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EL GRAN TRONO BLANCO (PAUL WILSON)

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15ª Parte de: TÉRMINOS PROFÉTICOS

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Duración: 11 minutos, 45 segundos


EL GRAN TRONO BLANCO

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960.

 

Paul Wilson

 

15ª Parte de: TÉRMINOS PROFÉTICOS

 

Habrá una resurrección que precederá al juicio del gran trono blanco. Será la resurrección para juicio de la que se habla en Juan 5: 29. La resurrección para vida, de la que también se habla en el mismo versículo, habrá tenido lugar 1000 años antes. Habrá dos resurrecciones; todos los resucitados en la primera resurrección son resucitados para bendición celestial y todos los resucitados en esa última resurrección son resucitados para juicio.

 

La primera resurrección es "de entre los muertos", porque todos los que murieron sin ser salvos serán dejados en sus sepulcros cuando los salvos son resucitados. Pero finalmente llegará el momento cuando aquellos que murieron en incredulidad, — murieron impenitentes, — serán resucitados. Entonces será la resurrección "de los muertos" no de "entre" los muertos, porque no habrá muertos no resucitados cuando la resurrección final tenga lugar. En aquel entonces cada ser humano que murió rechazando el testimonio que Dios le había dado será resucitado para afrontar juicio.

 

Antes que comience el Milenio se completará la "primera resurrección" y se dirá: "Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. (Apocalipsis 20: 5). Pero después que el Milenio haya transcurrido y haya llegado el momento de la disolución de la tierra actual (dando paso a los "cielos nuevos y tierra nueva"), entonces el resto de los muertos serán resucitados para ser juzgados ante el gran trono blanco.

 

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Apocalipsis capítulo20, versículos 11-15.

 

¡Qué solemne escena es expuesta ante nosotros en estos versículos! Un gran trono blanco, — esa blancura deslumbrante de luz proveniente de la santidad de Aquel que está sentado en el trono. En la tierra los hombres aborrecen la luz porque sus obras son malas, pero allí ellas serán expuestas por la formidable brillantez de Su santidad. Nada puede ser ocultado en aquel entonces. También será un gran trono debido a la grandeza del Juez, — el propio Señor Jesús, — y debido a la magnitud del juicio,  — no escapa ni uno de los muchos, muchos millones que murieron en sus pecados.

 

Y entonces los libros van a ser abiertos. Los pecados por largo tiempo olvidados, los pecados considerados como solamente triviales, y los pecados secretos, todos saldrán a la luz como evidencia cuando los registros serán abiertos. Cada pecado va a ser recordado, y los muertos van a ser juzgados "según sus obras". Efectivamente, "Porque Dios traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido". (Eclesiastés 12: 14). Los hombres pueden tratar el pecado como un asunto sin importancia, pero Dios no. Bien puede decir el salmista,

 

"No entres en juicio con tu siervo, porque no se justificará delante de ti ningún viviente". Salmo 143: 2.

 

La única manera en que alguien puede escapar del juicio de Dios es estar bajo el amparo de la sangre de Cristo. El evangelio según Juan, capítulo 5 versículo 24 muestra que oyendo las palabras del Señor Jesús y creyendo a Dios que Le resucitó de entre los muertos no vendremos a condenación (literal, “a juicio”). Para todo verdadero cristiano el juicio ha pasado; lo llevó su bendito Sustituto en la cruz. Ni un solo pecado queda por imputar al creyente en Cristo; ni un solo pecado será pasado por alto u olvidado cuando los que no son salvos comparezcan ante el gran trono blanco.

 

Entonces el libro de la vida será abierto para demostrar que sus nombres no estaban escritos en él. Dios se encargará de mostrar Su justicia al dictar sentencia. Aunque Él no tiene que dar explicaciones a nadie , mostrará por medio de los libros tanto lo positivo (sus pecados reales) como lo negativo (que sus nombres no se encuentran en el libro de la vida), evidencias de que ellos merecen el juicio que va a ser emitido.

 

El mar entregará a sus muertos. Piense usted en todos los que han perecido en los mares; no faltará ni uno. Oh la necedad de los hombres que imaginan que la muerte es lo último para ellos. Cuánto más sabio es creer a Dios y aceptar Su vía de escape de la ira venidera. Dios ha advertido fielmente que ‘después de la muerte, el juicio’ (Hebreos 9: 27), y Él ha proporcionado un Salvador para todos los que Le aceptan.

 

Entonces la muerte y el Hades entregarán a los muertos que hay en ellos. La muerte, el lugar del cuerpo, y el Hades, los confines del alma, entregarán todo su contenido para que todos puedan ser juzgados según sus obras, — toda la población de ellos será vaciada para ser lanzada al "lago de fuego". Como no habrá más uso para la muerte y el Hades, se dice que serán lanzados al lago de fuego. Se dice que la muerte, el postrer enemigo, será destruida. (1ª Corintios 15: 26).

 

El lago de fuego es llamado la "muerte segunda". Esto no significa la aniquilación de los inicuos. La Escritura confirma el hecho de que el castigo de los inicuos es eterno, así como la bendición de los salvos es eterna. En el mismo capítulo (Apocalipsis 20) leemos que el diablo, la bestia (cabeza del Imperio Romano revivido) y el falso profeta (el anticristo) serán "atormentados día y noche por los siglos de los siglos" en el lago de fuego. La bestia y el falso profeta ya habrán estado allí durante 1000 años. Muchos engañadores han escrito para calmar los temores de hombres que dicen que Dios aniquilará completamente a los inicuos. Esto muy ciertamente no es verdad y es solo el resultado del deseo de hombres rebeldes de que así sea.

 

En la epístola del apóstol Pablo a los efesios se habla de los no salvos como estando muertos en “delitos y pecados". (Efesios 2: 1).  Ellos son vistos como moralmente muertos para con Dios, — sus almas separadas moralmente de Él. Ahora bien, es evidente que tal muerte moral no significa aniquilación. No en absoluto, se trata del hombre moralmente alejado de Dios y viviendo en pecado.

 

Además, está el caso de quien muere físicamente. La vida ha desaparecido de su cuerpo y se dice que está muerto, — es el cuerpo sin el espíritu. Pero eso no significa que el hombre haya dejado de existir, o haya sido aniquilado, o que está inconsciente. El evangelio según Lucas capítulo 16 muestra que aunque un hombre inconverso muera su alma todavía vive en el Hades. Aquel hombre tenía existencia consciente en el mundo invisible y era capaz de recordar y tener remordimientos incluso en aquel estado. Su cuerpo había sido sepultado, pero incluso mientras esperaba la última resurrección y el juicio de los inicuos muertos, él era atormentado en el Hades.

 

Ciertamente la muerte para el cristiano no es dejar de existir. El ladrón que fue salvo en la cruz iba a estar con Cristo en el paraíso, y Pablo deseaba partir y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor. (Epístola a los filipenses 1: 23). Ciertamente dejar de existir no era mucho mejor que servir al Señor aquí abajo, pero Pablo esperaba estar con Cristo cuando él hubiese dejado este mundo y su cuerpo hubiese sido depositado en el sepulcro. Entonces, nosotros vemos así que la muerte en cada uno de estos casos no significa aniquilación y tampoco significa eso cuando se habla de la muerte segunda, — el lago de fuego.

 

La muerte moral es la separación del alma del hombre de Dios moralmente.

 

La muerte física es la separación del alma y el espíritu del cuerpo.

 

La muerte segunda es la separación de todo el hombre, — cuerpo, alma y espíritu, — de Dios por toda la eternidad. Una eternidad de infortunio.

 

Lector, si usted aún no es salvo deténgase y considere su destino, — el lago de fuego, — si usted muere sin ser salvo. Quede usted advertido y huya de la ira venidera. Y si usted muere sin ser salvo, los mismos versículos del evangelio que ha leído y tal vez sepa usted de memoria se levantarán para escarnecerlo en esa horrible y eterna separación de Dios, la fuente de toda luz, en las "tinieblas de afuera".

 

El fuego es utilizado a menudo para describir el juicio de Dios, y así es aquí. Es Su santidad castigando el pecado como debe serlo. Pero recuerden que Él, en amor, dio a Su único Hijo para que muriera a fin de salvar a los pecadores culpables. Pero ¿cómo escapará alguno si rehúsa o descuida una salvación tan grande? Para una persona tal es imposible escapar pues Dios debe castigar el pecado.

 

Paul Wilson

 

Traducido del Inglés al Español por: B.R.C.O.- Noviembre 2024.


Título original en inglés:
Prophetic Terms: Great White Throne, Articles by Paul Wilson
Traducido con permiso
Publicado por:
Bible Truth Publishers

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