ENSEÑANZAS TÍPICAS DEL LIBRO DEL ÉXODO (Edward Dennett)

21.- LAS CORTINAS DEL TABERNÁCULO (Éxodo 26:1-14)

ÍNDICE DEL CONTENIDO
ÉXODO 1
ÉXODO 2
ÉXODO 3 Y 4
ÉXODO 5 Y 6
ÉXODO 7 - 11
ÉXODO 12
ÉXODO 13
ÉXODO 14
ÉXODO 15:1-21
ÉXODO 15:22-27
ÉXODO 16
ÉXODO 17
ÉXODO 18
ÉXODO 19 y 20
ÉXODO 21 - 23
ÉXODO 24
ÉXODO 25:1-9
ÉXODO 25:10-22
ÉXODO 25:23-30
ÉXODO 25:31-40
ÉXODO 26:1-14
ÉXODO 26:15-30
ÉXODO 26:31-37
ÉXODO 27:1-8
ÉXODO 27:9-19
ÉXODO 28
ÉXODO 29:1-35
ÉXODO 29:38-46
ÉXODO 30:1-10
ÉXODO 30:11-16
ÉXODO 30:17-21
ÉXODO 30:22-38
ÉXODO 31
ÉXODO 32-34
ÉXODO 35-40

 

LAS CORTINAS DEL TABERNÁCULO

 

 

Éxodo 26: 1-14

 

 

Enseñanzas Típicas del Libro del Éxodo

Edward Dennett

 

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y  han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:

 

BTX = Biblia Textual, © 1999 por Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc.

LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.

RVR1909 = Versión Reina-Valera Revisión 1909 (con permiso de Trinitarian Bible Society, London, England).

RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano)

 

 

El último capítulo considerado finaliza con una intimación a obedecer. Los pensamientos, o designios, del hombre no deben tener lugar alguno en la casa de Dios. Su autoridad debe ser respetada y reconocida allí como suprema. Este es un principio de la mayor importancia; y, por consiguiente, es afirmado una y otra vez en el curso de estas comunicaciones. Habiendo recordado a Moisés que el modelo que se le mostró en el monte debe tenerse siempre a la vista, Jehová procede a instruirle con respecto a la composición, tamaño, etc., de las cortinas que habían de formar el tabernáculo, la tienda, y sus cubiertas.

 

"Harás al Tabernáculo diez cortinas de lino torcido y azul, púrpura y carmesí. Las harás con querubines, obra de hábil diseñador. La longitud de cada cortina será de veintiocho codos y su anchura de cuatro codos, una misma medida para todas las cortinas. Cinco cortinas estarán unidas una a otra, y las otras cinco cortinas unidas una a otra. Harás presillas de tejido azul en la orilla de cada cortina, al final de la serie, y lo mismo harás en la orilla de la última cortina en la segunda serie. Harás cincuenta presillas en la primera cortina, y cincuenta presillas en el borde de la cortina que está en la segunda serie. Las presillas estarán contrapuestas unas a otras. Harás cincuenta corchetes de oro, y unirás las cortinas la una con la otra por medio de los corchetes, y el Tabernáculo será uno."

"También harás cortinas de pelo de cabra a modo de tienda sobre el Tabernáculo: Once cortinas harás. La longitud de cada cortina, treinta codos, y la anchura de cada cortina, cuatro codos. Una sola medida para las once cortinas. Unirás aparte cinco cortinas, y separadamente otras seis cortinas, y la sexta cortina doblarás en la parte frontal de la Tienda. Harás cincuenta presillas en la orilla de la cortina, en la última de la serie, y cincuenta presillas en la orilla de la segunda cortina en la segunda serie. También harás cincuenta corchetes de bronce, y meterás los corchetes por las presillas y unirás la Tienda, y será una sola. El sobrante de las cortinas de la Tienda, la mitad sobrante de la cortina, colgará por la parte posterior del Tabernáculo. El codo sobrante de una parte y el codo de la otra, que sobra en la longitud de las cortinas de la Tienda, colgará a los lados del Tabernáculo, a uno y otro lado para cubrirlo. Harás también a la Tienda un cobertor de pieles de carneros teñidas de rojo, y por encima un cobertor de pieles de tejones." (Éxodo 26: 1-14; BTX).

 

Se puede ver que hay cuatro juegos de cortinas. El primero es llamado el "Tabernáculo" (versículos 1 al 6); el segundo —las que estaban hechas de pelo de cabra— es llamado "la cubierta" (o "La Tienda" – BTX); y los dos restantes son llamados sencillamente  'cobertores' o 'cubiertas'. Tres términos (y es así igualmente en el original) se aplican a los cuatro juegos de cortinas; por ejemplo, "el tabernáculo" al más interior de todos los juegos, "la tienda" al segundo; y 'cobertores' o 'cubiertas' a los dos más externos —al juego que estaba hechos de pieles de carnero teñidas de rojo, y al de pieles de tejones.

 

(1) Siguiendo el orden de la Escritura, el juego interior —el tabernáculo— puede ser considerado en primer lugar. Estas cortinas están hechas de cuatro materiales —lino torcido, azul, púrpura y carmesí. Además de esto, había querubines bordados sobre ellas. Su enseñanza típica radica en estos materiales. El lino torcido es un símbolo de pureza inmaculada. Los sacerdotes fueron vestidos con él por esta razón (Éxodo 28: 39-43); y en el gran día de la expiación, Aarón se vestía con este material (Levítico 16:4) para que pudiese tipificar la pureza absoluta de la naturaleza de Aquel de quien él no era más que la sombra. En el Nuevo Testamento se habla del lino fino como siendo "las acciones justas de los santos." (Apocalipsis 19:8). El azul es siempre un símbolo de lo que es celestial —el color mismo señalando inequívocamente a esta significancia. La púrpura es emblemática de la realeza Gentil. El evangelio de Juan, por ejemplo, registra que cuando los soldados, con violenta brutalidad, se burlaban de las afirmaciones de Jesús acerca de ser Él el Rey, colocan sobre Él un manto de púrpura (Juan 19:2). El carmesí (o escarlata) expone la gloria humana, y puede ser, a la vez, la realeza Judía. David habla así a Saúl por haber vestido a las hijas de Israel con escarlatas con otros deleites (2º. Samuel 1:24) —como expresando la dignidad que había puesto sobre ellas; y en el evangelio de Mateo, donde Cristo es presentado especialmente como el Mesías, se habla de Él como habiendo sido vestido por los soldados con un manto de escarlata, antes de que hincasen sus rodillas escarnecedoras delante de Él, y clamasen, "¡Salve, Rey de los judíos!" (Mateo 27: 28, 29). Aplicando todo esto a Cristo, el significado es de lo más sorprendente. Presenta a Cristo en la pureza absoluta de Su naturaleza, Cristo en Su carácter celestial, Cristo como Rey de Israel (y, como Rey de Israel, investido con toda gloria humana), y, en último lugar, Cristo reinando también sobre los Gentiles. Los dos últimos rasgos se coligan, porque cuando Cristo se sentará sobre el trono de Su padre David, será el período de Su soberanía mundial, cuando todos los reyes se postrarán delante de Él, y todas las naciones Le servirán (Salmo 72:11). Se trata, por tanto, de Cristo como Él fue como Hombre en este mundo, y de Cristo como será en la futura exhibición de Su gloria en este mundo, como Hijo de David, y como Hijo del Hombre. Pero hay otra cosa. Había querubines bordados sobre estas cortinas. Se ha explicado que los querubines significan autoridad judicial. Esto presenta una representación adicional de Cristo —de Cristo como teniendo también autoridad para ejecutar juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. (Juan 5:27). Es, de este modo, una exhibición plena de lo que Cristo era esencialmente como Hombre, y de Sus glorias y dignidades relacionadas con la tierra. ¡Bienaventurados quienes, una vez admitidos en el ejercicio de su cargo sacerdotal dentro del recinto del lugar santo, tuvieron el privilegio de contemplar estas variadas muestras de las excelencias y glorias del Cristo de Dios!

 

Las dimensiones de las cortinas no son sin significado. "La longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de la misma cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida." (Éxodo 26:2). Ahora bien, 28 = 7 x 4; y por consiguiente, la longitud corresponde a siete veces cuatro; es decir, 28 dividido por 4 = 7. Siete y cuatro son así números característicos. Siete es el número perfecto, siendo absolutamente indivisible excepto por sí mismo, y es el número primo más alto; y cuatro es el número de plenitud en la tierra —como se ve, por ejemplo, en los cuatro confines de la tierra, los cuatro vientos, el cuadrado, los cuatro evangelios, etc. Las dimensiones de las cortinas denotarán, entonces, la perfección exhibida en plenitud en la tierra; y un significado tal sólo podía ser aplicado a la vida de nuestro bendito Señor. Las cortinas del tabernáculo, por consiguiente, hablan del despliegue completo de Sus perfecciones como Hombre cuando estuvo atravesando esta escena.

 

Tenemos, a continuación, su arreglo y el número de ellas. Cinco cortinas estaban "unidas una a otra" (Éxodo 26:3 – BTX), de modo que había dos juegos de cinco —así como había diez en total. Diez es el número de la responsabilidad hacia Dios, como, por ejemplo, en los diez mandamientos (véase también Éxodo 30:13, etc.), y cinco es responsabilidad hacia el hombre. (Véase Génesis 47:24; Números 5:7, etc.). Se nos enseña, así, que Cristo como Hombre cumplió con toda Su responsabilidad tanto hacia Dios como hacia el hombre, que Él amaba a Dios con todo Su corazón, y a Su prójimo como a Sí mismo —y en cuanto a esto, sabemos, incluso infinitamente más allá. Y Él era el Único mediante el cual estas responsabilidades fueron plena y perfectamente cumplidas.

 

Después, las presillas (o lazadas) tienen igualmente algo que decir. Había cincuenta lazadas de azul y cincuenta corchetes de oro, mediante los cuales se enlazaban una a otra. Recordando que el azul es el color celestial, y que oro es el divino, y que los dos números de diez y cinco, que ya han sido explicados, entran en la composición de las cincuenta lazadas, aprendemos que el carácter celestial y divino de nuestro bendito Señor aseguraba el ajuste perfecto de Su doble responsabilidad como Hombre, hacia Dios y hacia el hombre; o que ellas estaban perfectamente unidas por Su energía divina y celestial. Se advierte al lector que estos significados son sugerencias, pero sugerencias que son dignas de devota consideración a la luz de la Escritura y que, si son examinadas en la presencia de Dios, no pueden dejar de ser tanto interesantes como provechosas.

 

(2) Las cortinas de pelo de cabra. Estas vienen junto a, e inmediatamente por encima de, aquellas a las cuales se las denomina 'el Tabernáculo', y formaban la tienda. Esta cubierta señala también a Cristo —«A Su pureza positiva, o más bien a esa severidad de separación del mal que Le rodeaba, lo que Le dio el carácter de profeta –severidad, no en Sus modos de obrar hacia los pobres pecadores, sino en separación de los pecadores, la intransigencia en cuanto al compromiso, en cuanto a Sí mismo, que Le mantuvo aparte y Le dio Su autoridad moral, el vestido de pelo que distinguía al profeta.» Como confirmación de esta interpretación, Zacarías dice, "Y sucederá en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más vestirán el manto velloso para mentir," etc. (Zacarías 13:4; compárese con Mateo 3:4). Las dimensiones de estas cortinas difieren de las de las cortinas del tabernáculo del mismo ancho, ellas eran dos codos más largas —treinta codos en vez de veintiocho —y había una cortina más. Mientras nos vemos incapacitados para sugerir algún valor típico a los números, la razón por su mayor tamaño es, con todo, evidente. Debían sobrepasar los extremos del tabernáculo, en todos lados, de modo de proteger completamente las cortinas del mismo. "El sobrante de las cortinas de la Tienda (es decir, las cortinas de pelo de cabra), la mitad sobrante de la cortina, colgará por la parte posterior del Tabernáculo. El codo sobrante de una parte y el codo de la otra, que sobra en la longitud de las cortinas de la Tienda, colgará a los lados del Tabernáculo, a uno y otro lado para cubrirlo." (Éxodo 26: 12, 13 – BTX). El significado será, entonces, que Cristo en todo lo que Él era, simbolizado por las cortinas interiores, era guardado del mal por esa separación perfecta que brotaba de Su pureza positiva y absoluta. Él pudo, por tanto, desafiar a Sus adversarios con las palabras, "¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?" (Juan 8:46). Sí, Él pudo decir a los Suyos, "viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí." (Juan 14:30). Fue tan completa Su separación moral de todo mal que pudo tocar aun al leproso y no contaminarse.

Los corchetes de las cortinas eran de bronce en lugar de oro. El color de las presillas (o lazadas) no se menciona. El bronce, en esta conexión, parecería significar la justicia divina, no, como se ve en el oro, según lo que Dios es en Sí mismo, sino como poniendo a prueba al hombre en responsabilidad. Esto se mostrará más plenamente cuando llegue el momento en que el altar de bronce (o de metal) será considerado. La pertinencia de esta significancia en relación con las cortinas de pelo de cabra se comprenderá de inmediato. Trae ante nosotros a Cristo como separado moralmente de los pecadores, pero probado por la justicia divina en Su senda a través de toda Su estadía terrenal —y probado, apenas hace falta añadir, sólo con el resultado del descubrimiento de que Él respondió perfectamente a cada una de sus demandas.

 

(3) Sobre la "tienda" —es decir, las cortinas de pelo de cara—había dos cobertores (o cubiertas); primero, uno de pieles de carnero teñidas de rojo, y luego otra de pieles de tejones. El carnero fue escogido como la ofrenda de consagración en relación con el apartamiento de los sacerdotes a su cargo. Es llamado el "carnero de las consagraciones" (Éxodo 29:27). El teñido rojo señalará, muy evidentemente, a la muerte. El significado es, por tanto, entera consagración, devoción hasta la muerte; y ¿dónde se vio jamás eso en su perfección excepto en Aquel que se humilló, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz?

Las pieles de tejones son un emblema de esa santa vigilancia exhibida en Su andar y Sus modos de obrar, que Le preservaron de todo mal. De Jerusalén se dice haber sido 'calzada de tejón' (Ezequiel 16:10), la provisión que Jehová había hecho para protegerla del mal en su andar. La vigilancia simbolizada así es expresada a menudo en los Salmos: "por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor." (Salmo 17:4 – RVR1909); y otra vez, "En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti." (Salmo 119:11 – LBLA). Las cubiertas, por tanto, proclaman igualmente la perfección de Aquel a quien ellas tipifican. Al mismo tiempo, no se debe olvidar que los rasgos que ellas retratan deberían ser vistos en cada creyente. Ya que Él es nuestro ejemplo en todo lo que Cristo fue en Su andar a través del mundo. Si, por consiguiente, admiramos las perfecciones y excelencias que fueron exhibidas en Él, debemos recordar que Él es colocado ante nosotros como el estándar de nuestra responsabilidad.

 

"Mi Salvador, guarda mi espíritu firme,

Siguiéndote atentamente,

Hasta que revestido de ropas blancas,

En gloria yo vea Tu faz."

 

Si por un momento se supone que el Tabernáculo está completo, se verá que las pieles de tejones sólo se encontraban con la mirada exterior. Pero el sacerdote, que gozaba del privilegio de entrar en el lugar santo, veía la belleza plena del lino fino torcido, el azul, la púrpura, y el carmesí, y los querubines bordados. Se trataba de Cristo afuera y de Cristo adentro, tal como era visto por el ojo natural —no descubriendo hermosura alguna en Él como para desearle; y se trataba de Cristo adentro tal como era visto por el ojo abierto por el Espíritu de Dios; Cristo, por tanto, como Aquel que "sobresale entre diez mil" (Cantares 5:10 – RVA), y como "todo él, deseable." (Cantares 5:16 – LBLA).

 

Edward Dennett

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Noviembre 2012.-

Título original en inglés:
TYPICAL TEACHINGS OF EXODUS - The Curtains of the Tabernacle (Exodus 26: 1-14) ,
by Edward Dennett
Traducido con permiso

Versión Inglesa
Versión Inglesa

ir a la página principal de COMENTARIOS DE LOS LIBROS DE LA SANTA BIBLIA

ir a la página principal de EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD