Revista VIDA CRISTIANA (1953-1960)


Revista VIDA CRISTIANA (1953-1960)

"UNÁNIMES" (Paul Fuzier)

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Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y  han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:

 

RVR1909 = Versión Reina-Valera Revisión 1909 (con permiso de Trinitarian Bible Society, London, England)

 

"UNÁNIMES"

 

 

(Unánimes = de común acuerdo = de un mismo acuerdo = de un solo ánimo)

 

 

Actualmente - al final de la historia de la Iglesia sobre la tierra - no podemos pretender el restablecimiento del estado de cosas que caracterizaba a los creyentes de los cuales nos habla Hechos 2 y 4, pero lo que sí podemos hacer es manifestar los rasgos que resaltaban en aquellos cristianos primitivos relativos a su marcha individual y en sus relaciones mutuas; entonces conoceremos en la asamblea - sin duda en cierta medida - la vida y la lozanía que poseyó el testimonio en su origen. Todos los recursos que ellos poseían - o, por mejor decir, tenían a su disposición - permanecen inalterables aún hoy; y son tan perfectos y tangibles como entonces, pues lo que de Dios proviene no puede variar.

 

No es nuestro objeto examinar punto por punto lo relativo a Hechos 2:42 al 47, mas deseamos en este artículo escribir algo con referencia a la expresión "unánimes" (versículo 46).

 

Puede existir unanimidad para obrar lo que no es según Dios. Pilatos y Herodes, enemigos entre sí hasta aquel entonces en lo que atañe a su oposición contra la persona de Cristo, tuvieron una 'en­tente' de significado matiz (Compárese con Lucas 23:12). ¡Líbrenos Dios de ponernos de acuerdo en lo que no puede complacerle y pensemos en cambio que estamos en una plena y verdadera comunión los unos con los otros! Nuestra comunión debe de ser primeramente "con el Padre y con su Hijo Jesucristo". Solamente así podremos tener comunión entre nosotros y nuestro gozo será cumplido (1 Juan 1: 3 y 4). Este es el secreto para que la unanimidad reine entre los hermanos. Cultivando cada cual de su parte la comunión con nuestro Dios y Padre y con nuestro Salvador y Señor Jesucristo, tendremos así "la mente de Cristo" y en consecuencia todos unidos, un solo y mismo pensamiento. Las divergencias vienen, la mayor parte de las veces (por no decir todas las veces), de nuestros diferentes grados de co­munión con el Señor. ¡Cuánta pérdida ocasionamos, tanto a nosotros mismos como al testimonio, cuando la unanimidad no es la norma que nos rige! Lo mismo entre nosotros que entre los que nos rodean, unas almas son desanimadas, otras alejadas...

 

Que Dios nos conceda el estar atentos a todo lo que puede per­judicar el acuerdo que debe reinar en la asamblea.

 

Tal o cual cosa que es excelente en sí deberá ser dejada por el momento a un lado si ello ha de causar turbación en la concordia fraternal. Es necesario esperar el 'momento oportuno' para reali­zarla o para exponerla. Esperar que Dios haya dispuesto los corazo­nes para ser aceptada por todos 'unánimemente'. Este tiempo de espera y ejercicio no es tiempo perdido, a pesar de las apariencias.

 

"¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Amos 3:3). Pues bien, los hermanos están llamados en su marcha a reali­zarla en la misma senda y a manifestar los mismos rasgos y carácter que los cristianos primitivos. En nuestras relaciones mutuas y en la asamblea no andaremos de manera que complazca al Señor sino en la medida que realicemos lo que es la 'unanimidad'.

 

¡'Concordar', cuán necesario es en las diferentes reuniones de asamblea y particularmente en el culto y en la reunión de oración!

 

En la reunión del culto: "Para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo." (Romanos 15:6). ¿Cómo podremos rendir debido culto en el Santuario si los hermanos no están unánimes? El Espíritu queda contristado por nuestra conducta y, como consecuencia, Dios es frustrado en lo que le es debido; pues todo lo que conduce a un desacuerdo en la asamblea termina en definitiva en esto: ¡en que Dios queda frustrado por nosotros! ¿Pensamos acaso en ello? (Subrayemos aquí, como paréntesis, la importancia del "por tanto" con que empieza el versículo 7 de Romanos 15. No podremos glorificar a nuestro Dios y Padre de un 'común acuerdo' "a una voz" si perdemos de vista la exhortación que sigue: "Recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios." (Romanos 15:7). Recepciones que no son "para la gloria de Dios" perjudicarán la comunión de la asamblea y Dios no reci­birá la alabanza que le es debida.)

 

En la reunión de oración: "Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos." (Mateo 18:19). El estar "de acuerdo" es condición indispensable para recibir respuesta de parte de Dios. Este acuerdo ¿nos caracteriza en las reuniones de oración? Si exis­ten problemas en los cuales cunde el desacuerdo en cuanto a nuestra manera de apreciar las cosas, ¿tenemos la suficiente sabiduría para callarnos o para orar cual conviene, rogando a Dios que nos conceda su propio pensamiento, a fin de hallarnos plenamente de acuerdo los unos con los otros? Conviene evitar pedir lo que particularizaría cierto asunto o problema, pero sobre el cual nuestros hermanos no estarían de acuerdo. Qué hermoso ejemplo nos ofrecen los cristianos de Hechos 4:23 y 24 cuando Pedro y Juan libertados vienen a los "suyos" contando todo lo que de parte de los príncipes de los sacer­dotes judíos les había sido dicho: "ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios...". No existen allí pensamientos divergen­tes, ellos no oran para que Dios les evite sufrimientos, ni oran otros para que los apóstoles no caigan en manos de los jefes del pueblo judío. La unanimidad preside todo y a una voz - "una misma voz" - piden a Dios por una sola y misma cosa: "concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra." (Hechos 4: 29-30).

 

El versículo 31 nos dice cuál fue la respuesta de Dios a tal oración eleva­da 'unánimemente'.

 

No pensamos que haya necesidad de desarrollar el tema. Los pa­sajes citados son, con toda certidumbre, suficientes para ejercitar los corazones y las conciencias.

 

¡Quiera Dios operar por medio de los tales a fin de producir en nosotros frutos para Su gloria y también para la bendición de Su tes­timonio!

 

"Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos igual­mente en uno... allí envía Jehová bendición, y vida eterna." (Salmo 133 - RVR1909).

 

Paul Fuzier

 

Revista "VIDA CRISTIANA", Año 1960, No. 44.-

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