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EL TRIBUNAL DE CRISTO (PAUL WILSON)

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13ª Parte de: TÉRMINOS PROFÉTICOS

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Duración: 12 minutos, 35 segundos

EL TRIBUNAL DE CRISTO

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

 

Paul Wilson

 

13ª Parte de: TÉRMINOS PROFÉTICOS

 

En anteriores publicaciones nosotros hemos recorrido la línea del tiempo desde el comienzo de los "tiempos de los gentiles", alrededor del año 606 a.C., hasta el estado eterno, — los "cielos nuevos y tierra nueva". Ahora, con la ayuda del Señor, volveremos atrás y mencionaremos algunos asuntos que fueron omitidos o pasados por alto con sólo una breve mención.

 

Anteriormente nosotros consideramos nuestra esperanza bienaventurada, — la expectativa de oír pronto esa voz de mando en el aire y ser arrebatados con todos los redimidos para ir al encuentro de nuestro Señor en el aire. Aquel bienaventurado momento está ahora unos meses más cerca de lo que estaba en aquel entonces. "Ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos". (Romanos 13: 11).  Después de considerar la venida del Señor por los suyos nosotros seguimos el desarrollo futuro de las cosas en la tierra, pero ahora dirijamos nuestros pensamientos al cielo y al "tribunal de Cristo."

 

"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo". 2ª epístola del apóstol Pablo a los Corintios, capítulo 5, versículo 10.

 

" Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo (tribunal de Dios – traducción de JND)… De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí". (Epístola del apóstol Pablo a los Romanos, capítulo 14, versículos 10-12).

 

El lenguaje es claro y concluyente. Todo debe ser manifestado ante el tribunal de Cristo. El hombre es una criatura responsable y debe dar cuenta a su Creador de todo lo que él hace. Sin embargo, no todos serán manifestados en el mismo tiempo o lugar. Cristo, a quien se ha encomendado todo juicio (Evangelio según Juan, capítulo 5, versículos 22 y 27), "juzgará a los vivos y a los muertos" (2ª epístola del apóstol Pablo a Timoteo, capítulo 4, versículo 1), pero no al mismo tiempo, ni los creyentes serán manifestados ante Él junto con los incrédulos.

 

La escena en la cual comparecerán ( serán manifestados) los salvados será el cielo. (2ª epístola a los Corintios 5: 10).

 

Las naciones (los gentiles) que estén vivas serán juzgadas en la tierra (Evangelio según Mateo, capítulo 25, versículos 31-46), cuando Él venga a reinar.

 

Los inicuos muertos van a ser resucitados para comparecer ante el gran trono blanco al final del Milenio. (Apocalipsis 20: 11-15).

 

Muchas personas han pensado erróneamente que habrá solamente un tribunal, y que todas las personas, salvas y no salvas comparecerán en el juzgado en un día de juicio final. Tal error está relacionado a menudo con la idea igualmente falsa de que en aquel entonces y sólo entonces las personas sabrán quiénes son salvos y quiénes no lo son. Ahora bien, la Palabra de Dios no enseña que habrá un juicio general, sino que, por el contrario, ella diferencia cuidadosamente entre los diversos juicios.

 

En el tribunal de Cristo en el cielo sólo los creyentes van a comparecer, y no van a estar allí para averiguar si son salvos o no. Eso habrá sido resuelto mucho tiempo antes. Tampoco van a estar allí para ser juzgados sino más bien para ser "manifestados", es decir, para que todas sus obras sean revisadas. Ahora bien, esto no contradice en lo más mínimo aquel bienaventurado versículo en el evangelio según Juan, capítulo 5, versículo 24.

 

Leemos, "De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación (literal, “no vendrá a juicio”), mas ha pasado de muerte a vida".

 

El creyente en Cristo nunca será juzgado. Para él, el juicio por sus pecados ha pasado y ha desaparecido. Su bienaventurado Sustituto llevó sus pecados y el juicio debido a ellos en la cruz.

 

Nosotros podemos estar firmes en la segura Palabra de Dios con respecto a la perfecta seguridad del creyente ante Dios. Sin embargo, también es cierto que todos los que son salvos van a tener cada acto hecho en el cuerpo expuesto en la luz ante Aquel que juzgará de manera justa.

 

Nosotros debemos recordar también que cuando el Señor venga a buscar a los creyentes, todos seremos transformados. Recibiremos cuerpos de gloria para que cuando comparezcamos ante el tribunal de Cristo seamos "semejantes a Él". ¿Qué juicio podría haber para aquellos que ya han sido glorificados y llevados allí por el Señor mismo que vino a buscarnos?

 

Un amado hermano en Cristo que está ahora con el Señor solía decir: «Es como una familia en la que todos los hijos han ido a la universidad. Por fin llega el verano y todos los hijos regresan al hogar para una feliz reunión. Cada uno es bienvenido al hogar y todos disfrutan del padre, de la madre, de los hermanos y hermanas, y del hogar; pero después de unos días el padre de familia llama a los hijos uno por uno para que presenten sus informes y puedan revisar los resultados de su trabajo, para ver a qué se dedicaron durante el tiempo mientras estaban fuera en la escuela. Entonces todo es revisado para recibir la aprobación o desaprobación del padre.»

 

Cuando el Señor llame a los suyos ninguno será dejado atrás. ¡Qué gloriosa y feliz será esa reunión, — estar con nuestro Señor y con todos los redimidos en la casa de nuestro Padre! ¿Acaso vamos nosotros a temer en aquel entonces la manifestación que seguirá poco después? No, no la temeremos; la desearemos. En aquel entonces todo será sacado a la luz y nosotros así lo querremos. Entonces no habrá carne alguna en nosotros. Veremos todo como Cristo lo ve. Ningún motivo oculto deformará nuestro juicio en aquel día. En la actualidad, motivos ocultos, casi desconocidos para nosotros mismos, proyectan una luz extraña sobre lo que hacemos. En aquel entonces todo será perfectamente transparente. ¡Bendito sea Dios! Él concede ahora el privilegio de llegar a su presencia y de juzgarnos a nosotros mismos allí. Aunque eso lo hacemos sólo débil y parcialmente, nosotros conocemos algo de la felicidad de exponer las cosas ante Dios. "Bienaventurado el hombre… en cuyo espíritu no hay engaño”. (Salmo 32: 2).

 

Que procuremos estar más en un estado de franqueza y transparencia ante Dios. Y, no obstante, nosotros no podemos confiar en nuestros corazones engañosos, y tenemos que decir junto con el salmista: "¿Quién podrá entender sus propios errores? límpiame de los pecados encubiertos". Salmo 19: 12 - VM.

 

Incluso el apóstol Pablo, que procuraba mantener siempre una conciencia libre de ofensas para con Dios y el hombre, y podía decir que de nada tenía mala conciencia (1ª Corintios 4: 4), es decir, que no era consciente de nada malo, añade rápidamente que el hecho de no ser consciente de nada malo no lo justificaba. El Señor sería su juez. ¿Acaso no hemos comprobado todos nosotros, incluso en esta vida, que estábamos equivocados en nuestro juicio acerca de ciertas cosas? A veces hemos pensado que teníamos razón sólo para descubrir más tarde que estábamos equivocados, — influidos tal vez por algún deseo secreto. ¿Acaso no veremos muchas cosas de manera diferente en aquel entonces, cuando comprendamos plenamente y veamos todo como Dios lo ve?

 

Cuando en esa gloria resplandeciente comparezcamos delante de Él, con todo pensamiento suelto desaparecido, toda influencia terrenal eliminada y todos los deseos carnales desterrados, nosotros veremos como nunca la superabundante gracia de Dios. Al ver en Su luz lo que nosotros éramos, magnificaremos a Aquel que abundó para con nosotros en toda sabiduría y amor. Obviamente nosotros veremos lo que nos perdimos por andar "como hombres" y complaciéndonos a nosotros mismos cuando estábamos "en el cuerpo" en la tierra. Descubriremos lo que perdimos por no ser fieles a Él en los días en que tuvimos oportunidad, pero todos esos descubrimientos no harán sino despertar alabanzas a Aquel que tan fielmente nos amó y cuidó de nosotros a pesar de lo que éramos.

 

En aquel día maravilloso comprenderemos muchas cosas que no percibimos ahora. Cuando veamos cuán cerca estuvimos a veces de caer, y cómo Él en Su gracia intervino y nos impidió dar otro paso, Le alabaremos y Le adoraremos. Algunas de las angustias y dificultades en nuestra senda serán entendidas en aquel entonces como siendo Sus misericordiosos modos de prevenir y restaurar.

 

Entonces, después del tribunal de Cristo, la Iglesia será presentada a Cristo como Su esposa. Entonces se dirá: "Han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado". Apocalipsis 19: 7.

 

La expresión, “y su esposa se ha preparado” se refiere probablemente al tribunal de Cristo donde cada cosa será sacada a la luz y aclarada para siempre. La gloriosa esposa no tendrá la más mínima cosa oculta que estropee su perfecta armonía e intimidad con su adorable Esposo.

 

Querido hermano cristiano, procuremos vivir con más transparencia ante Dios ahora, — juzgar todo en Su presencia, — y vivir teniendo a la vista aquel día en que todo hecho será expuesto ante el tribunal de Cristo. Ciertamente estos pensamientos son saludables para nosotros ahora.

 

Pero cuando el apóstol Pablo pensaba en el juicio, su mente se volvía hacia aquellos que no eran salvos, y que tendrán que comparecer ante Cristo para ser juzgados. Entonces, el hecho de pensar en el "temor del Señor" y en la condenación de los perdidos, — esto lo llevó a advertir y a persuadir a los hombres". (2ª Corintios 5: 11). Que también nosotros advirtamos a los que no son salvos que huyan de la ira venidera.

 

Paul Wilson

 

Traducido del Inglés al Español por: B.R.C.O.- Noviembre 2024.

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

JND = Una traducción del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento (1884) por John Nelson Darby, versículos traducidos del inglés al español por: B.R.C.O.

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).


Título original en inglés:
Prophetic Terms: The Judgment Seat of Christ, Articles by Paul Wilson
Traducido con permiso
Publicado por:
Bible Truth Publishers

Versión Inglesa
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