Revista VIDA CRISTIANA (1961 a 1969)


Revista VIDA CRISTIANA (1961 a 1969)

EL TRASLADO DEL ARCA (J. N. Darby)

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EL TRASLADO DEL ARCA

 

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60).-

 

 

2 Samuel 6.

 

 

Dios nos ha dado la historia de su pueblo Israel, tanto cuando esta responde para bien como para mal. En esta historia se halla la conducta de la fe en tantas circunstancias como son posibles. En tiempos de Saúl hallamos una mezcla particular: Saúl no es precisa­mente quien representa el orden de Dios; era el pueblo quien había querido obrar como las naciones vecinas y tener un rey; por lo cual Saúl fue cortado de delante de Dios. Era reconocido por la carne y autorizado por Dios, pero fue un gran pecado el que le colocó como caudillo del pueblo (1 Samuel 8: 7-8). El mundo está dotado de cierto poder y cuando la Iglesia no sabe apoyarse en Dios y la fe le falta, quiere fortalecerse conformándose en su organización y en las cosas que son la fuerza del mundo. Saúl ha tenido éxito en varias ocasiones al derrotar los enemigos de Dios. La Iglesia, a pesar de sus miserias, consigue también éxitos contra los enemigos del Señor (1 Samuel 14:47); y sin embargo, el conjunto del pueblo es recha­zado por Dios, aunque exista un remanente en Israel, como vemos en el caso de Jonathan.

 

La historia de David, el cual era un hombre según el corazón de Dios, nos muestra cuál es la conducta de la fe. Antes de emprender cualquier acción, siempre busca cual es la voluntad de Dios. Cuando fue rey, cayó e hizo su propia voluntad, pero antes de serlo se apoyaba en Dios y el poder de Dios obraba en él a menudo sin que nadie lo supiera, tal como en el caso en que mató al oso y al león. Cuando se halla ante Goliat, no teme al gigante; le contempla co­mo a uno del mundo, tal como es, sin el apoyo de Dios. En Goliat no ve otra cosa que un enemigo de Dios y le ataca por la fe, pues es por ella que combate por el Señor y es por ella que el Señor es por él. Saúl siente celos y quiere matar a David. Este, perseguido y acorralado, exceptuando lo concerniente a Siclag, siempre actuó ha­biendo consultado previamente al Señor.

 

En su rechazamiento no tiene otra compañía que personas vaga­bundas, pero en su gloria también están con él y cerca de él. Asi­mismo sucede con la Iglesia; se compone de personas menosprecia­das, pero en la gloria estará con el Señor Jesús.

 

Durante el tiempo de la persecución de David, el arca no estaba en su lugar. Tomada por los filisteos, los cuales la pusieron en el templo de Dagón, Dios, a pesar de la iniquidad de su pueblo, hizo allí valer Sus derechos. En la impotencia de Israel, muestra Su propio poder, derriba a Dagón, atormenta a los filisteos y los cons­triñe a devolver el arca. Después de la muerte de Saúl, David quiere tener el arca en su casa. ¡Deseo santo! Quiere tener a Dios cerca de él, y él mismo estar cerca de Dios. Desgraciadamente David arre­gla las cosas desde el punto de vista de la sabiduría humana. Esto Dios lo tolera en los Filisteos, pero no en aquellos que tienen la reve­lación de Su mente (2 Samuel 6: 1-7) y la consecuencia es que Uza, cae muerto. Este obró como si Dios no supiera o no pudiera guardarse a Sí mismo; en cierta medida obró como los discípulos, cuando Jesús dormía durante la tempestad.

 

David, en lugar de inquirir cerca del Señor, del error que había tenido, y de reconocer que solo los Levitas pueden tocar el Arca, tiene miedo. Es el caso de la carne; ella siempre tiene miedo de la presencia de Dios. El rey hace dejar el Arca en la casa de Obed-edom, y Dios bendice la casa de éste.

 

Vemos en 1 Crónicas 15, que David reconoce su falta y se­guidamente hace transportar el Arca, no sobre un carro nuevo como los filisteos hicieron (1 Samuel 6:7) sino por los Levitas, esos pri­mogénitos de Israel, tipo del verdadero pueblo de Dios. Es entonces cuando David lleno de gozo conduce el Arca al tabernáculo que preparó para ella. En espera que otro le edifique templo, David obra con fidelidad, no teniendo en vista otra cosa que el mismo Señor, por lo cual viene a ser menospreciado por la hija de Saúl. Pablo decía: "si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros." (2 Corintios 5:13). El mundo menosprecia lo que hacemos únicamente por Dios.

 

Mas David obraba ante el Señor y solo para Él; esto es la sola cosa que le preocupa. Así no tiene ninguna consecuencia; está ocu­pado de la gloria de Dios y decidido a llevar el menosprecio resul­tante de todo ello. ¡Cuán bella es esta preocupación de gozo y con­sagración íntegra ante el Señor y esta determinación firme y posi­tiva de obrar aun hasta el fin, en la certidumbre de que Dios lo ha escogido a él, en lugar de Saúl!

 

Es de toda importancia dar por supuesto que uno es menospreciable a los ojos del mundo; toda la prudencia y consideración humanas, no son sino pecado. Dios debe ser nuestro solo objeto y preocupa­ción.

 

Si la fe había conducido a David a ocupar el rango principal, era con el objeto de manifestarlo a él como el más menospreciado entre el pueblo. Ahora bien, este es el verdadero medio de ser honrado de Dios, mien­tras que el juicio de Dios viene sobre Mical (2 Samuel 6:23). ¡Dios es la fuerza y el poder de quienes se apoyan únicamente en El!

 

J. N. Darby

 

Revista "VIDA CRISTIANA", Año 1961, No. 50.-

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