la última presentada; y cuando se perdió al principio sobrevino la ruina completa;
y ahora cuando es rechazada o se abusa de ella adoptándola en apariencia sin la eficacia, ella suena como voz de alarma
para todo progreso adicional en aquellos que están así engañados por el enemigo.
Las
Escrituras de Dios se completan con la doctrina de la iglesia por medio de Pablo. Él dice, "Me regocijo en mis
padecimientos por vosotros, y completo lo que falta aún de los padecimientos de Cristo en mi carne, por su cuerpo,
el cual es la asamblea; de la cual llegué a ser ministro, conforme a la administración de Dios que me es dada
para con vosotros para completar la palabra de Dios". (Colosenses 1: 24, 25 – JND). Faltaba un segmento
del círculo completo de la revelación cuando Pablo fue llamado y por medio de su doctrina se dice todo; no hay
avance más allá de esto. Juan puede desplegar aquello de lo cual ya se había hablado, pero ninguna verdad
adicional es revelada. Ir más allá, y de las Escrituras completadas por el apóstol Pablo, es el espíritu
de error; del anticristo. Juan puede decirle a la señora elegida y a sus hijos que "muchos engañadores
han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo"..
(y que) "Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios". (2ª
Juan 1: 7, 9).
Cuán
completamente el Espíritu de Dios se declara contra todo avance, toda novedad; y todo lo que no permanezca en lo que
era "desde el principio", es decir, de la completa revelación de la verdad en Cristo, revelada por medio
de Sus Apóstoles por el Espíritu Santo. Juan pudo decir además: "El que conoce a Dios, nos oye;
el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error". (1ª
Juan 4: 6).
En
los postreros días Dios ha encomendado Su pueblo a las Escrituras. Leemos, "Os encomiendo a Dios, y a la palabra
de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados" (Hechos 20: 32), dijo
el Apóstol a los ancianos en Éfeso, donde entrarían en medio de ellos "lobos rapaces, que no perdonarán
al rebaño". (Hechos 20: 28, 29). "Persiste tú", él dice a Timoteo, así como
a todos nosotros, "en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez
has sabido las Sagradas Escrituras". "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra". (2ª Timoteo 3: 14-17).
F.
G. Patterson
Traducido
del Inglés por: B.R.C.O. – Junio 2024
Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:
JND = Una traducción del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento (1884) por John Nelson
Darby, versículos traducidos del Inglés al Español por: B.R.C.O.
VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada
por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).